El día que la duquesa decidió ser sobria

La Duquesa de Alba no ha querido arriesgarse con su traje de novia para la boda con Alfonso Díez. A pesar de que nos tiene acostumbrados a los colores, los complementos, las joyas y las combinaciones imposibles, ha preferido apostar sobre seguro por un diseño que no despierta muchas pasiones, ni para bien ni para mal. Para subir al altar por tercera vez, Cayetana se ha fiado de sus diseñadores de cabecera – Victorio & Lucchino – y se ha olvidado de colores, accesorios y joyas. Un look comedido, tal vez demasiado para un día de boda.

Cosidos con perlas, los delicados jazmines de organza de las mangas.

El diseño es un dos piezas de estilo romántico, confeccionado con seda natural y encaje. Las mangas están decoradas con pequeños detalles en forma de jazmines con organza y con volantes en la parte baja de la falda. El color: rosa coquillage con algunos toques grises en los detalles. “Tiene cosas muy del estilo de la duquesa, como los volantes y los adornos en las mangas”, comenta Noelia Collado, redactora jefa de moda de Smoda. “Me esperaba algo más llamativo pero el vestido me gusta y me parece una buena elección”. En general, la opinión que el vestido despierta en la redacción es la misma: un diseño correcto, sobrio y sin estridencias, como si todo el revuelo que ha levantado esta boda fuera ya suficiente y la Duquesa hubiera preferido que el traje de novia pasara desapercibido. Un look que destaca más por lo que no tiene que por lo que tiene. “Me gusta el color aunque tal vez habría sido mejor elegir otro porque es demasiado apagado para alguien pálido y con el pelo cano”, continúa Empar Prieto, directora editorial de la revista.

A la cintura, un lazo de terciopelo verde

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El detalle de la cinta de terciopelo a la cintura es un acierto aunque el color despierta algo más de polémica en la redacción. “Si hubiera sido negro, le habría dado un toque más elegante aunque ella rara vez elige este color”, comenta Empar.

A pesar de que el diseño sí que es “muy Duquesa de Alba”, ha conseguido transmitir una imagen mucho más seria y recatada por una razón: los complementos. Ella posee una gran colección de joyas pero ha hecho elecciones muy discretas: un pequeño adorno en el pelo, unos pendientes de doble lágrima de diamantes, un reloj y un brazalete. Incluso se ha quitado las tobillera que suele llevar. A lo que no ha querido renunciar es a sus medias de rejilla, que se han convertido ya en seña de identidad de Cayetana de Alba. Y la comodidad antes que nada en los pies: unas manoletinas de encaje y gasa del mismo color del vestido. Firmadas por Pilar Burgos, la duquesa no ha dudado en quitárselas para bailar descalza a la puerta del Palacio de Dueñas.

Los pendientes han sido el complemento más llamativo.

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“En general, la elección de la Duquesa es correcta y, aunque el traje recuerda a su estilo, el resultado es mucho menos personal para lo atrevida que es ella. Yo le daría un 10 es sobriedad”, opina Empar Prieto.

¿Y qué hay del novio? Si la duquesa no ha arriesgado, Alfonso Díez mucho menos. En chaqué gris, con camisa blanca y corbata azul, es una apuesta segura y, con su elección, ha cedido la exclusividad del color a la novia, auténtica protagonista de todas las bodas aunque sea la tercera vez que da el sí quiero.

Las bailarinas a juego de Pilar Burgos

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