El espacio, la última frontera de la ciberseguridad
El ritmo al que evoluciona la tecnología dificulta, o incluso imposibilita, la formulación de una respuesta oportuna a las ciberamenazas espaciales, asegura este letrado del Consejo de Estado
Gran parte de las infraestructuras críticas del mundo –como las comunicaciones, el transporte aéreo, el comercio marítimo, la energía, los servicios financieros y otros servicios empresariales, la agricultura, o los sistemas de defensa y vigilancia meteorológica y ambiental– depende de la infraestructura espacial, incluidos los satélites, las estaciones terrenales y los enlaces de datos a nivel nacional, regional e internacional.
Por ejemplo, en nuestras vidas cotidianas los satélites se utilizan regularmente para proporcionar servicios de internet y de telecomunicaciones, y aplicaciones basadas en el sistema global de navegación por satélite (GNSS) están cada vez más integradas en entornos domésticos, empresariales y públicos. Incluso de forma inminente dependeremos más intensamente de las mismas, con la próxima irrupción del coche autónomo.
Los satélites y otros activos como naves, estaciones o laboratorios espaciales, al igual que otros componentes de las infraestructuras críticas digitales terrenales, son vulnerables a los ciberataques. Por consiguiente, las vulnerabilidades cibernéticas en el espacio plantean graves riesgos para las infraestructuras críticas terrestres, y las inseguridades en el entorno espacial obstaculizarán el desarrollo económico y aumentarán los riesgos para la sociedad.
Satélites y otros activos como naves, estaciones o laboratorios espaciales son vulnerables a los ciberataques
Así, los ciberataques a satélites pueden incluir interferencias en las señales y transmisiones (jamming), ataques de intrusismo e interceptación de las comunicaciones (hacking) y producción de daños informáticos y sabotajes (cracking), e incluso el secuestro de los mismos para desconcertarlos, alterar su órbita o quemar sus paneles solares a través de la exposición deliberada a niveles dañinos de radiación altamente ionizante. Los ciberataques también engloban ataques a sistemas de control o protocolos de misiones, e incluso ataques a las infraestructuras en tierra, como los centros de control de los satélites, sus redes o centros de datos asociados.
Por su parte, entre las posibles ciberamenazas contra los sistemas situados en el espacio figuran las acciones de ciberguerra o ciberinteligencia llevadas a cabo por ciertos Estados, las derivadas de organizaciones de delincuencia organizada bien dotadas de recursos que buscan obtener beneficios económicos, las de grupos terroristas que desean promover sus causas, incluso hasta el nivel catastrófico de las colisiones en órbita de satélites, y también las de hackers individuales que quieren alardear de sus habilidades.
El espacio está pasando de ser en cierta medida patrimonio común de la humanidad, con libertad de exploración y utilización por todos los Estados sin discriminación en condiciones de igualdad, a un ámbito en el que están penetrando las fuerzas del mercado. Las tecnologías actuales ponen la capacidad espacial al alcance de los Estados, las organizaciones internacionales, las empresas y los particulares que hace un decenio no tenían ninguna posibilidad realista a este respecto. Del mismo modo, las capacidades tecnológicas que hace unos años solo poseían los Estados más avanzados se encuentran ahora disponibles en el ámbito comercial.
El ritmo al que evoluciona la tecnología dificulta, o incluso imposibilita, la formulación de una respuesta oportuna a las ciberamenazas espaciales. Además, la tecnología por sí misma no puede servir de base exclusiva para la elaboración de políticas sobre ciberseguridad. Los enfoques enteramente o en gran medida tecnológicos no tienen la amplitud o profundidad para permitir una participación integral, y excluyen a muchas partes interesadas que de otro modo podrían contribuir de manera útil a las respuestas a la variedad de amenazas propagadas a través de internet.
Es urgente desarrollar un régimen jurídico flexible y multilateral del espacio y su ciberseguridad. La cooperación internacional será crucial, y junto al papel de la regulación jurídica, preferiblemente de cuño internacional, es imprescindible la colaboración público-privada donde la industria tiene un papel capital en aspectos clave como la detección de amenazas y ataques, la evaluación de riesgos, el intercambio de conocimientos y la innovación, todo ello con objeto de promover la agilidad y la eficacia de las respuestas a las ciberamenazas en el espacio.
Moisés Barrio Andrés es letrado del Consejo de Estado, profesor de Derecho de Internet y experto en Ciberderecho.
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