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La Virgen de todas las mascarillas

El temor al coronavirus obliga a suspender, minimizar o incluso trasladar a Internet los cientos de fiestas que se celebran cada año en España en estas fechas

Chulapas y chulapos, el jueves en una calle del centro de Madrid, donde se han suspendido las Fiestas de la Paloma.
Chulapas y chulapos, el jueves en una calle del centro de Madrid, donde se han suspendido las Fiestas de la Paloma.Olmo Calvo
Manuel Morales

Con media España de vacaciones, el 15 de agosto es ese día en lo más profundo del profundo verano en el que se celebra la Asunción de la Virgen. Mientras esta sube a los cielos, las ciudades desiertas se llenan de verbenas y la España rural, vacía o no, recibe a millones de personas que tienen en ella un pasado, un pariente o una casa. Se saca al santo patrón en procesión, se sube risueño a un cacharro de feria y se baja con la cara verde, se baila España cañí o El gato montés en un prao o en un secarral polvoriento, se escuchan pregones en los barrios engalanados con guirnaldas y se cede a otros cuantos tópicos estivales que este año de pandemia, con casi todas las ganas de fiesta canceladas, se contemplan con nostalgia.

Sin embargo, este año pandémico ha quebrado por completo la fiesta común a cientos de pueblos. El verano de 2020 será el de la Virgen de todas las mascarillas, con festejos sin celebrarse por temor a que el coronavirus vuelva a encerrar a todos en casa. “Desde que empezó el confinamiento, la gente ha estado reproduciendo como podía, en la intimidad, en su entorno, las músicas, los trajes, las situaciones de las fiestas y lo han mostrado en vídeos y fotos que han subido a redes sociales. Lo han necesitado para aguantar este tiempo”, dice la periodista y fotógrafa María Ángeles Sánchez, gran estudiosa del tema.

Autora del libro Fiestas populares. España día a día, en el que recopiló 3.200 de las que se celebran al año en el país “con interés etnográfico y tradicional”, señala que las cerca del centenar que tiene identificadas en torno al 15 de agosto, sin quitarle su raíz católica, “se deben quizás a que en una sociedad agrícola agosto suponía un parón en las tareas del campo, y lo aprovechaban”. Del panorama de este año, subraya que es un ejemplo de “cómo ha tomado cara la pandemia”. “La gente piensa que si se han suspendido las fiestas del pueblo, es que esto es muy grave”.

Es la ruina para orquestas, bandas y grupos de música que nomadeaban estos días de pueblo en pueblo

Uno de los miles de pueblos afectados es Busto de Bureba (Burgos), localidad con 145 empadronados, una cantidad de personas que, como mínimo, se duplica estos días. “Teníamos programadas las fiestas para finales de agosto, pero no vamos a hacer nada porque esta situación nos da miedo”, apunta su alcalde, Julio Ruiz-Capillas. “Nos han aconsejado que no hagamos nada con multitudes. Solo habrá un concurso de dibujo para niños y un taller de cuero con 10 chavales que, como será en un sitio cerrado, habrá que sortear cuáles participan”. Ruiz-Capillas recita lo que era habitual estos años: “El jueves, pregón y cena con los mayores del pueblo; el viernes, pasacalles, misa, el campeonato de tiro al plato y la verbena y baile con orquesta por la noche. El sábado, igual. Y el domingo, misa, actividades para niños y una merienda popular…”. El alcalde asegura que los vecinos lo han entendido “perfectamente”. “Los que viven en el pueblo todo el año son los que tienen más miedo”.

