Ampollas en los pies y hambre: la cara B de los desfiles de moda

Kaia Gerber es una de las modelos más demandadas para las pasarelas. Según la web especializada Models.com, figura en dos selectos rankings: el del top 50 mundial de su gremio y en el de las profesionales con mayores ingresos. Desde su primer desfile en 2017, a los 16 años, la hija de Cindy Crawford se ha convertido en una de las estrellas de las semanas de la moda, donde derrocha estilo y luce las prendas más destacadas de los mejores diseñadores.

Pero no todo es glamour en esas citas. Ahora acaba de concluir la temporada de los desfiles de otoño-invierno 2020-2021, cerrada en París tras los shows de Milán, Londres y Nueva York. Y Gerber ha querido compartir los estragos producidos por la intensidad de este mes de desfiles encadenados. «Highlights from the last month», escribió en tono sarcástico la modelo en su cuenta de Instagram, como pie que acompañaba a varias fotos en las que se podían ver distintos momentos de su vida el pasado febrero: su pie lleno de ampollas, un viaje en avión con mascarilla en plena crisis del coronavirus, varias personas ayudándola a ponerse un ajustado conjunto y un meme que decía «Si no como un pastel pronto podría morir».

No es la primera vez que se alzan voces para hablar de la cara B de las semanas de la moda. En 2017, el agente de casting James Scully –que figura en la lista de las 500 personas más influyentes del sector elaborada por Business of Fashion– criticó, también en Instagram, las condiciones en las que trabajaban muchas modelos. La industria respondió a esta acusación viral creando códigos de conducta y normas para mejorar la situación de las profesionales durante las frenéticas jornadas de las semanas de la moda.