Paula Leitón: “Hubo un tiempo en el que lo pasé mal. Me alegro de contribuir a que nadie se sienta así”
Es una de las mejores boyas del planeta (así se llama a la posición de waterpolo que se reserva al jugador corpulento, más inteligente y con más potencia de tiro). Fue oro olímpico en París, pero sus logros van más allá del agua. El discurso de respeto a su cuerpo ha hecho de ella un referente con más fuerza que el cloro
El prime time televisivo estaba hasta ahora reservado, al hablar del mundo del deporte, a tenistas, futbolistas y jugadores de baloncesto. Sin embargo, cuando David Broncano invitó a La Revuelta a una medallista del waterpolo, cambió este sesgo televisivo y con él, la visibilidad de un deporte que en España se encontraba en la sombra. La medallista en cuestión es Paula Leitón, y la repercusión de la entrevista demostró el acierto de Broncano y que el 1,90 de altura de la boya del equipo de waterpolo de España impone mucho menos que la contundencia de sus palabras. “Tengo la espalda muy grande para que me resbale”, dijo acerca de cómo le afectó el aluvión de comentarios gordófobos que recibió a través de las redes sociales durante el torneo. Desde entonces, no solo responde con rotundidad a preguntas vinculadas al deporte, sino al castigo a la diversidad corporal que tantos siguen imponiendo. “No me molesta en absoluto hablar de esto, porque mis palabras están ayudando a mucha gente. A mí me habría gustado haberlas escuchado en su momento. Cuando me preguntan al respecto, es cierto que siempre acabo diciendo lo mismo, pero nadie tendría que enfrentarse a ese tipo de comentarios. Ojalá llegue el momento en el que estos insultos se erradiquen. Me alegro de que mis palabras ayuden, porque hubo un tiempo en el que lo pasé mal y me encanta poder contribuir a que nadie se sienta así”, explica Leitón, que con 16 años debutó en los Juegos de Río 2016, se hizo con la plata en Tokio 2020 y ha regresado de París con el oro.
¿A qué se refiere con que en el pasado lo pasó mal?
Todos tendemos a sobreanalizar nuestro cuerpo, y en mi deporte estamos siempre en bañador, por lo que estamos muy expuestas. Hubo una época en la que me quedé muy delgada a causa del estrés y de los entrenamientos, y entonces me decían constantemente que estaba muy guapa. Esos comentarios refuerzan la idea de que la delgadez es bella, y llegó un momento en el que me dije a mí misma: “Paula, no estás bien. No estás cómoda con tu cuerpo. Lo primero es que te quieras y te gustes a ti misma”. A partir de ahí, pude empezar un camino.
¿Se ha sentido cómoda posando para una revista de moda?
Cuando hicimos las fotos, lo hablé con el equipo. Nunca me habría imaginado estando cómoda con cierta ropa y haciéndome fotos y, sin embargo, he disfrutado mucho la experiencia y no he tenido ningún problema. Creo que los looks me quedaban bien: pienso que estoy guapa y me gusto.
Lo maravilloso de estos Juegos es que, gracias a las redes, figuras como la suya han sido ensalzadas al tiempo que se han condenado ciertos comentarios ofensivos que la sociedad parecía haber normalizado.
La audiencia de los Juegos, incluyendo mi deporte, ha sido espectacular, y las redes sociales han tenido que ver. Se ha aprovechado esa vía para poder dar esa visibilidad a deportes como el waterpolo. Creo que esos comentarios nocivos los ha habido siempre, pero ya no estamos dispuestos a aceptarlos. A lo mejor antes los dejábamos pasar, pero ahora hemos hecho comunidad y vamos todos en contra de los haters. Si pasan cosas buenas, ¿por qué centrarnos en lo negativo? He tenido muchos comentarios buenísimos que me hacen ver que el trabajo tiene su recompensa. Me encanta que gente de toda España que no sabía lo que es el waterpolo me dé las gracias por enseñarlo. Esos mensajes demuestran que nuestro deporte está llegando a la gente.
“El trabajo tiene su recompensa”, dice. ¿Siente haber sacrificado mucho para estar donde está?
Lo pensé alguna vez, cuando era más joven. Me preguntaba si realmente el sacrificio tendría en algún momento su recompensa, pero cuando lo piensas fríamente, y a medida que me he ido haciendo mayor, veo que pese a que he dejado de hacer ciertas cosas, cuando lo pongo todo en la balanza, lo que he hecho en el deporte es más positivo que lo que he dejado de hacer. Confieso que se me ha pasado por la cabeza pensar que si no hubiera hecho esto o lo otro, las cosas serían diferentes, pero en mi balanza pesa mucho más el waterpolo que eso.
Siendo este un deporte tan exigente, ¿hay tiempo para esa Paula ajena al agua?
A día de hoy puedo decir que sí, porque este deporte me permite poder estudiar. Llevar la dualidad de estudios y deporte es factible en mi vida, y agradezco tener 24 años y poder sacarme una carrera [está estudiando educación primaria] para que en un futuro, cuando decida que ya no quiero seguir o cuando mi cuerpo ya no me permita continuar, pueda tener esa salida laboral. Es importante que estudie para que en un futuro sea lo que quiero ser de mayor.
Usted ha sido entrevistada en La Revuelta y en El Intermedio. Se ha convertido en una deportista muy mediática.
