¿Qué tipo de gafas favorece a cada tipo de rostro?
Además de su poder estético, pueden camuflar defectos o resaltar virtudes del rostro. El juego con pelo y maquillaje es clave.
Quitan años, estilizan, expresan emoción y reafirman la identidad; los anteojos se han sacudido la pátina del apodo: no se trata de ser un cuatrojos, ni un nerdy, ni un empollón. La moda contradice la máxima del escritor del siglo XVII John Bunyan –«Las gafas son para ver, no para alardear»–, se lucen (mucho) aun cuando no se necesitan. El armario óptico se nutre este otoño de lentes redondas sin monturas y patillas en dorado (Dolce & Gabbana), de revisiones setenteras del clásico accesorio de aviador (Emporio Armani) y de molduras ojo de gato y patillas de colores (Miu Miu).
En España, 25 millones de personas –el 53,4% de la población– utiliza lentes o lentillas. Y podrían ser más: el 40% acude a revisarse la vista al año, según la Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico. De hecho, los niños españoles son los que más las emplean en Europa (cuatro de cada diez), según Prodevisión. Por eso, no están de más unas pautas para combinarlas con el maquillaje y el peinado.
Cincelan, reestructuran y hasta modifican facciones, las gafas tienen poder estético. «Pero también pueden amplificar defectos, como unos ojos muy juntos o hundidos», avisa Antonio Serrano, maquillador oficial de Shiseido. El cristal determina la técnica. «Si se padece miopía, las lentes, más cóncavas y gruesas, empequeñecen. Lo ideal es apostar por sombras claras, iridiscentes, capaces de otorgar volumen. Para lograr proporción, el eyeliner se delinea por fuera y hacia arriba [el gesto resta años]. Nunca por dentro porque achican», alerta el experto. La máscara es importante: «Lo suyo es potenciar las pestañas con tres capas y rizarlas antes». Si, por el contrario, las lentes agrandan, la estrategia es la opuesta. «Preferiremos los pigmentos mates y neutros como el beis y el coral; y el eyeliner, mejor en marrón oscuro», añade el profesional.
Este complemento es un chivato; delata: si hemos pasado mala noche, las ojeras y las bolsas se apreciarán todavía más. «El corrector [en crema o en barra] es el aliado; si la ojera es azulada se escoge con base anaranjada; si es lila, con matiz amarillo», indica Serrano.
La montura de las gafas no es el único marco, las cejas imponen su poder estético. «Se potencian y armonizan siguiendo la forma del complemento; si la moldura es redonda, se curva el arco final de la ceja con lápiz o polvos. Si es cuadrada, se trabaja el inicio». Las asimetrías pueden notarse porque los cristales suelen atraer la atención. Los posibles defectos se camuflan: «Si son rectas, se cubren con la moldura. Y si son elevadas, se recurre a siluetas que permitan apreciarlas enteras», sentencia Rubén Zamora, Gato, maquillador de Maybelline. Los labios se rigen por reglas cromáticas. «Las molduras en tonos cálidos, como las marrones o de tipo carey, combinan con labiales rojos; las de colores fríos, como los azules, con el rosa», informa Zamora.
El flequillo condiciona: en frentes grandes, armoniza. Pero ojo, las leyes del equilibrio a veces se rompen: unas gafas enormes y mucho flequillo acentúan la mandíbula. En este caso, se apuesta por un flequillo y un accesorio comedidos. «Las de pasta estilo wayfarer combinan con los flequillos largos y abiertos en medio», dice Nadia Barrientos, fundadora de la peluquería The Madroom. ¿Y qué hay de los ladeados? «Estilizan, pero se deben adaptar a las facciones: si son ovaladas, el desfilado, hacia la barbilla; si son redondas, por encima de este rasgo y con algún mechón». Sientan bien con gafas gatunas.
Los rectos y largos camuflan líneas de expresión y funcionan con facciones redondeadas. Casan con gafas de pasta. «Para dar protagonismo a lentes y flequillo, recogemos el cabello en una trenza», propone la experta.
CADA ROSTRO, SU TRUCO
¿Qué sombras combinan con las monturas de colores? ¿Se pueden usar ahumados? ¿Hay que darle juego al ‘eyeliner’? Los expertos tienen todas las respuestas.
CON COLOR: «Las caras redondas admiten siluetas de líneas más rectas. Las monturas dictan la sombra. Las de tonos cálidos, como los marrones o de tipo carey, funcionan con anaranjados; las de colores fríos, como el plateado, con los cereza; las verdes, con malvas», nos explica Serrano. El toque final: «Lo pone la máscara, es obligatoria».
MIRADA DE GATO: Las gafas de mariposa acompañan a los rostros triangulares. ¿Los ahumados están prohibidos con las lentes? «No, funcionan con monturas al aire o en colores claros. También con las de pasta. Eso sí, deben ser grandes para que se aprecien los contornos», responde Gato, de Maybelline. En el lagrimal, un toque de iluminador para dar luz.
RASGAR LOS OJOS: A los rostros menudos y alargados les favorecen los anteojos pequeños. «El eyeliner puede ser peliagudo si se emplea este tipo de accesorio; sobre todo si las lentes aumentan. Lo suyo aquí es trabajar el rasgo con un lápiz blando o con polvos para lograr un difuminado. Este recurso disimula errores y defectos», explica Zamora.
RIESGO A LA VISTA: Los rostros cuadrados admiten casi todas las monturas. Es la hora de arriesgar con unas grandes de formas inesperadas. El pelo, mejor recogido en una coleta o un moño o suelto y peinado hacia atrás.
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