Unir política y ‘startups’ más allá de las promesas electorales
Están entre los veintitantos y treintaitantos y quieren ser el “puente entre la política y las startups”
Están entre los veintitantos y treintaitantos. Quieren ser el “puente entre la política y las startups”. Y son ya la primera sociedad española de este nuevo modelo de negocio que está cambiando el mundo con empresas como Uber, Airbnb o Snapchat. Izanami Martínez (Madrid, 1984, presidenta), Carmen Bermejo (Madrid, 1980, vicepresidenta), Gema Parreño (Albacete, 1988, asistente de producción), Ruth Martínez-Burgos (Madrid, 1981, consultora legal), Bernardo Navazo (Albacete, 1981, relaciones con políticos) y Elena Rodríguez (Salamanca, 1981, comunicación y marketing) son los rostros tras la Asociación Española de Startups, que nació el pasado 26 de noviembre. Su meta, ser voz de las más de 4.500 empresas de este sector que tratan de triunfar en España, según datos de Startup Explorer.
RETINA se reunió con el equipo una hora antes de que se estrenaran con el primer debate electoral entre políticos y startups, el 2 de diciembre en el International Lab de Madrid. Ciudadanos, Podemos, PP y PSOE, los cuatro actores que el domingo se repartieron sin claros dominadores la tarta política de España, estuvieron allí. El primer paso en una larga travesía que esta asociación quiere recorrer para que los emprendedores de la transformación digital sean asunto clave en la agenda del nuevo Gobierno.
Queremos estar ahí como puente para que exista ese diálogo entre startups y políticos".
El diálogo con los políticos
RETINA. ¿Por qué nace la asociación?
Carmen Bermejo. Tiene que haber un diálogo real entre los políticos y las startups. Cuando hay políticos y emprendedores en un evento, solemos encontrarnos con mucho monólogo y poco diálogo. El político llega, suelta su discurso y se va. No hay interacción. Son dos mundos que no cuajan muy bien pero nosotros queremos estar ahí como puente para que exista ese diálogo.
Elena Rodríguez. El programa que ha diseñado Bernardo para este primer debate intenta ser ya este puente. Que tengan la palabra primero los políticos y luego escuchen los comentarios de la asociación.
RETINA. Es decir, que los políticos escuchen, comprendan y reaccionen. ¿Están preparados para hacerlo con este sector tan nuevo?
Bernardo Navazo. Creo que hemos conseguido para este primer debate políticos muy jóvenes y que están ganando mucho peso en cada uno de los partidos [los invitados fueron: Alfonso García Vicente (PP), Manuel de la Rocha (PSOE), Antonio Roldán (Ciudadanos) y Juan Mateu (Podemos)]. Muchos han estudiado en Estados Unidos y conocen el sector tecnológico. Por primera vez tenemos una generación de segundas espadas en la política, a punto de dar el paso a ser primeras espadas, que son sensibles al sector.
Elena R. El representante de Podemos ha tenido una startup.
Izanami Martínez. Y es que se tienen que dar cuenta de que podemos solucionar gran parte de sus problemas. Podemos asumir los desafíos en educación, en sanidad, en desempleo, en ecología… Para ellos, tener una legislatura maravillosa igual es tan fácil como incorporar la innovación.
RETINA. ¿Es complicado decidir a qué políticos conviene invitar para un primer debate?
Bernardo N. La asociación ya tiene buenos contactos en estos partidos. Cuando planteamos el debate, evidentemente iniciamos la ronda de conversaciones para ver quiénes son los ideales. También tenemos nuestras preferencias. Y hay que tener en cuenta que, en campaña, todos tienen menos tiempo. Pero creo que los elegidos canalizan bien los intereses de los asociados.
Carmen B. Bernardo es quien lleva la parte política porque tiene experiencia en ello. Nos dimos cuenta de que los políticos estaban dispuestos a abrirnos la puerta, pero luego no llegaba a nada. Estábamos muy perdidos en cuanto a las reglas del juego. Tuvimos un evento en septiembre en el que invitamos a Coadec [la coalición de emprendedores TIC de Reino Unido] y a la Asociación Alemana de Startups para aprender de ellos. Y lo primero que nos dijeron fue, contratar a alguien que conozca la política desde dentro. No se trata de que seamos totalmente sumisos a las reglas del juego, pero sí necesitamos conocer dónde nos estamos metiendo.
El desencanto de los emprendedores
Montar una startup no es ni mucho menos sinónimo de éxito. No lo es en Silicon Valley, y no lo es, desde luego, en España. El primer análisis comparativo entre cinco ecosistemas startup — Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y España— de la Comisión Europea arrojó un dato duro: tres empresas españolas (Scytl, Privalia y Odigeo) absorbieron el 63% de la inversión en el sector. Apenas hay aún empresas que consigan grandes rondas de inversión —Job and talent y Carto DB han sido dos de las últimas— para cumplir con la definición de una startup: empresa innovadora de base tecnológica que emprende un modelo de negocio de gran crecimiento.
La Asociación Española de Startups tiene que lidiar no solo con hacer entender a los políticos este sector. El propio sector, en parte desencantado por las trabas que afirma padecer, tampoco lo pone fácil para creerse la utilidad de un organismo así. Sergio Leiva, ponente de RETINA y CPO de Carto DB, nos confesó tanto su escepticismo como su esperanza en esta iniciativa.
RETINA. ¿Cuesta convencer a los emprendedores de vuestra utilidad?
