Demasiados jueces para las personas con obesidad
Psicólogos especializados denuncian el estigma social que persigue a quienes tienen exceso de grasa y las asociaciones de pacientes advierten de la dificultad para que busquen ayuda: “Sienten vergüenza, rechazo”


A nadie se le ocurriría criticar a un personaje televisivo que apareciera con la cabeza rapada por sufrir un cáncer. Sí existe, en cambio, un señalamiento a las personas que padecen obesidad, compara Santos Solano, doctor en Psicología Clínica y de la Salud. Ese estigma se acentúa cuando se trata de una mujer, asegura. Ellas acarrean más sufrimiento. “La obesidad no es estar gordo”, sentencia el también director del hospital de día del centro de Investigación y Tratamiento de la Enfermedad Mental (ITEM). “La obesidad es una enfermedad crónica y compleja que provoca el mal funcionamiento del tejido afectado. En ella intervienen factores que escapan del control del individuo”, explica. “Y el estigma y la discriminación no son una consecuencia directa de la enfermedad, es la presión social por la forma del cuerpo”, afirma. La obesidad no es una cuestión de estética, la obesidad puede desencadenar hasta 13 tipos de cáncer diferentes, diabetes, hipertensión, hígado graso... Por eso Solano remata: “Tenemos que separar la salud de la apariencia física”.
La visibilidad de esta enfermedad ha aumentado –y lo seguirá haciendo: se estima que el 24% de la población tendrá obesidad en 2035–, pero el juicio continúa. Solano reconoce que existe una mayor sensibilidad hacia estas personas, pero lamenta la gran presión que existe en estos tiempos por lograr un ideal estético. “Todavía no se comprende la obesidad”, resume. Ni se comprende a las personas que conviven con ella. “El pensamiento en la calle es que estas personas se han descuidado, que no tienen fuerza de voluntad, que son perezosas, vagas”, dice Solano, que atiende a dos tipos de perfiles en esa relación que se establece entre salud mental y obesidad:
- La persona que padece obesidad y sufre una estigmatización por su físico, lo que se traduce en ansiedad, depresión, falta de motivación, falta de autoestima. “Piensa que nada tiene sentido”, resume el doctor. “Estos problemas de salud mental tienden a mantener la obesidad”, dice.
- La persona que tiene un problema de regulación de emociones y lo traduce en atracones de comida, lo que causa obesidad o la mantiene si ya la padecía. “En programas de pérdida de peso vemos que alrededor de tres de cada 10 personas con obesidad sufren trastorno por atracón”, afirma.
Los atracones, precisa Solano, no solo implican comer mucho sino padecer la sensación de pérdida de control. “Es un error verlos como una falta de voluntad. No funcionan las restricciones. Es un problema psicopatológico”, dice. Hay que tratarlo en consulta para trabajar la alimentación consciente, para reconectar con las señales internas, explica. “Si alguien tiene estrés y fuma, la solución no es que le digan que deje de fumar. Lo que hay que hacer es gestionar el estrés”, pone como ejemplo. Pues igual con la obesidad. Solano ahonda en la vida de estas personas, les pregunta sus rutinas, sus horarios. Les insiste en que tienen que priorizarse, saber poner límites en el trabajo, no saltarse ese viaje con amigos en verano, ir a la playa. “Nuestros objetivos son la calidad de vida y trabajar con otras especialidades”, dice en alusión a la endocrinología, la cirugía, la cardiología o la enfermería.

“El estigma y la discriminación no son una consecuencia directa de la enfermedad, es la presión social por la forma del cuerpo”
Santos Solano, doctor en Psicología Clínica y de la Salud
Asociaciones de pacientes, donde está la respuesta
Arantxa Sáez es la presidenta de la Asociación Española de Cáncer de Tiroides (Aecat). A ella se lo detectaron en 2004. Padecía obesidad severa. Es uno de los 13 tipos de cáncer que tiene mayor probabilidad de desarrollarse si se sufre obesidad. Aecat y otras organizaciones de pacientes y sociedades médicas constituyen una supraasociación llamada Alianza por la Obesidad.
Lo que urge cambiar
Estas son algunas de las demandas de 13 asociaciones de pacientes y sociedades médicas agrupadas en Alianza por la Obesidad presentadas en la Comisión de Sanidad del Congreso el pasado 18 de febrero

El reconocimiento de la obesidad como una enfermedad crónica en la legislación española

Planes formativos y campañas de sensibilización y prevención

Reducción de las listas de espera de cirugía bariátrica

Puesta en marcha de unidades multidisciplinares en todas las comunidades autónomas para garantizar un tratamiento integral (que involucre a endocrinología, nutrición, psicología, atención primaria...)

