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Viaje al interior de un cable submarino

Hoy en día, la comunicación no sería como la conocemos sin la existencia de los cables submarinos. Pero, ¿conocemos realmente cómo funcionan estos gigantes subacuáticos?

Hoy en día, la comunicación no sería como la conocemos sin la existencia de los cables submarinos. Pero, ¿conocemos realmente cómo funcionan estos gigantes subacuáticos? 

Son las 5:30 de la mañana en la ciudad de Fortaleza, al nordeste de Brasil. Pese a que aún no ha amanecido, Praia do Futuro, una de las playas más concurridas de la ciudad, presenta una actividad frenética. Un visitante muy especial está a punto de llegar y su comité de bienvenida no quiere dejar nada al azar. Están preparando el amarre de BRUSA, un gigante submarino que unirá Brasil y EE. UU.

Brasil, con más de 200 millones de habitantes, es el estado de América Latina con más usuarios de Internet. Casi el 70% de los brasileños tiene acceso a la red. Por ello, la llegada de BRUSA va a suponer un antes y un después en el acceso a servicios de banda ancha en el país brasileiro. “BRUSA sale de Río de Janeiro, en Brasil y llega hasta Virginia Beach, en Estados Unidos. Es un cable directo, por lo que es muy rápido: se tardan 99 milisegundos en llegar a Virginia” nos explica Rafael Sgrott Martins, country manager de Telxius Cable.

“Está amarrado en cuatro puntos, cuatro landing points o puntos de amarre, como les llamamos nosotros. Uno está en Río de Janeiro, otro aquí, en Fortaleza, hay un tercer punto en San Juan de Puerto Rico y el punto de llegada se encuentra en Virginia Beach. En estos cuatro puntos en los que el cable submarino toca tierra es por donde entra y sale el tráfico, y así es como está el sistema montado”.

“Río de Janeiro, el primer punto, es un punto muy importante por sus características geográficas” –prosigue Rafael–. “Es una salida natural, una ciudad costera con la que podemos interconectar el cable submarino a los puntos de mayor concentración. Después de Río de Janeiro, el amarre aquí en Fortaleza tiene una razón fundamental, y es que es un punto de confluencia de varios cables submarinos. El propio cable actual, el Sam-1, se conecta aquí en Fortaleza y otros cables procedentes de otros continentes se conectan aquí también.

San Juan también tiene una posición estratégica por tener varias conexiones de entrada al sur de Estados Unidos, en Florida, y por conectar el cable que viene de América Central con el que viene del Pacífico y el que viene de otro de nuestros cables submarinos, que es el PCCS y toda la región de América Central en San Juan. Por último, Virginia es un punto nuevo, ya que normalmente los cables llegan hasta Nueva York o Miami. Nosotros optamos por llegar hasta Virginia y no fue algo aleatorio: está a 300 kilómetros de Ashburn y al lado de Washington DC, y en esas dos ciudades existe una enorme concentración de data center”.

¿Por qué los datos viajan por el mar? 

Mucha gente piensa que la transmisión de datos se hace vía satélite. Sin embargo, el 99% de los datos que consumimos viajan a través de cables submarinos. Son las auténticas arterias de Internet. 

“Los cables submarinos conectan directamente los continentes de una forma rápida. El satélite se geoposiciona a 36.000 kilómetros de altura, por lo que posee una mayor latencia para la comunicación, tarda más. Un cable submarino tendría la capacidad de 2.000 a 3.000 satélites, por lo que está mucho más preparado para un elevado flujo de datos.

El satélite es un complemento a esa conectividad, ya que se encarga de llegar a zonas que se encuentran muy en el interior, a lugares donde es muy difícil, o incluso imposible, llegar con un cable submarino. Pero cuando se consigue alcanzar el mar, lo más seguro es que el tráfico vaya por cables submarinos, puesto que es el camino más directo y rápido gracias a la fibra óptica”, nos cuenta Rafael.

Romualdo Santana, Operations & Maintenance Brazil de Telxius Cable, nos habla de la tecnología empleada en la construcción de estos curiosos habitantes marinos: “Debido a los avances tecnológicos, los cables hoy en día pueden transportar de 130 a 160 terabits por segundo. “Ese volumen equivale a transportar, por ejemplo, el tráfico de todas las operadoras telefónicas de un país y de las operadoras over the top, además de todo el contenido de voz, vídeo y datos que podamos imaginar”, prosigue. “La capacidad de un cable submarino depende principalmente de la separación existente entre sus repetidores.

Cuanto menos espaciados estén, mayor es la capacidad de transporte y de regeneración de la señal. "El diseño actual de BRUSA nos permite introducir hasta 130 lambdas de 100 Gigas, lo que nos puede llevar a una capacidad estimada de 138 terabits por segundo. En el futuro, la evolución de los equipos tecnológicos nos permitirá la introducción de lambdas de 200 a 400 gigabits por segundo, lo que podrá duplicar o cuadruplicar su capacidad, como ha ocurrido en otros cables más antiguos”.

Con esta enorme capacidad, podría pensarse que las dimensiones de un cable submarino son considerables. Romualdo nos aclara esta cuestión: “Muchos piensan que un cable submarino es un tubo de 10 centímetro de diámetro, pero lo que es el cable submarino propiamente dicho mide poco más de un centímetro. En su esencia, un cable submarino está compuesto por cuatro u ocho pares de fibra óptica y una protección de acero para poder ofrecer tracción mecánica y resistencia en el fondo del mar, además de una capa de cobre para poder transportar energía y alimentar los repetidores o amplificadores durante todo su trayecto.”

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Esta es una noticia patrocinada elaborada por Telefónica

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