Restos de atracciones de feria en una finca de Madrid en la que vivieron feriantes a finales de julio.
Restos de atracciones de feria en una finca de Madrid en la que vivieron feriantes a finales de julio.DAVID EXPOSITO


Es también año de ruina para las bandas y grupos que nomadeaban estos días de pueblo en pueblo. Solo en Galicia es un negocio que mueve 100 millones y da de comer a unas 5.000 familias. Este es un recorrido por la España en no fiestas:

Comunidad Valenciana. El Misteri d’Elx es la única representación sacra medieval en una iglesia que se ha mantenido a lo largo de cinco siglos en España. Cuenta, con cantos y versos, los últimos días de la Virgen, su asunción y coronación en la Iglesia, en la basílica de Santa María de la ciudad valenciana. El espectáculo se ha cancelado otras veces, señala el historiador Joan Castaño. Entre ellas: en el siglo XVI, por la muerte de un hijo de Felipe II; en el XIX, por epidemias de cólera, y en el XX, por la Guerra Civil. Este año, el Misteri se reduce al mínimo: este fin de semana habrá actos litúrgicos que incluirán alguna canción y que seguirán unas 200 personas. Mientras, la Tomatina, que congrega cada último miércoles de agosto en Buñol a 20.000 personas, la mayoría jóvenes turistas extranjeros, ha sido cancelada. El Ayuntamiento ha instado a la gente a grabar vídeos lanzándose tomates y subirlos a las redes sociales, “con la intención de que el espíritu de la Tomatina siga vivo hasta 2021″. Para Tomás Gómez, de 46 años, que lleva asistiendo toda la vida, va a ser duro: “Imagino que en algún almuerzo, en una casa o en algún campo, aunque sean cuatro o cinco amigos, algún tomate se van a tirar”.

País Vasco: En Vitoria no se pudo disfrutar la semana pasada de la Bajada de Celedón, acto central y más multitudinario de las fiestas de La Blanca; tampoco estalló el cañonazo con el que arranca la Semana Grande donostiarra (del 8 al 15) y ha quedado suspendida la llegada de Marijaia, el personaje que da paso al alboroto de la Aste Nagusia de Bilbao. Las capitales vascas decidieron en mayo cancelar sus programas festivos de verano. “No toca juntarnos, no toca inundar las calles”, fue el mensaje del Ayuntamiento de Vitoria. San Sebastián decidió sustituir su plan festivo por actividades deportivas, gastronómicas y musicales entre el 8 y el 30 de este mes, aunque con limitaciones de aforo. “Sufriremos un poco, pero nos aguantamos”, zanjó el alcalde, Eneko Goia. Solo se salvarán las regatas de traineras en La Concha, aunque con medidas de seguridad para impedir que se reúnan los más 100.000 espectadores que suelen congregarse todos los años en el perfil costero la ciudad. En Bilbao no habrá toros, ni conciertos, ni fuegos artificiales… El alcalde, Juan Mari Aburto, pidió “encarecidamente” que no se organicen eventos entre el 22 y el 30 para “no fomentar la concentración de personas”. “Está en juego la salud de todos”. En los pueblos, el coronavirus también ha echado abajo las celebraciones. No se vivirá la fiesta de la vendimia en la Rioja alavesa, ni el día de los gansos en la localidad vizcaína de Lekeitio.

Galicia: La pandemia ha obligado a decir adiós a sus grandes fiestas gastronómicas, uno de los puntos fuertes del turismo veraniego. Las principales citas, que congregan a decenas de miles de fieles, han sido canceladas. No se han podido beber miles de litros de albariño en Cambados (Pontevedra), ni los cocineros competirán por la mejor empanada en la aldea de Bandeira (Pontevedra). También se ha caído la Fiesta del Pulpo de O Carballiño (Ourense), una romería en la que se reparten 70.000 kilos y se elabora una “tapa gigante” con 500 kilos de cefalópodo. Se ha sustituido por jornadas gastronómicas en bares y restaurantes. También se han echado por tierra otro tipo de celebraciones, como en Ribadavia (Ourense) la Festa da Istoria, un viaje a la Edad Media que incluía una comida medieval. En Catoira (Pontevedra), las hordas de guerreros enfurecidos tampoco han podido protagonizar el primer domingo de agosto la Romería Vikinga, que recrea, entre sardinas, pulpo y empanada, los ataques normandos de hace un millar de años.

