Ocho lecciones de vida que nos enseñó Frida Kahlo
Cuando la exposición Frida Kahlo’s Wardrobe está a punto de inaugurarse en el Victoria and Albert de Londres y se acaba de publicar el libro Efecto Frida, repasar sus enseñanzas vitales se antoja más pertinente que nunca.
«Es el rostro más conocido de la cultura popular durante los últimos cien años, junto al Che Guevara y a Marilyn Monroe». Susana M. Vidal, autora de Efecto Frida (Espasa), describe así a la celebrada artista mexicana. Después de analizar su legado como icono de moda en Frida Kahlo: Fashion as the art of being, la española presenta una segunda publicación sobre la figura de la pintora: una lectura que repasa su biografía y analiza su influencia a través de ocho lecciones de vida que aprendimos de ella. «Frida representa un sinfín de personalidades y situaciones aglutinadas en una sola dosis, con las que se sienten identificadas multitud de personas, y sobre todo de mujeres. Por eso la portada del libro no tiene rostro, para que cada una de nosotras podamos vernos reflejadas en ella», reflexiona la autora a S Moda.
Más de 60 años después de su muerte, Kahlo sigue generando una admiración sin parangón. La Tate Modern de Londres la definió como «la artista femenina más famosa de la historia» y los homenajes a su figura no dejan de sucederse. Esta temporada, por ejemplo, la firma Stradivarius lanzó una colección de camisetas con su rostro estampado y Lladró ha creado una escultura que recrea su busto. Cuando la exposición Frida Kahlo’s Wardrobe está a punto de inaugurarse en el Victoria and Albert de Londres (del 16 de junio al 4 de noviembre) y Google Arts & Culture acaba de estrenar la muestra virtual Caras de Frida (una colección de más de 800 piezas), repasar las lecciones vitales que nos enseñó se antoja más pertinente que nunca:
1. La feminidad y el feminismo son compatibles
«Nos ha costado algunas décadas entender algo que Frida puso en práctica toda su vida: celebró su esencia más femenina desde su feminismo más existencialista. Hoy entendemos, gracias a ella –entre otras–, que el feminismo y la feminidad se complementan y potencian mutuamente», cuenta a S Moda la autora del libro. Tal y como explica en el primer capítulo, la mexicana «defendió su espacio artístico frente a su avasallador y exitoso marido», «vivió su bisexualidad sin culpa y su relación matrimonial en libertad» y «se resistió a presentarse como sumisa y dulce». Potenciaba sus rasgos masculinos (exagerando cejas y bigote) al tiempo que hacía alarde de su feminidad a través de sus vestidos y joyas o su larga melena adornada con flores. Fue una de las primeras en demostrar que feminismo y feminidad no son términos excluyentes: el estereotipo de feminista con pelo corto y sin depilar hace tiempo que pasó a mejor vida.
2. El dolor es inevitable; el sufrimiento, opcional
Espina bífida, poliomelitis, varios abortos, amputación de una pierna debido a la gangrena… «Cuesta comprender cómo la hija de un fotógrafo judío-alemán, de clase media baja, y una madre hispano indígena de religión católica se convirtió entre tanto sufrimiento físico y adversidades en una pintora célebre, comunista, promiscua, adicta a los narcóticos y quizá suicida», reflexiona M. Vidal en el libro. A pesar de sus múltiples problemas de salud y del fatal accidente que sufrió a los dieciocho años, Kahlo consiguió traducir el dolor en algo bello. De hecho, empezó a pintar para matar el tiempo mientras estaba en cama. Su famosa frase: «Pies para qué os quiero si tengo alas para volar», resume muy bien su concepción de la vida y cómo no perdió la esperanza a pesar de las más de treinta operaciones que llevaba a sus espaldas.
