Cómo Olivia Wilde conoció a Jason Sudeikis (y por qué no debería haber aclarado que no le fue infiel con Harry Styles)
Repasamos la historia de una relación que, tras una fachada de perfección, parecía esconder una toxicidad que no se ha hecho evidente hasta su accidentado final.
Aunque seguramente la procesión va por dentro, resulta admirable la fuerza de voluntad de Olivia Wilde a la hora de seguir promocionando y defendiendo su película en medio de una tormenta mediática que continúa obligándola a hablar de sus relaciones personales y las de su equipo.
En una entrevista de hace solo unos días a la revista Vanity Fair, la actriz y directora volvió a ser clara: “Ninguna campaña de intimidación en internet podrá hacerme cuestionar mi fe en una película creada por un maravilloso grupo de personas brillantes. Trabajamos demasiado duro y pasamos por demasiadas cosas juntos como para descarrilar ahora por algo que realmente no tiene nada que ver con el cine”, declaró.
Pero lo cierto es que también en esa extensa entrevista tuvo tiempo y ganas de hablar de su ruptura con Sudeikis. Wilde volvió a desmentir de forma contundente los rumores de que su actual relación con el cantante Harry Styles, protagonista masculino del film, hubiera empezado antes de romper con el padre de sus hijos. “Los rumores de mierda de que dejé a Jason por Harry son completamente inciertos”, afirmó en Vanity con un tono que denota lo encantada que está de hablar del tema. “Hacía tiempo que lo habíamos dejado cuando conocí a Harry”, aclaró.
“Como cualquier relación que se termina, no ocurrió de la noche a la mañana”, continuó la actriz y directora. “Desafortunadamente, Jason y yo hemos recorrido un camino muy accidentado y disolvimos oficialmente la relación más o menos al inicio de la pandemia”.
La pareja, que nunca llegó a casarse, decidió separarse, según Wilde, cuando vivir juntos empezó a no ser beneficioso para sus hijos. Fue el fin de una unión que había empezado muchos años antes, en 2011, en una fiesta del final de la temporada de Saturday Night Live, el programa de televisión en el que por entonces trabajaba el cómico.
Resulta un poco incómodo, como rebuscar entre los recuerdos de alguien que ya no está, repasar desde el presente los relatos que tanto Wilde como Sudeikis hicieron del momento en el que se conocieron. A ella le atrajo lo bien que él bailaba y él se mostró un poco distante. En un momento de la fiesta, intercambiaron unas palabras: “Sea lo que sea que estás buscando, no lo necesitas”, le dijo él, lo que resulta un poco enigmático. Quizá el actor estaba leyendo en esos momentos algún libro de temática zen, pero ese dato nunca ha sido revelado. Poco más contacto tuvieron aquel día. Él se volvió a sumergir en la fiesta y ella se fue a casa sin ni siquiera haberle dado su número.
Resulta llamativo que el relato de la relación pueda seguirse prácticamente a través de las entrevistas que Wilde fue concediendo a lo largo de los años a diferentes medios. Sudeikis nunca se prodigó tanto sobre el tema o, quizá, es que no le preguntaban.
Durante los meses siguientes fueron buscándose el uno al otro sin acabar de encontrarse. Imaginamos que hubo tiempo para chequearse mutuamente las redes sociales y preguntar por ahí sobre el otro, seguramente de una forma no muy diferente a como lo hacemos el resto de los mortales. Más o menos seis meses después de aquél primer encuentro en Nueva York, un amigo común, inspirado por Olivia, le pasó a Jason su teléfono y le dijo: “Úsalo”.
Para sorpresa de ella, él todavía dejó pasar un mes hasta que decidió escribirle, algo a lo que definitivamente la actriz neoyorquina no debía de estar muy acostumbrada. En una entrevista con Stephen Colbert en 2017, Sudeikis se excusó alegando que pensaba que ella estaba viendo a otra persona y no quería molestar, además estaba muy ocupado y cuando dejó de estarlo, decidió contactar.
Esta actitud de Jason le acabó creando muchas inseguridades a Olivia, que fue construyendo durante esos meses una imagen de Sudeikis como alguien inalcanzable, guapo, inteligentísimo… Le hizo dudar incluso, según contó ella misma, de que se sintiera atraído por ella físicamente. Vista con perspectiva, la actitud de él casi podría encajar en uno de esos artículos de “5 señales de que quizá no es tu hombre ideal”.
Finalmente quedaron y la cosa fue como la seda. Estuvieron hablando en un restaurante de Nueva York hasta la madrugada, aunque esa noche no se besaron. No lo hicieron hasta la cuarta cita. Él resultaba un poco distante, nunca tuvo una actitud de flirteo, “pero sincero y bueno”, recordó Wilde en una entrevista con Marie Claire. Poco a poco la relación fue evolucionando y en otra entrevista en octubre de 2012 en USA Today, Wilde reveló que estaban viviendo juntos.
Fue Wilde también la que contó la pedida de mano de Sudeikis en enero de 2013, que le regaló un enorme anillo de los años 20, y la que expresó sus ganas de ser mamá, ambas cosas en Marie Claire en abril de ese mismo año.