Asturias: El verso inicial del pregón del Descenso Internacional del Sella resultó premonitorio: “Guarde el público silencio...”. En mayo se anunció la suspensión de la 90ª edición, que debía haberse celebrado el 8 de agosto. “Este año tocaba quedarse en casa”, explica Juan Manuel Feliz, presidente del comité organizador. El verano astur combina numerosas verbenas -todas canceladas- con grandes citas. La Semana Grande de Gijón, programada del 9 al 15 de agosto, planeaba salvar algunas pequeñas actividades, pero finalmente se decidió por su cancelación. Ni conciertos, ni toros, ni fuegos artificiales. El prado en el que se celebra el Xiringüelu, fiesta que reúne a miles de jóvenes en Pravia, se quedó vacío este año. San Timoteo, en Luarca, mantendrá el reparto del bollo (del 16 al 19) y actividades culturales. El consistorio ha pedido respeto “estricto” a las normas y ha alertado de que puede haber cambios en función de la evolución de la pandemia. El Descenso Folklórico del Nalón (22 de agosto) ha actualizado su web: quedan 372 días para su próxima edición.

Dos mujeres colocaban guirnaldas el jueves en una calle del barrio de Gràcia (Barcelona).
Dos mujeres colocaban guirnaldas el jueves en una calle del barrio de Gràcia (Barcelona).©Consuelo Bautista

Cataluña: Barcelona reparte cada año más de 70 fiestas mayores por sus barrios, algunas con más solera, como las de Gràcia. Pero las calles y plazas se han quedan sin sus espectaculares decorados. Se trata de evitar las aglomeraciones de curiosos y la alternativa es un tanto insípida. “Las fiestas, este año, las disfrutamos en casa”, dice Eloi Badia, concejal del distrito. El canal de YouTube de la Fundació Festa Major de Gràcia será el escenario. Se busca además reforzar el carácter simbólico de algunos actos y el pregón será un homenaje al personal sanitario. Se ha previsto también una gran Despensa Solidaria: los siete días de fiesta el vecindario se organizará para recoger alimentos. No habrá música en las calles, ni barras de bar. “Pero sí algo que las recuerde, y pensando en las del año que viene”, explica un joven de una de las asociaciones que ha ganado más primeros premios. Algunas de las calles que siempre se han engalanado han colgado guirnaldas en tramos cortos para no romper del todo con la tradición. Hay muchos interrogantes sobre las fiestas de la Mercè, en septiembre. Lo que sí está claro es que el Ayuntamiento quiere evitar concentraciones, así que no habrá el “piromusical” clásico: 100.000 personas a los pies de las fuentes de Montjuïc. Mientras, en el Pueblo Español, los sábados y domingos de agosto se celebra la fiesta del agua Splash, en la que es obligatoria la mascarilla para mayores de 6 años y hay que mantener la distancia de seguridad.

Además, son varios los municipios que han trasladado las fiestas al terreno virtual, como Castelldefels. Para entretenerse, los vecinos podrán exhibir su ingenio en el primer concurso de decoración de balcones y ventanas. Tarragona mantiene sus fiestas de Sant Magí, pero sin concurso de castells y para acceder a los pocos actos hará falta reserva previa.

Aragón: En Huesca, la celebración de San Lorenzo ha sido este año muy desanimada, con un insólito 9 de agosto sin chupinazo, mientras un amplio dispositivo policial en las calles impedía celebraciones. Teruel suspendió en julio sus fiestas de La Vaquilla del Ángel y el presupuesto previsto se empleará en necesidades sociales por la crisis. En Tarazona, el Cipotegato, Fiesta de Interés Turístico, se ahorrará este 27 de agosto la lluvia de tomates, 15.000 kilos el año pasado, y 12.000 asistentes. Mientras, en Zaragoza se han adelantado las medidas que se tomarán para el Pilar: solo eventos con aforo restringido, incluida la ofrenda de flores a la patrona.