Ampliación del acceso a la atención psicológica

Acabar con el estigma en la sociedad y en el sistema sanitario

El acceso a tratamientos farmacológicos financiados
Sáez, que se sometió a una cirugía bariátrica en 2001, explica por qué cuesta tanto a las personas con obesidad agruparse y manifestarse para reclamar un mejor tratamiento de la enfermedad: “Sienten vergüenza, rechazo. No quieren salir a la calle, no quieren acudir a una asociación para que se haga visible que tienen esa enfermedad”. Hay mucha resignación, hay quien piensa que es así, que nada va a cambiar. Acumulan experiencias negativas.
“Pero aquí estamos pico y pala”, afirma Sáez con buen espíritu. “Antes pasaba con el VIH. Era señalarte a ti mismo si formabas parte de una asociación. Tenemos que darle la vuelta. Tienes una enfermedad y necesitas apoyo”, dice Sáez, que se dedica a tiempo completo al asociacionismo en Madrid. “Con la obesidad pasará como con el tabaquismo. ¿Quién habría imaginado que hace 20 años no se iba a poder fumar en los bares?”, compara. Si hubiera campañas de sensibilización, se comprendería más al colectivo, como ha sucedido en otros sectores, apunta.

“Las personas con obesidad sienten vergüenza, rechazo. No quieren acudir a una asociación para que se haga visible que tienen esa enfermedad”
Arantxa Sáez, presidenta de la Aecat (Asociación Española de Cáncer de Tiroides)
Federico Luis, presidente de la Asociación Nacional de Personas que viven con Obesidad (ANPO), añade: “El objetivo es lograr que la obesidad sea reconocida como una enfermedad. En Portugal lo fue hace 20 años [en 2004]. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya la considera de hecho una enfermedad. Luis se sometió a una cirugía bariátrica hace 11 años que le ayudó a bajar 100 kilos en un año. “Falta más información y formación sobre la enfermedad”, apunta. Este oficial de mantenimiento en hoteles de Santander cuenta que del hospital se fue a casa con una hoja en la que le detallaban que los primeros 15 días tenía que comer líquidos, los 15 siguientes podía ingerir papillas y después ya sólido. “Pero nadie me había dicho que tenía que beber el agua a sorbitos, no un botellín entero como hacía antes”, recuerda.
La falta de información le condujo a crear ANPO. “No es lo mismo que te explique un señor con una bata blanca cómo enfrentarte a la enfermedad que una persona que ha pasado o está pasando por lo que tú”, afirma. “En nuestra asociación tenemos un comité científico. Todo lo que publicamos está avalado por profesionales. Nos basamos en la última evidencia científica”, asegura.
El problema de interiorizar la estigmatización
“La sociedad estigmatiza a las personas con obesidad por la forma de su cuerpo, no por padecer esta enfermedad. Pero al final acaban aceptando que es la obesidad la que provoca el juicio de los demás”, dice Solano. “A veces la estigmatización procede de los propios sanitarios por una mala formación”, afirma el psicólogo. En la carrera de Medicina no hay una asignatura específica que aborde la obesidad. “Siete de cada 10 han sufrido actitudes estigmatizantes por parte de un médico”, asegura. Cuando les suceda, tienen que poner una queja, recomienda.

“No es lo mismo que te explique un señor con una bata blanca cómo enfrentarte a la enfermedad que una persona que está pasando por lo que tú”
Federico Moya, presidente de la Asociación Nacional de Personas que viven con Obesidad (ANPO)
La sensibilización pasa por dejar de estigmatizar a estas personas. “Necesitamos adaptar discursos y adaptar espacios”, afirma Solano. El señalamiento agrava la enfermedad. El psicólogo afirma que si estas personas no sintieran que se les juzga irían más al médico. Si la gente no se les quedara mirando, no dejarían de querer ponerse un bañador, no abandonarían el deporte que practican. “Merecen poder ir al gimnasio, que haya ropa que les valga, que la cafetería de debajo de su casa tenga mobiliario adaptado para que puedan ir como el resto de las personas con un peso saludable”, describe. “Merecen poder avanzar en su calidad de vida”, resume.
Es compatible la normalización de la obesidad con animar a estas personas a acudir al médico. “Mejor preguntar en qué puedes ayudar que dar consejos”, dice el psicólogo. “Debe mostrarse interés y cariño, no emitir juicios. Cualquier recomendación debe evitar una alusión a la forma del cuerpo”, añade Santos, que aboga por centrarse en lo que la persona pierde si no trata su enfermedad: si le cuesta respirar cuando juega con sus nietos, si últimamente sale menos de casa. “No señalar ni culpar, sino comprender. El tono debe ser empático, que se muestre que aprecias a esa persona. De lo contrario se sentirá juzgada, culpabilizada y su actitud será defensiva”, describe.