Abercrombie & Fitch se vuelca en lavar su imagen
La firma vive cambios en su departamento de Diversidad e Inclusión mientras intenta lavar su imagen después de varios escándalos consecutivos relacionados con sus valores y su supuesto público.
Los esfuerzos de Abercrombie & Fitch por mantener el control de su imagen inician un nuevo capítulo, en esta ocasión debido a cambios de personal dentro de la empresa. Su hasta ahora encargado del departamento de Diversidad e Inclusión, Todd Corley, ha anunciado su marcha de la empresa para ocupar un nuevo puesto en el Tapo Institute. Dicha institución promueve un liderazgo inclusivo inspirado en los valores de optimismo, autenticidad, persistencia y transparencia de la generación Millenial, según su autodefinición.
El cambio se produce apenas semanas después del escándalo relacionado con las declaraciones que el presidente de la compañía, Michael S. Jeffries, pronunció en 2006 a la web Salon y que recientemente fueron rescatadas por Business Insider. Dichas afirmaciones de Jeffries daban a entender que su target deseado eran los jóvenes guapos y estilosos como sus dependientes. Este fue sólo la última de las polémicas de la marca relacionadas con sus supuestos “valores”, aunque en su currículum hay más de un altercado similar.
Lo curioso es que este tipo de controversias (su rechazo a lo “feo”, sus intentos por separarse de celebrities como los personajes de Jersey Shore) chocan con el trabajo que Corley ha realizado desde 2004 hasta ahora en su departamento. Según The Wall Street Journal, Abercrombie & Fitch ha sido nombrada la mejor empresa para trabajar por el colectivo LGTB de 2007 a 2014, ha conseguido una puntuación perfecta de Índice de Igualdad Corporativa de la Organización de Derechos Humanos durante ocho años consecutivos y -lo más sorprendente de todo- realizó importantes contribuciones financieras a campañas como “¿Are you an Ally?” en contra del Bullying en 2013.
Ahora, la encargada de continuar con los buenos resultados de la compañía en el ámbito de la diversidad y la inclusión (pese a los involuntarios esfuerzos de sus presidente por echarlos por tierra) será Amy Zehrer, hasta el momento vicepresidenta ejecutiva del departamento de tiendas. Según sus propias declaraciones: “Vamos a mejorar aún más los logros conseguidos bajo el liderazgo de Todd, como que nuestras tiendas hayan pasado de tener menos de un 10% de asociados no-blancos hasta alcanzar el 50%”
Los chicos de A&B.
Getty
Zeher trabaja en Abercrombie & Fitch desde 1992, así que conoce bien a la marca y su idiosincrasia. Desde sus inicios en una de las tiendas de la firma en un centro comercial de Roseville (Minnesota) ha ido ascendiendo paso a paso hasta llegar a ocupar diversos puestos ejecutivos dentro de la empresa. Uno de los ejemplos vivientes de los progresos del departamento de Diversidad e Integración que ahora dirige (el 40% de los puestos de vicepresidente y el 75% de los puestos de vicepresidentes ejecutivos de la empresa están ocupados por mujeres).
Por su parte, el polémico Michael S. Jeffries aseguró que: “Estoy convencido que vamos a mantener nuestros elevados estándares de diversidad e inclusión, una causa con la que nuestra compañía tiene un fuerte compromiso”. Unas palabras que posiblemente a algunas de las personas a las que ofendió con algunas de sus declaraciones les hayan parecido, como poco, dudosas.
Sin embargo y pese a las aparentes contradicciones de la marca, sus esfuerzos por presentarse como una compañía que apuesta por la integración y la tolerancia pueden ayudar, junto a la reestructuración de su cúpula directiva, en el relanzamiento de sus ventas. Al fin y al cabo, a nadie le gusta la discriminación de su persona y menos por parte de una marca. El logro de sus objetivos aún está por comprobar.
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