El origen de concentrar tantas fiestas estos días en que en una sociedad agrícola, agosto era un mes de parón
María Ángeles Sánchez

Canarias. Prácticamente todas las fiestas locales o insulares se han suspendido. Ni verbenas ni romerías ni bajadas de las vírgenes. Los pocos eventos que se mantienen están siendo adaptados a un formato virtual o son sustituidos por exposiciones itinerantes y actividades al aire libre. En Gran Canaria solo han sobrevivido las Fiestas del Pino –en honor a la patrona de la isla–. Las autoridades han solicitado a la población máxima colaboración para que programen sus visitas a la virgen de manera escalonada a lo largo de los meses de julio, agosto y septiembre, evitando los desplazamientos próximos al día oficial, 8 de septiembre, ya que el año pasado se concentraron 200.000 personas en el municipio de Teror. El alcalde, Gonzalo del Rosario, calcula entre cinco y seis millones de euros las pérdidas. En Fuerteventura, la romería de La Peña, a mediados de septiembre, queda anulada precisamente porque el colectivo que peregrina es la población más envejecida de la isla. Las misas serán online. El Baile de Taifas, encuentros folclóricos, ya se celebraron de manera virtual. Y las populares jornadas colombinas de La Gomera también serán diferentes. El acto conmemorativo de la partida de Cristóbal Colón, el 6 de septiembre, se ha sustituido por exposiciones itinerantes y presentaciones de libros.

Madrid. Los municipios de la Comunidad de Madrid han suspendido los festejos patronales que tenían previstos para estos meses de verano. Los ayuntamientos han decidido destinar el dinero de los festejos a ayudas sociales. Así lo ha hecho el de Leganés, situado a unos 15 kilómetros al sur de la capital y con 188.000 habitantes, que ha donado los 175.000 euros de las fiestas a Cáritas del municipio. Igual ha hecho Alcalá de Henares (194.000 habitantes), que ya decidió durante la pandemia gastar ese dinero en las personas necesitadas. Lo que sí se celebrará, pero de manera muy restringida, es el acto central de las fiestas de La Paloma, en Madrid, como es la misa y la bajada del cuadro de la Virgen por parte de los bomberos. La novedad de este año es que tendrá un carácter muy reducido y se limitará el acceso del público para mantener la distancia de seguridad. Esta celebración es multitudinaria todos los años y acoge a decenas de personas dentro de la parroquia y otras muchas se tienen que quedar fuera, oyendo el oficio por los altavoces instalados en la fachada. Lo que sí se ha suprimido es la procesión que se celebra por la tarde y que recorre las calles más próximas al templo.

Castilla y León. El Gobierno autonómico ha dejado claro que no habrá ninguna celebración que se asemeje, ni de lejos, a las clásicas verbenas o bailes con los que los municipios multiplican su población. La casualidad ha querido que los confinamientos en Aranda de Duero (Burgos) y en Íscar y Pedrajas de San Esteban (Valladolid) coincidieran con el Sonorama, en el caso del primero, y del patrón local en los otros. La Junta censuró a la localidad vallisoletana de Esguevillas de Esgueva por una fiesta de la espuma que no cumplía con las exigencias de distancia social y control de afluencia. El ayuntamiento se excusó en que había calculado mal el aforo.

