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Adriana Cerezo, subcampeona olímpica: «Escucho a Rosalía antes de combatir. ¡Tra, tra!»

Del instituto al podio: para la taekwondista Adriana Cerezo, subcampeona olímpica en los Juegos de Tokio, la medalla es solo el principio.

La olímpica Adriana Cerezo.
La olímpica Adriana Cerezo.Cortesía de Adriana Cerezo

Quizá la prueba más esclarecedora del carácter de Adriana Cerezo (Alcalá de Henares, 17 años) esté en el fondo de pantalla de su móvil. La imagen expuesta allí no es, como cabría esperar, la de la joven luciendo su medalla de plata en el podio de los Juegos de Tokio, sino un retrato de la presea dorada en la próxima cita olímpica de París 2024. “Hay que ir a por ella”, confiesa entusiasta la taekwondista, tan hambrienta de éxitos como hábil en un discurso que despliega con nervio poco antes de coger un avión destino Ibiza. Obligada por sus familiares a parar tras haberse convertido en una sensación instantánea de nuestro deporte, su reticencia a la desconexión evidencia una ambición imposible de disimular: “Todo lo que sea dejar de entrenar me cuesta”.

¿Qué se encontró en su teléfono tras ganar la medalla?
Una locura que no me podía creer. Cuando me fui a Tokio tenía 6.000 seguidores en Instagram y gané 120.000 en un solo día. Lo tenía totalmente saturado, no podía ni leer lo que me escribían. Una pasada, pero también complicado de gestionar.

La felicitaron celebridades como Alejandro Sanz o Rafa Nadal, ¿mantiene contacto con alguno?
Son encantadores todos, y sí, Nadal me escribió para ver qué tal estaba. Me daba vergüenza hasta abrir su mensaje. Todavía flipo cuando veo que me contestan a una stories.

¿Ha sacrificado muchas fiestas por entrenamientos?
Es una cuestión de elección y a mí esto es lo que me encanta. Nunca me ha importado perderme cosas por tener que ir a entrenar. En el momento en el que consideras que estás sacrificando algo es mejor que cambies, porque te vas a arrepentir.

Dice que su pasión se debe a Jackie Chan o Van Damme, ¿se ve protagonizando una de artes marciales?
Ojalá en el futuro pueda hacer algo así… o ser doble de acción. Cuando tenía cuatro años veía sus películas con mi abuelo y los imitaba. Como me gustaba mucho, él me llevó a apuntarme a taekwondo sin que mis padres lo supieran.

¿Sigue algún ritual antes de pisar el tatami?
Tengo muchas manías, como poner el altavoz a todo trapo. Escucho reguetón, pop, flamenco… Rosalía, por ejemplo, me funciona muy bien antes de combatir. ¡Tra, tra!

¿Y si ella le pide aparecer en un videoclip dando patadas?
Vamos, no me lo pienso. Estoy a su disposición completamente.

Comienza ahora la universidad, ¿sintió más nervios en la EBAU o en los Juegos?
Soy nerviosa, pero estuve muy tranquila. En selectividad quería sacar buena nota, más por orgullo que por necesidad, fui con mucha calma. Y con los Juegos igual: solo iba a disfrutarlos.

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