Amilna Estevao y Alécia Morais: “África es un continente rico y diverso, allí hay jóvenes creadores con proyección global”
Las tops africanas interpretan la mezcla de estampados y siluetas que beben de unas raíces fascinantes.
Fueron descubiertas cuando eran muy jóvenes las dos: Amilna Estevao con 14 años al ganar el concurso Elite Model Look de Luanda (Angola) y Alécia Morais con 15 cuando viajó de su Cabo Verde natal a China para participar en la final internacional de la misma agencia de modelos en Shanghái. Ahora Amilna tiene 19 (cumple 20 en febrero) y ya figura en el Top 50 de Models.com y Alécia, de 21, ha desfilado para firmas como Tibi, Hussein Chalayan, Emilio Pucci o Chanel. Aún se divierten como dos chiquillas, lo muestran mientras posan para esta sesión que juega con tejidos, cortes y estampados en un estudio de Nueva York. «Ha sido genial, sobre todo poder trabajar con Amilna», afirma Alécia. Ambas comparten raíces africanas, lengua portuguesa y una nueva vida cosmopolita que las ha llevado a viajar por todas las capitales de la moda.
«La barrera del lenguaje fue lo más complicado para mí, pero dejar Cabo Verde no resultó difícil porque me enfrenté al viaje como a una aventura, una gran oportunidad de tener un futuro mejor», explica Alécia. Apela a sus raíces para reivindicar la moda africana, cuyos estampados y complementos adoptan hoy muchas firmas de moda. ¿Inspiración o apropiación cultural? «Es un continente rico y lleno de diversidad. Sería más auténtico si las grandes marcas internacionales realizaran colaboraciones con diseñadores locales». ¿Como cuáles? «En mi país hay creadores jóvenes con proyección global, como Cindy Monteiro, que participó en la Semana de la Moda de Nueva York el año pasado», continúa.
Amilna también sigue con atención «cómo está creciendo la industria de la moda en África». Dice que es bueno que gane peso en la escena internacional. Aún recuerda cómo la deslumbró el mundo de la moda la primera vez que se subió a una pasarela, en Nueva York de la mano de Alexander Wang: «Nunca voy a olvidar ese día. La multitud, la colección, la música… Estaba nerviosa y emocionada a la vez, sus desfiles tienen mucha energía». Desde ese debut en 2015 ha pisado fuerte: Jacquemus, el niño mimado de la moda actual, cuenta con ella cada año; Kanye West la incluyó en los shows de Yeezy de 2015 y 2016; ha desfilado para Opening Ceremony, Oscar de la Renta, Akris, Alberta Ferretti o Balmain. Ha cumplido un sueño inesperado. «Nunca pensé que esto me iba a ocurrir. Fue muy rápido. Amo mi trabajo y lo hago por mí misma y por todas las chicas del mundo que están intentando llegar lejos», subraya.
Alécia añade que la moda contribuye al empoderamiento femenino: «Si una mujer se siente bien vestida automáticamente tiene más confianza. Y una mujer segura es capaz de hacer todo lo que se proponga». Ambas fueron dos de los grandes fichajes del desfile de Victoria’s Secret de 2017, anunciado como el más diverso de la historia de la firma de lencería. «No noto falta de diversidad en los castings. Hoy en día tienes todo tipo de modelos; no solo las hay de razas distintas y diferentes tonos de piel, sino también altas, bajas, con el pelo teñido, la cabeza rapada, tatuajes, piercings…», ilustra Alécia sin dejar espacio a polémicas.
Tanto ella como Amilna han sido imagen de marcas de belleza. Alécia, que ha prestado su rostro a campañas de Chanel y Bobby Brown, defiende que «personas con pieles de todos los colores compran productos de belleza, por lo que es inteligente que las marcas muestren esa diversidad en sus modelos». Reconoce que le gusta realizar este tipo de trabajos, porque «te conviertes en imagen de una firma, se te ve y eres reconocida», aunque también disfruta con la sensación de desfilar con todo el mundo pendiente de la pasarela. «Es el único momento en el que no me siento avergonzada de que me presten atención», revela con timidez. Cuando era adolescente, admite, nunca se imaginó que un día se convertiría en el centro de todas las miradas: «Nadie se fijaba en mí, era muy delgada y reservada, estilo tomboy, ni siquiera se me pasaba por la cabeza ser modelo».
Ahora no cambiaría esta profesión por nada, aunque no le agradan todas sus facetas: «Las redes sociales son el presente y el futuro de la comunicación. Desafortunadamente, no soy muy fan de colgar cosas en Internet, pero trato de realizar un esfuerzo porque es algo que viene implícito en este trabajo. Es una gran forma de mantener a todo el mundo informado de lo que estás haciendo. Puede suponer una presión, pero tienes que encontrar un equilibrio y anteponer tus prioridades». Amilna coincide con ella, ve las redes como un engorro más que como una ayuda: «Ya no las utilizo mucho. Es genial ser capaz de interactuar con la gente, pero también veo importante tomar un respiro y centrarte en ti mismo, porque los demás pueden juzgar muy rápidamente y las redes sociales no ponen las cosas nada fáciles. Siempre intento ser yo misma, pese a todo, y eso es lo más importante».
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