La oportuna camiseta del marido de Serena Williams reaviva el pique histórico con Sharapova
Alexis Ohanian, firme defensor de Williams, añade un nuevo capítulo a la histórica rivalidad entre las dos tenistas y escoge una simbólica prenda que pone en evidencia el episodio de dopaje de la rusa en 2016.
Exhibiendo en su pecho D.A.R.E. (Drug Abuse Resistance Education, en castellano vendría a ser como ‘Educación de resistencia frente al consumo de drogas’) y sobre el lema «Aleja a los niños de las drogas». El marido de Serena Williams, Alexis Ohanian, escogió un curioso modelo de camiseta para presenciar el partido entre su mujer y la tenista Maria Sharapova en el US Open. Cuando Williams venció a la tenista rusa por 6-1 6-1, Ohanian se puso de pie y mostró su prenda, que promociona el emblemático programa educacional que busca prevenir el consumo de drogas, pertenencia a bandas o comportamento violento. El clásico «Engánchate a la vida» que vivimos en su día España pero en versión estadounidense.
Su atuendo no pasó desapercibido para analistas deportivos y de la crónica social, que destacaron una oportuna elección, teniendo en cuenta que Sharapova fue sancionada en 2016 durante dos años por la Federación Internacional de Tenis (ITF) por dopaje. La deportista dio positivo de Meldonio en un test en el Open de Australia en enero de aquel año, un fármaco que estaba prohibido desde inicios de ese año. La rusa ganó el recurso que presentó en la corte de Lausana y su castigo, fijado de inicio por la ITF quedó reducido a 15 meses; es decir, nueve menos de lo que había estipulado el rector mundial de su deporte. «La segunda vez que han arrastrado a Sharapova en el partido ha pasado fuera del campo, con Alexis Ohanian en una camiseta de D.A.R.E. Si lo sabes, lo sabes», fue uno de los tuits más virales en torno a la elección del empresario tecnológico.
the second drag of the serena-sharapova match happened off the court, with @alexisohanian in a d.a.r.e shirt. 😩 if you know, you know. #USOpen pic.twitter.com/CbnVXUtdeF
— get on the drums, ro (@oscar_pope) August 27, 2019
Ohanian sabía lo que hacía colocándose esa camiseta y sus implicaciones en la conversación virtual. Lo dejó claro hace unos días, cuando en una entrevista en el Financial Times el cofundador de Reddit, el foro que transformó el consumo y posicionamiento político en Internet, evidenció la polarización que hacen de la red como herramienta en su propio matrimonio. Él conoce los trucos; a ella simplemente no le interesan. «La triste realidad es, más allá de una noticia, es encontrarte con esos comentarios sobre ella en un post de Twitter o Instagram. Hablamos mucho sobre ello, porque claramente es algo sobre lo que ella tiene que procesar y reflexionar. Su idea de consumir el contenido de internet es exactamente la opuesta a la mía. Tiene un interés nulo. Arrastra esa cosa de atleta, de no querer leer nada de prensa que hable sobre ella, así que no consume ni noticias o redes sociales. Ella solo está ahí para producir contenido y marcharse«.
El marido de Williams aportaba un guiño a la histórica rivalidad de su mujer con la tenista rusa. Según recordaba la revista Elle, Sharapova y Williams comparten un pasado con enfrentamientos más allá de la pista de tenis (y de las 19 de las 20 veces que la estadounidense le ha batido –la única vez que Sharapova ganó fue en la final de Wimbledon de 2004–). En las memorias de Sharapova, Unstoppable: My Life So Far, ahondó en su relación con Williams. La rivalidad empezó cuando tenía 12 años y coincidió con las hermanas Williams en un programa de entrenamiento en Florida. «Nunca me puse en una posición de adorarlas, mirarlas, ser su fan», escribe la rusa. Para no hacer notar su interés por su juego, la jugadora siguió el consejo de su padre y espiaba sus entrenamientos desde un cobertizo algo alejado. También reflejó lo «pequeña que me hace sentir, incluso ahora» desde que se cruzaron en la pista por primera vez. «Es todo un conjunto: su presencia, su confianza, su personalidad. Ella parecía mucho más mayor. Fue justo antes de que cumpliera los 17. Ella era adulta, la mejor jugadora del mundo. Todavía lo siento igual».
Sharapova quiso hacer hincapié en un episodio que involucraron lloros de Williams en el vestuario de Wimbledon cuando consiguió vencerla: «Al analizar esto, la gente habla sobre la fortaleza de Serena, su saque y confianza en sí misma, cómo su juego en particular coincide con mi juego en particular y, seguro, hay algo de verdad en todo eso; pero, para mí, la verdadera respuesta estaba allí, en este vestuario, donde me estaba cambiando y ella estaba llorando. Creo que Serena me odiaba por ser la niña flaca que la venció, contra todo pronóstico, en Wimbledon«.
En 2013 la relación entre las dos todavía se volvió mas turbia después del cruce de comentarios que Williams propició al hablar, sin mentarla, sobre Sharapova en un perfil de Rolling Stone donde se destacaba que la rusa estaba saliendo con Grigor Dimitrov, uno de los supuestos ex de Williams: «Empieza cada entrevista diciendo: «Soy tan afortunada, estoy tan feliz… es tan aburrido. Todavía no la van a invitar a las mejores fiestas. Y, hey, si quiere estar con el tío con el corazón podrido, adelante». Una declaración que cerró con un: «No estoy aquí para hacer amigas, pero tampoco para hacer enemigas». En Wimbledon, ese mismo año, mientras la prensa generalista tildaba a la situación entre las deportistas de «culebrón«, Sharapova respondió cuando se preguntó por las acusaciones veladas de Williams en Rolling Stone: «Creo que ella debería agarrarse a sus cumplidos a sus logros más que cualquier otras cosa que sea la de llamar la atención y la controversia».
Cuando publicó sus memorias, en 2017, Sharapova escribió: «Serena y yo deberíamos ser amigas: amamos las mismas cosas, tenemos la misma pasión. Muy poca gente sabe lo que nosotras sabemos, cómo se siente en el centro de esta tormenta, el miedo y la angustia, lo que implica ganar y lo que implica perder. Pero no somos amigas. Para nada. […] ¿Quién sabe? Algún día, cuando todo esto quede en nuestro pasado, quizá podamos ser amigas. O no. Nunca lo puedes saber».
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