Estos son los beneficios que el deporte tiene sobre nuestra mente
Hablamos con el doctor Miguel Enrique del Valle sobre lo importante que es hacer deporte para tener en buena forma también nuestra mente y estado de ánimo.
Mens sana in corpore sano, en contra de lo que piensa un buen núcleo de la población, no hace referencia a una mente sana dentro de un cuerpo en iguales condiciones, al menos no con el sentido que le otorgamos en la actualidad. Esta frase, perteneciente a las Sátiras de Juvenal, un cómico de la época del Imperio romano, hace referencia a la necesidad de orar para pedir a los dioses un alma libre de miedos y maldad. Un espíritu que sea capaz de adaptarse a las necesidades de la vida, que rehúya los placeres terrenales y contemple las desventuras como una simple prueba. Sin embargo, la lógica evolución de esta locución, viene abalada por decenas de estudios científicos que apoyan que un cuerpo sano y una mente sana están interrelacionados.
“Existen muchas evidencias científicas que relacionan la salud física con la mental. Las personas con enfermedades mentales tienen una esperanza de vida más baja y mayor tasa de enfermedades físicas crónicas que el resto de la población. Se sabe que el estado mental influye sobre la salud física y la aparición o agravamiento de muchas enfermedades”, nos explica en Dr. D. Miguel Enrique del Valle, catedrático de la Universidad de Oviedo e investigador de varias líneas en torno a la relación entre ejercicio físico y sus efectos sobre la salud. Según nos asegura, aunque puede existir una predisposición genética, ambiental, relacionada con la alimentación, para padecer ciertas enfermedades mentales, una vida saludable, alejada de ciertas situaciones de estrés podría minimizar los riesgos de desarrollarlas en un futuro.
El estrés, la depresión o la ansiedad se relacionan con más de una enfermedad física y, en la mayoría de los casos, la práctica de deporte podría ayudar a aliviar algunos de los síntomas. “Al hacer deporte el cuerpo segrega endorfinas que nos producen placer y satisfacción. Además, el ejercicio físico ayuda a la autoestima, nos sentimos activos y empoderados al progresar. Mejora nuestra condición física y nos creemos más capaces de conseguir nuestros objetivos”, apunta Manel Carballo, psicólogo del deporte.
No se trata de practicar (solo) deportes que, de entrada, ya cuidan la mente y benefician a nuestro organismo, como el yoga o el pilates, sino de encontrar el ejercicio físico que más nos guste y con el que más cómodos nos sintamos. La elección del deporte que queramos practicar “es algo muy individual y que está en función del estado de salud de las personas, de la edad, los gustos personales y el carácter. En general se aconseja ejercicio físico aeróbico combinado con ejercicio de fuerza. Eso sí, sin llegar a sobrepasar los límites fisiológicos. Es mejor trabajar al 60-70% de capacidad funcional que al 100%”, indica del Valle. Una afirmación que comparte Carballo, quien añade que todo deporte, bien trabajado, es muy positivo para la salud. Además, cuanto mayor sea el nivel de coordinación del ejercicio, más ventajas puede tener para quien lo practica.
Entre los entrenamientos con niveles de coordinación más exigentes encontramos modalidades como el baile, el boxeo o la natación. Controlar correctamente la respiración, adelantarse a los movimientos del adversario o establecer una correcta sincronía entre cuerpo y música, obligan a nuestro cerebro a permanecer en alerta, a procesar la información de un modo más rápido y eficaz, y a mejorar nuestra confianza.
Deporte para la vida
Algunos estudios preliminares apuntan que el baile, por su alto nivel de coordinación, es beneficioso para pacientes con enfermedades como Alzheimer. “Se sabe que los estímulos musicales activan áreas del cerebro asociadas con comportamientos emocionales tales como la corteza cerebral o el hipotálamo. Hacen falta más estudios para poder afirmar que el baile (de manera específica) pueda ser realmente bueno para esta enfermedad, pero es evidente que conlleva un beneficio”, explica del Valle ante nuestra pregunta. Lo cierto es que la mejora de la forma física, la elasticidad, el equilibro y la interrelación con otras personas lo convierten en una actividad deseable, puntualiza.
Pero además de los beneficios que pueda tener directamente sobre la mente y el cuerpo, el deporte es una herramienta muy importante para la formación. “Nos ayuda a tener hábitos adaptativos para nuestra vida, nos ayuda a aprender a tolerar la frustración, a sacrificarnos y a posponer el placer o el resultado, algo muy importante en el desarrollo personal y laboral”, explica Manel Carballo. Él, junto a un equipo de profesionales formado en psicología del deporte ayudan a deportistas, casi todos de élite, a entrenar su mente para mejorar sus resultados dentro de la competición. Pero, como se extrapola de esta afirmación, este trabajo puede realizarse también con personas que no compiten a alto nivel y que buscan en el deporte un modo de evadirse, una técnica para mantenerse en forma o, simplemente, diversión.
Eso sí, ambos profesionales advierten que, como todo, el deporte practicado en exceso puede acarrear serios problemas de salud. Conocida como dismorfia muscular o vigorexia este problema mental es más grave y frecuente de lo que podamos creer. “Estos adictos llegan a anteponer el deporte a cualquier otra actividad. Buscan constantemente el perfeccionamiento y su vida gira en torno al deporte, que deja de ser un motivo de diversión. Pueden llegar incluso a utilizar sustancias tipificadas como dopantes para incrementar el rendimiento, con los consiguientes efectos secundarios”, advierte del Valle.
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