Atracción de feria desmontada junto a la playa de Valdelagrana (El Puerto de Santa María), ayer.
Atracción de feria desmontada junto a la playa de Valdelagrana (El Puerto de Santa María), ayer.PACO PUENTES (EL PAIS)

Andalucia. De color rosa chillón, una pirámide de seis barriles de vino Cartojal luce estos días solitaria junto a la estatua del Marqués de Larios en el centro de Málaga. Deberían estar rodeados de biznagas, verdiales, casetas y miles de personas. Ahora solo pasan a su alrededor peatones con mascarilla. La noche del 14 al 15 arrancaba la feria, cancelada por la crisis sanitaria. “Estamos tristes, es la semana más importante”, dice Manuel Curtido, presidente de la Federación Malagueña de Peñas, que engloba a 35.000 personas. En Almería, que también la debía celebrar en estos días, el panorama es desolador. Mientras, al alcalde de la localidad gaditana de Vejer de la Frontera, Manuel Flor, solo le queda hablar en condicional sobre las fiestas de su pueblo en honor a la Virgen de la Oliva: “El 15 de agosto debería ser el día grande, ya tendríamos que haber escogido a nuestras cobijadas —mujeres que llevan el traje típico— y tener actuaciones”. Una oleada de cancelaciones de procesiones y fiestas recorre Andalucía. Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz; Antequera o Archidona en Málaga; Punta Umbría, en Huelva; Bormujos o Cantillana, en Sevilla, o Bérchules, en Granada: la lista de localidades sin celebraciones es tan extensa como dispersa en el territorio. Y en cada una han tenido que hacer de su capa un sayo y adaptarse a la realidad. A Vejer solo le ha quedado el remedio de rezarle a su patrona en la iglesia y “reforzar la cultura en sustitución de los eventos”, como una exposición sobre la Oliva por las calles del pueblo. Mucho más difícil lo tienen orquestas o empresas de atracciones de feria. En El Puerto de Santa María (Cádiz), ayer viernes estaban recogiendo las atracciones que en la playa de Valdelagrana abrieron ante la ausencia de ferias.

Castilla-La Mancha. Toledo y Ciudad Real se han quedado sin las ferias de agosto y procesiones en los pueblos. La Junta no decretó que se cancelaran, pero sí recomendó que no se celebrasen. El Obispado de Ciudad Real también confirmó desde junio que no habría procesiones. En la provincia manchega solo se oficiarán misas con aforo limitado. En Toledo se suscitó la polémica por una novillada organizada ayer, viernes, con entrada gratis para menores de 13 años. El Ayuntamiento aseguró que su organización era competencia autonómica. Estas actividades están permitidas, pero con el 75% de la capacidad de las plazas.

La celebración del Misteri d’Elx solo lo podrán seguir 200 personas

Baleares. En Mallorca, la mayoría de ayuntamientos ha suspendido sus fiestas. Felanitx se queda sin el tradicional Cosso, después de la anulación de las fiestas de Sant Agustí, previstas para fines de mes. Alaró suspendió los actos presenciales de Sant Roc por la mala evolución de los contagios. Otras poblaciones, como Sencelles, Selva y Sant Joan han seguido el mismo camino con fiestas que coincidían con la Mare de Déu d’Agost.

Más allá de todas estas fiestas agosteñas suspendidas, “habrá que plantearse cómo volverán, porque la esencia de esas celebraciones es la masa”, apunta María Ángeles Sánchez. Así que seguro que en las plegarias de estos días se rogará a los santos para que haya festejos el próximo año. Para empezar, habrá quien se encomiende mañana, 16 de agosto, a San Roque, el patrón contra la peste.

Con información de: F. Javier Barroso, Lucía Bohórquez, Jesús A. Cañas, Blanca Cia, Juan Carlos Espinosa, Noor Mahtani, Juan Navarro, Mikel Ormazabal, Marc Rovira, Nacho Sánchez, Sonia Vizoso, Ignacio Zafra y Pedro Zuazua.

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Sobre la firma

Manuel Morales
Periodista de la sección de Cultura, está especializado en información sobre fotografía, historia y lengua española. Antes trabajó en la cadena SER, Efe y el gabinete de prensa del CSIC. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y máster de Periodismo de EL PAÍS, en el que fue profesor entre 2007 y 2014.

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