3. Tu historia es tu marca
«Frida es una de las mujeres más aclamadas e imitadas de los últimos cien años». Además de por su obra, por su personalidad. Para entender y valorar sus cuadros es necesario conocer su biografía y saber el significado que esconden detrás. A pesar de que sus coetáneos criticaban el mal gusto de pintar sobre la enfermedad y la muerte, en los 80 su obra fue revalorizándose y en 1990 se convirtió en la primera artista latinoamericana por cuya obra se llegó a pagar más de un millón de dólares. En mayo de 2016, su cuadro Dos desnudos en el bosque se vendió por ocho. Ella misma cambió su biografía para convertirse en mito: alteró su fecha de nacimiento, suprimió la ‘e’ de su nombre para que sonara menos extranjero y se retrató como indígena aunque jamás había vivido como tal. Su reivindicativa estética también parecía pensada para pasar a formar parte de camisetas y merchandising. «Tan absurdo y fugaz es nuestro paso por el mundo, que solo me deja tranquila el saber que he sido auténtica, que he logrado ser lo más parecida a mí misma», escribió.
4. La moda es terapéutica
Cuanto más frágil era su salud, más cuidaba y recargaba sus estilismos. «Sentía que moría menos si se arreglaba más. Y al final de su vida, se vestía cada día como para acudir a una fiesta», cuenta la autora de Efecto Frida. Su estética evolucionaba con ella y reflejaba cada etapa: dibujó un feto en su corsé para reflejar su dolor al no poder ser madre, se cortó el pelo como signo de rebeldía tras la infidelidad de su marido con su propia hermana, se dejó crecer el entrecejo y el bigote como símbolo feminista contra el machismo de la sociedad…. Supo lanzar un mensaje al mundo a través de su apariencia sin tener que hablar. «Hoy Frida sería una it girl. Una pintora mediática con una legión de seguidores que amarían apasionados sus cambios de vestimenta […] sin duda, tendría millones de incondicionales en las redes sociales», afirma M. Vidal en el cuarto capítulo. Infinitos diseñadores y revistas han revisitado su imagen una y otra vez.
5. La lealtad no es fidelidad
Su matrimonio con Diego Rivera fue muy tormentoso. Se engañaban mutuamente y hasta llegaron a divorciarse para volver a casarse después. «A pesar de ello, Frida fue su compañera inseparable: durante más de veinticinco años ejerció de esposa, amante, colega, hermana, amiga y madre». Ambos tenían una sed inagotable de sexo y Frida buscaba calmar su dolor físico y mental a través del placer acostándose con hombres y mujeres. Sabían que se engañaban mutuamente pero Kahlo no pudo perdonarle que la traicionara con su propia hermana. En la película en la que Salma Hayek interpreta a Frida se refleja muy bien en la escena en la que se comprometen. Diego le pide matrimonio a Frida y añade: «Pero no te ofrezco fidelidad», a lo que ella responde: «Prefiero tu lealtad».
6. Los defectos pueden ser bellos
Destacó sus defectos para reivindicar la belleza de lo imperfecto y potenció todo aquello de su físico que la hacía ser diferente y auténtica. «La belleza y la fealdad son un espejismo. Todos terminan viendo nuestro interior», escribió la pintora. Antes de que muchas celebrities hicieran gala de sus axilas sin depilar como reivindicación feminista o de que Lana del Rey y otras artistas decoraran sus melenas con coronas florales, Kahlo ya lo había hecho primero.
7. La muerte no existe (si logras ser eterna)
«Por eso la muerte es tan magnífica, porque no existe. Porque solo muere aquel que no vivió. Porque sigue viviendo quien después de muerto produce en los que le continúan sensaciones nuevas, anhelos y deseos», escribió la artista. Frida logró convertirse en un ser eterno a través de su obra. También su estilo y su personalidad siguen provocando una fuerte atracción, casi una adoración religiosa, en todo el mundo. Numerosas estrellas actuales como Madonna, Salma Hayek o Patti Smith han expresado su admiración por ella en numerosas entrevistas.
8. Sé tu propia musa
Frida protagoniza la mitad de sus cuadros: herida, coja, casa, niña… así hasta cincuenta y cinco autorretratos. Fue algo así como «la inventora del selfie» y compartió su imagen incansablemente para sentirse menos sola. También posó como modelo en las que se podrían considerar como unas de las primeras fotografías de moda. Concluye M. Vidal: «Frida Kahlo deseó dejarse a sí misma como el mejor legado para que la historia la resucitara y le devolviera la gloria que la vida le arrebató». Y lo logró.
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