Es increíble. Me hace mucha gracia cuando mis compañeras me dicen para meterse conmigo, de broma, “Mira, ahí llega Paula, la mediática”. Aseguran que no me doy cuenta de la gran repercusión que tiene que se hable de “Paula, la chica que hace waterpolo” y que gracias a ello, se comienza a conocer más nuestro deporte. Me cuentan que la gente les pregunta si son mis amigas o si juegan conmigo. Es entonces cuando me doy cuenta de hasta dónde estamos llegando y del poder que tiene programas como los que señala.
¿Cómo definiría la situación actual del deporte femenino?
Aunque hemos empezado a picar piedra, aún falta mucho, sobre todo a la hora de darnos visibilidad y de conseguir esa importancia que a veces nos quitan. Ahora el deporte femenino está en lo más alto, y creo sinceramente que lo estamos haciendo superbien. Se ha invertido más, pero todavía queda mucho.
La waterpolista Laura Ester asegura que se ha normalizado que si ustedes no ganan, no se habla de waterpolo. Parece que para que se hable de este deporte, es menester triunfar.
Lo hablábamos el otro día entre compañeras. Esperan a darnos imagen en el momento en el que nos cuelgan la medalla al cuello, como si esperaran la llegada de ese “momento pódium”, pero… ¿Y si no llega? El proceso es también importante y hemos de ser acompañadas desde el principio hasta el final.
Parecía que el waterpolo solo existía en los Juegos Olímpicos, pero ahora el interés va más allá de ese evento.
Eso es precisamente lo bonito, que no sea solo el bum de los Juegos Olímpicos y que esa visibilidad no dure solo tres semanas. Lo importante es que nos acompañen después. Seguimos siendo deportistas y personas tras los Juegos. Que los medios estén ahí es importante por los patrocinios y por lograr visibilidad, porque son cosas que necesitamos. Los Juegos son cada cuatro años, pero durante esos cuatro años, seguimos existiendo y jugando.
En el deporte la fortaleza mental es tan importante como la física. ¿Cómo cuida su mente y el estrés?
Creo que todo el mundo necesitaría saber gestionar esos momentos de estrés. Todos necesitamos esa ayuda, pues necesitamos a una persona que nos enseñe a canalizar lo que queremos conseguir y en qué momento nos encontramos; a no ponernos esos nervios o esa presión extra sobre los hombros y aprender a llevarlo todo en sintonía. Cuando estás en tu mejor momento físico, como se está cuando vas a los Juegos Olímpicos, y lo alineas todo, es cuando estás en excelencia. Se trata de estar en el lugar y en el momento que toca.
Cuando ganó la medalla, señaló a su familia. ¿Qué papel tiene en su vida?
Un papel ciertamente fundamental. Todo lo que he logrado se lo debo a ellos, porque sin mi familia jamás lo habría conseguido. Me han llevado a partidos a las ocho de la mañana para los que había que conducir dos horas, me han acompañado siempre. Son lo primero en mi vida y no solo me han apoyado, sino que me ayudan a levantar y a seguir adelante.
Fuera hay buenos contratos, ¿cómo se vive del deporte en España?
Ahora la liga española es una de las mejores del mundo, tanto, que muchas extranjeras quieren venir aquí. Pero si lo comparas con lo que pasa en el deporte masculino, sigue habiendo muchísima diferencia. El Sabadell es el primer equipo de la Liga de División de Honor Femenina, y, sin embargo, hay muchos equipos que no cobran, tienen una beca de estudios o les pagan solo el transporte.
¿En qué momento supo que podía vivir del waterpolo?
Cuando fiché con el Sabadell. Me hicieron un contrato laboral que me permitía poder pagarme los estudios, independizarme, mantener un coche… Es decir, poder costear esas cosas básicas que de haber estado solo estudiando, no podría haber hecho, pues tendría que vivir con mis padres.
¿Qué se siente al ser un referente para niñas y niños?
Lo mejor de todo es que se te acerque un niño y te diga que te ha visto en la tele, que ha descubierto este deporte y que le encantaría practicarlo. Que una persona quiera hacer lo que tú haces hace que te des cuenta de que cualquier sacrificio tiene sus frutos y merece la pena.
Su posición exige fuerza, resistencia y estrategia, es decir, inteligencia.
Mi posición supone estar de espaldas a la portería cuando el resto está de cara. Cuando comentan que exige inteligencia, en realidad es una manera de decir que todas las posiciones son importantes, pero es cierto que la mía es una de las más complicadas y me gusta que se reconozca mi posición.
A Thais Villas le dijo en El Intermedio que a sus 24 años, tiene las articulaciones de una mujer mayor. ¿Dónde se ve dentro de 10 años?
El agua es mi medio y la verdad es que fuera de ella, soy patosilla. Dentro de 10 años espero trabajar de lo que estoy estudiando y poder ejercer mi otra pasión.
El oro olímpico es el sueño de cualquier deportista. ¿Con qué se sueña después?
La verdad es que sigo asimilando el oro. Pienso que a nivel deportivo, aún no he creado mi sueño, pero tengo claro que seguir compitiendo forma parte de él. Tengo ese ansia de seguir ganando y de estar en lo más alto tras haber ganado algo así. Estoy satisfecha de tener ganas de seguir compitiendo, pero si hablamos de sueños a corto plazo, tengo en mente el Mundial de Singapur, en agosto. ¿A largo plazo? Los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.
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