_
_
_
_

Taylor Swift aborda sus trastornos alimenticios y su depresión en su confesional último vídeo, ‘Anti-hero’

En el videoclip de ‘Antihero'(el primero de su nuevo álbum, ‘Midnights’ ) la artista confiesa los diversos problemas e inseguridades que le ha creado su exposición mediática.

cover-tay
youtube

“Escrito y dirigido por Taylor Swift” puede ser solo un crédito al principio de un vídeo o el título del relato que resume cada paso que la de Pensilvania ha dado para convertirse en dueña de su propia historia. Apareció en el vídeo de la versión extendida de All Too Well -incluida en la regrabación de Red– y aparece en el de Anti-hero, el primer single de Midnights, su décimo álbum de estudio presentado la pasada madrugada. Cuando anunció el lanzamiento hace dos meses, Swift aseguró que era “una colección de música escrita en plena noche, un viaje a través de terrores y dulces sueños”. Con Anti-hero ha empezado por la primera categoría. “Creo que no había profundizado en mis inseguridades con tanto detalle antes”, afirmaba en uno de los vídeos compartidos en sus redes sociales antes del estreno. “No quiero sonar demasiado oscura, pero lucho con la idea de no sentirme como una persona”. La melodía pop de la canción no es en absoluto tenebrosa, pero en la letra aparecen todos sus demonios, empezando por ella misma.

“Soy yo. Hola. El problema soy yo”, espeta una Swift a otra en un videoclip en el que habla de odio a uno mismo y llama a las cosas por su nombre, a pesar de haber demostrado que sabe hacer buen uso de las metáforas. “Gorda” puede leerse en la báscula a la que le obliga a subirse su némesis, que luce unos shorts muy parecidos a los que la artista llevó en las giras durante las que confesó haber padecido desórdenes alimenticios en el documental de Netflix Miss Americana de 2020. “No es muy bueno para mí ver fotos de mí misma cada día”, comentaba tras contar que, si en esas imágenes se veía demasiado grande o escuchaba algún comentario sobre su talla, “simplemente dejaba de comer”. Había hablado de episodios complicados, “épocas bajas” o “malos momentos”. Hasta ahora no se había referido a ellos como “depresión”.

En el vídeo de cinco minutos hay referencias al pánico que le produce que su estrella sea más grande que ella (al estilo de Alicia en el País de las Maravillas), la idea de que su personaje público acabe con su vida privada (Swift mantiene una discreta relación con el actor Joe Alwyn, que también colabora en el disco, desde hace al menos cinco años), al momento de 2016 en el que pensó que se había acabado su carrera por el conflicto que tuvo con Kanye West y Kim Kardashian (tras la reconciliación por el suceso de la noche de 2009 en que el rapero le quitó el micrófono en una entrega de premios para decir que el galardón se lo merecía Beyoncé, la pareja y la artista tuvieron un desencuentro mediático sobre si la segunda había dado permiso o no a West para incluir la frase “Creo que Taylor y yo todavía podemos tener sexo. Hice a esa zorra famosa” en una de sus canciones) o el castigo que sufrió por parte de muchos segudores republicanos por haberse posicionado políticamente por primera vez y hacerlo en contra de Donald Trump. Después nos invita a su propio funeral, en el que sus hijos, interpretados por los actores Mary Elizabeth Ellis (It’s Always Sunny in Philadelphia) y John Early (30 Rock); y el cómico Mike Birbiglia solo se disgustan al descubrir que la mayor parte de sus bienes van a parar a las patas de sus gatos.

¿Cómo lidia con esas inseguridades y pensamientos intrusivos? Entre unas escenas y otras hace uso (y a veces abuso) del alcohol, al que la vemos recurrir para soltarse, para olvidar o para dejar de escucharse. Se quita así de encima el sambenito de modelo a seguir de una vez por todas, aunque en esta historia hay una moraleja: la paz con uno mismo pasa por aceptar y entender cada una de nuestras versiones (en el caso de Swift, etapas que acaban convirtiéndose en discos), por muy poco simpáticas que nos resulten.

Para los no iniciados Taylor Swift todavía es una estrella adolescente del country. Demasiado rubia, demasiado alta, demasiado parecida a la idea del cliché de perfección americano. Para sus fans, es algo parecido a su mejor amiga. Alguien a quien escuchar en los días buenos, malos y regulares. La diferencia entre la primera percepción y la segunda está en sus canciones, en las que seas de donde seas y vengas de donde vengas, es fácil encontrarse.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_