Caída del pelo, uñas quebradizas o higiene íntima: las soluciones cosméticas (según los expertos) a esas preocupaciones que nos cuesta asimilar
Nuestro cuerpo está en constante cambio y muchos de ellos, ya sea por cuestiones de salud o porque no prestamos suficiente atención, no somos capaces de evitarlos ni con la mejor rutina cosmética. De la mano de una especialista en Dermocosmética tratamos de averiguar todas esas afecciones que se producen en nuestra piel y cómo ponerle solución.
Hay veces que ni la mejor rutina cosmética consigue burlar las pequeñas imperfecciones. Ya sea por factores internos, como la salud, el estrés o la edad; o porque no prestamos suficiente atención a determinadas zonas, nuestro cuerpo sufre cambios que no somos capaces de anticipar: el pelo se cae, aparecen rojeces en la piel o las uñas se resienten a la manicura. De la mano de la parafarmacia Welnia y farmacéutica Lucía López-Cotelo Sancerni, tratamos de averiguar las causas de algunas de esas pequeñas afecciones que tanto nos preocupan y cómo ponerle solución.
La caída del pelo
Aunque asociamos la alopecia al sector masculino, la caída del pelo no entiende de géneros. Sobre todo en esta época del año. Desde la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) insisten: el cabello no cae, se renueva. Tiene su propio ciclo de vida y, en condiciones normales, alrededor del 90% se encuentra en fase anágena — es decir, la etapa de crecimiento, cuando el folículo piloso está activo y le proporciona los nutrientes y la queratina para su desarrollo—. Lo que significa que una pérdida diaria de entre 50 y 150 cabellos no es motivo de preocupación. Tampoco es irremediable. “Los nutricosméticos nos aportan los nutrientes que más suelen escasear y que intervienen directamente en el correcto mantenimiento del cabello, como el zinc, el cobre y la biotina. Todos ellos son necesarios para que el cabello se mantenga fuerte y bien anclado al cuero cabelludo”, responde la farmacéutica y especialista en Dermocosmética Lucía López-Cotelo Sancerni, que destaca otros factores como el estrés o la alimentación como causa del debilitamiento capilar. “También se recomienda realizar analíticas de sangre periódicamente para controlar que esa caída no se deba a un déficit de hierro o de otro desequilibrio que no se solucione con suplementos alimenticios”.
Frente a la creencia de que lavarse mucho el pelo puede debilitarlo, los expertos insisten en la importancia de una buena higiene capilar para eliminar la suciedad, las bacterias y los contaminantes que se acumulan a diario sobre el cuero cabelludo y pueden asfixiar los folículos pilosos. En este sentido, un champú específico puede ser un gran aliado, tanto para la limpieza del cuero cabelludo como para el cuidado del cabello. “Sobre todo, tiene que ser un champú suave con el cuero cabelludo, para evitar que el anclaje del cabello se vaya debilitando y este se caiga. Además, podríamos apostar por champús con ácido hialurónico o queratina, que van a fortalecer la fibra capilar y aportar brillo, reduciendo el encrespamiento; o con biotina y zinc para ayudar a evitar la caída, por ejemplo. Todo dependerá del beneficio que queramos conseguir”, enumera la experta.
Una piel libre de rojeces
Son tan comunes e inoportunas como el acné y, a pesar de toda la información y consejos que pululan por Internet, una afección a la que cuesta encontrarle solución. “Las rojeces en el rostro se producen principalmente por la vasodilatación de los capilares de la cara, que son más visibles en personas de piel muy fina, blanca y normalmente sensible. Debido al frío u otras agresiones externas, los capilares se dilatan, llegando más aporte sanguíneo y haciendo que la piel tome una tonalidad rojiza. A veces va acompañada de una sensación de calor, picor, sequedad y tirantez, habitual en pieles sensibles y delicadas», puntualiza la farmacéutica Lucía López-Cotelo Sancerni.
La experta recomienda buscar cosméticos con ingredientes que ayuden a reforzar la barrera protectora de la piel, «como la vitamina E, la rosa mosqueta o el extracto de centella», así como la pared de los vasos capilares, “como el extracto de ruscus”, conocido por sus propiedades antiinflamatorias. Para mitigar la piel irritada y la sensación de tirantez, las opciones se centran en fórmulas que contengan además propiedades calmantes, como el bisabolol, dexpantenol o germen de trigo.
Unas uñas de «Dvine»
Las uñas, al igual que el pelo, son un delator de nuestra salud. “Ambos se comportan más o menos de la misma manera, ya que su estructura molecular es bastante similar y están compuestos principalmente por queratina. Se vuelven quebradizas por la falta de nutrientes como vitamina A, C, D, o por ácido fólico, vitaminas del grupo B (como la biotina y la B12) y por la deshidratación”, enumera la especialista en Dermocosméticas. Más allá de una buena nutrición, para tener unas “uñas de Dvine”, como canta Rosalía en Haute Couture, las manicuras permanentes o los pintauñas lejos de fortalecerlas, como erróneamente pensamos, pueden dañar la queratina y las vitaminas. ¿La solución? “Los fortalecedores externos ayudan a aportar esos nutrientes a la uña y generan una capa protectora que refuerza la superficie y ayuda a evitar la rotura o laminación”.
Por qué deberíamos usar un gel íntimo
Aunque se han roto muchos tabúes en lo relacionado con la sexualidad femenina, la higiene íntima todavía sigue siendo un tema del que nos da reparo hablar abiertamente. Y eso que se trata de una de las zonas más sensibles de nuestro cuerpo. «El pH de la zona íntima es diferente al del resto de la piel del cuerpo y varía en función de la etapa reproductiva de la mujer. En la infancia y menopausia suele estar en torno a 7 (neutro) y en la etapa fértil entre 3 y 5″, explica López-Cotelo Sancerni, que recomienda evitar el uso de geles normales. “Los cambios en el pH pueden afectar al equilibrio de la flora bacteriana que ayuda a protegernos frente a infecciones, haciendo que pueda aparecer picor, secreciones y sensaciones incómodas”, puntualiza la especialista, que relaciona la aparición de enfermedades, como cistitis o candidiasis, con este desequilibro. “Para la higiene íntima se recomienda utilizar jabones específicamente formulados para esa zona, como los que tienen un pH entre 3 y 5 y que contengan ácido láctico, limpiadores suaves, así como sustancias regenerantes, hidratantes y suavizantes, como la betaína, alantoína o la vitamina E”.
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