La actriz cumplió su deseo de tener hijos en 2014, cuando nació Otis Alexander Sudeikis, pero el tiempo fue pasando y los planes de boda retrasándose. Nunca han quedado muy claras las razones de esos retrasos, quizá la aparente perfección de la relación no era tal. Nunca lo sabremos. El caso es que en las entrevistas que la actriz seguía dando, afirmaba que no había prisa, que tener un hijo representaba un compromiso mucho mayor que pasar por el altar. Sonaba a excusa. “No siento presión por hacerlo, pero creo que sería divertido”, le contó a Glamour en 2014.
En 2016, las cosas seguían más o menos igual: “Estamos muy conectados. Antes de tener un hijo piensas que el matrimonio es el compromiso más importante. Una vez que lo tienes, es como ‘Oh, ya estamos bastante comprometidos y unidos”. Wilde seguía justificando el retraso de su matrimonio, esta vez en Net-a-Porter, pero, aunque sus argumentos resultaban bastante razonables, algo olía a chamusquina ahí dentro. Sobre todo teniendo en cuenta los silencios de su pareja.
“Estoy desesperada por tener más hijos”, le dijo Olivia a una reportera de People en abril de 2016. Ese mismo mes anunciaba su embarazo que nueve meses después haría llegar al mundo a su hija Daisy Josephine.
En 2017, y a pesar de no haber formalizado todavía su relación, estaba claro que los dos actores formaban una familia. Dos publicaciones de Instagram lo anunciaron a los cuatro vientos. Una todavía está disponible y es una foto de Elvis, el perrito que adoptaron. La otra se borró hace tiempo, pero en los pantallazos que se conservan de la misma, vemos a la pareja acurrucada y un texto en el que la actriz confiesa que seis años después sigue “coladita” por su eterno prometido.
Después de un largo silencio en lo relativo a la relación, durante la cual ella dio el salto a la dirección cinematográfica con su primera película, Súper empollonas (2019); en noviembre de 2020 la revista People publicó la noticia de la separación de la pareja tras casi ocho años juntos.
Finalmente uno de los compromisos más largos de la industria cinematográfica nunca se cumpliría. No obstante, la pareja parecía haber tomado la decisión en buenos términos y mientras ella rodaba Don’t worry darling, Sudeikis aparecía frecuentemente en el set con los hijos de la pareja.
Mientras, la relación de ella con Harry Styles estaba dando sus primeros pasos. En enero de 2021, aunque ninguno de los dos hablaba sobre su romance, este se hacía evidente al ser pillados juntos varias veces por la prensa, incluso cogidos de la mano.
En aquellos primeros meses de 2021 y a pesar de que se dejaba ver por Londres junto a la modelo Keeley Hazell, Sudeikis se mostraba públicamente un poco bajo de moral. People explicó que el actor estaba “absolutamente devastado” por la ruptura y él mismo escenificó un poco su tristeza recogiendo el Globo de Oro a la mejor serie de comedia por Ted Lasso desde su casa con un jersey con capucha. Casi como una especie de trasposición hollywoodiense del célebre momento de Chenoa y su chándal gris.
En julio de 2021, Sudeikis concedió una entrevista a GQ en la que en algunas de sus declaraciones se transparentaba claramente la mano de un profesional de la psicología. Afirmaba que cada día aprendía un poco más de su ruptura con Wilde, que esa separación lo había hecho mejor persona. Una actitud que desde luego no hacía presagiar la siguiente noticia que nos llegó sobre esta historia.
Tuvimos que esperar hasta abril de este año cuando, en plena presentación de su nueva película, subida a un escenario, en la convención CinemaCon, frente a cientos de representantes de las salas de cine estadounidenses, una mujer le alcanzó un sobre a Wilde. Ella lo abrió allí mismo mientras bromeaba sobre la posibilidad de que fuera un buen guión. Tras ojear su contenido, simplemente dijo: “Ok, gracias”, y siguió con su discurso como si tal cosa.
El mundo se enteró poco tiempo después de que ese sobre contenía unos papeles relativos a la custodia de sus hijos que tenían que ser entregados en mano a la actriz. Esta forma tan cruel y rebuscada de hacerlo la enfureció, a pesar de que Sudeikis negó tener conocimiento de que la notificación se iba a hacer de esa manera. Algo bastante improbable.
En una entrevista que Wilde concedió hace solo unas semanas, en agosto de este año aVariety, la actriz declaró, para zanjar la cuestión, que el hecho no le había sorprendido. “Quiero decir, hay un motivo por el cuál terminé con esa relación”, afirmó.
“Ha sido difícil hacer todo esto con una sonrisa”, afirmó Wilde en la rueda de prensa en Venecia tras el estreno de Don’t worry darling. La directora, que según hemos visto, siempre fue una especie de portavoz de su relación, ha sido ahora también la que ha tenido que cargar con gran parte de la culpa de la separación.
Se le ha pedido explicar su ruptura, el porqué de su nueva relación y se la ha insultado cruelmente en internet diciendo que es una mala madre, a pesar de que convivió durante meses con Sudeikis durante los meses de confinamiento aunque ya no estaban juntos. Todo por el bienestar de sus hijos.
Mientras, resulta llamativo cómo nadie le pide cuentas a Sudeikis que hace solo unos días, irónicamente, agradeció el Emmy a la mejor serie de comedia por Ted Lasso con un discurso sobre el bien y el mal, sobre la verdad y las mentiras.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.