Elena R. Carmen lo decía antes, los ritmos son muy diferentes. Tú como emprendedor estás pendiente de tu plan de negocio, de tu siguiente ronda de financiación. Y en paralelo está el mundo de la política debatiendo una ley que a lo mejor hace que tu startup ya no sea viable. Convencerles de que les tiene que importar este ritmo es una dificultad.
Carmen B. Las startups están muy decepcionadas y se sienten utilizadas porque es fácil que la gente se aproveche del fenómeno emprendedor para generar ruido mediático. Antes la gente se hacía fotos con bebés y ahora se los hace con emprendedores. Esto pasa y produce un desgaste de la comunidad. Pero hay que tener en cuenta que la relación con la política es un trabajo a largo plazo. No se van a solucionar mágicamente los problemas.
Izanami M. A veces es cuestión de voluntad. Con unos cambios muy sencillos en las licitaciones y adjudicaciones de proyectos públicos podríamos competir en igualdad de condiciones con grandes empresas. Y que gane el mejor. No queremos ni subvenciones ni palmaditas en la espalda. Queremos poder competir.
"No queremos ni subvenciones ni palmaditas en la espalda. Queremos poder competir"
RETINA. ¿Qué servicios se les va a dar a los socios?
Elena R. Aparte del foco político, tendremos otro objetivo fundamental: la comunicación. Nos enteraremos de qué se está legislando y de cómo puede afectar a las startups. Sobre todo a nivel europeo, hay unos plazos muy fijos para la legislación. La idea es estar pendiente de todas estas etapas, generar un debate entre los socios y trasladar luego las conclusiones para tratar de que se sepa cómo puede dañar el ecosistema una medida política concreta. Se trata de una doble traducción: político-startup, startup-político.
Carmen B. La Comisión Europea tiene ahora un gran interés en hablar con emprendedores. Es verdad que los plazos que nos dan son cortos, pero están muy abiertos al diálogo y eso es maravilloso. Tenemos que aprovechar este momento y estar preparados de ante mano.
RETINA. ¿Cómo haréis para acopiar esta información y transmitirla a tiempo? Especialmente a nivel europeo.
Ruth Martínez. Hay una asociación, Allied for Startups, que sirve de interlocutor a nivel europeo. Colaboramos con ellos tanto recibiendo la información como canalizando nuestra opinión. Evidentemente, compaginamos esto con toda la información que se puede extraer de la propia Comisión Europea.
Los grandes problemas de las ‘startups’
Carmen B. Nos hemos dado cuenta de que hay un problema de fondo en la sociedad. Estamos viviendo el tránsito de una economía de servicios a una digital, y esto está generando conflictos. Se legisla de tal manera que las startups son daños colaterales.
RETINA: ¿Un ejemplo concreto?
Carmen B. El exit-tax [el impuesto que se le impone a las empresas por acogerse a la fiscalidad de otro país]. No se tuvo en cuenta a las startups, no por mal, sino porque a nadie se le ocurrió. Y les dio de lleno. No había una voz que avisara de esto y que podría haber advertido de cómo complicaría el tránsito de una startup española, por ejemplo, a Silicon Valley. Otro ejemplo, Francia prohibió los servicios de suscripción. Esta medida destruyó a muchas startups que basaban su modelo de negocio precisamente en esto. Se enteraron cuando ya se había legislado, no cuando se estaba debatiendo. Te puedes encontrar que, de un día para otro, tu startup no es legal.
RETINA. ¿Y cómo es la relación con las empresas tradicionales de mayor tamaño?
Carmen B. El problema es que se ve a las startups como el diablo extranjero que viene a invadirnos [el porcentaje de unicornios, las startups que superan los 1.000 millones de dólares de valoración de su negocio, es abrumador para Estados Unidos: un 63% según CB Insights]. Pero eso es porque no se deja crecer a las startups europeas. En España, es muy difícil, porque la economía la controla una red de personas muy concretas que tienen todos los contactos. Si no estás dentro de su círculo, es muy difícil conseguir contratos. Esta es una de las claves. A las startups en España les cuesta tanto conseguir inversión para crecer como contratos para demostrar la validez de su modelo de negocios. Hay mil barreras.
"A las startups en España les cuesta tanto conseguir inversión como contratos"
RETINA. Que motivan fuga de talentos…
Carmen B. Es que los mejores se nos van a trabajar en Silicon Valley, Reino Unido o Alemania. Y al ver aquí tantas trabas, cuesta muchísimo convencerlos de que se puede crear un tejido industrial digital en España. De que puede haber empresas de éxito millonarias. Hemos gastado muchísimo dinero en formar programadores de primer nivel mundial que ahora fichan por empresas extranjeras. Y eso ha sido por no tener claro que la industria del Siglo XXI no son las fábricas, son los programadores. Por eso no solo tenemos que comunicar lo que podemos crear, sino lo que estamos dejando escapar.
Izanami. Es un techo de cristal muy complicado. Siempre hay excepciones, pero a la mayoría de los emprendedores les preguntas cuál es su objetivo a cinco años y te dirán: “Que me compre una americana”.
Elena R. Quien pierde será el país. Porque las grandes ideas triunfarán fuera.
Gema Parreño. Y asumir el fracaso como parte del proceso. En Estados Unidos lo tienen clarísimo. Que crees una startup y no haya funcionado no te condiciona que consigas otro trabajo. Aquí cuesta más, pero también creo que se está empezando a valorar esta experiencia.
RETINA. ¿El riesgo de burbuja, una explosión similar a la de las puntocom, es real?
Elena R. A nivel mediático ya lo hay. Porque está todo muy centrado en la anécdota, en el sensacionalismo del siguiente chaval con camiseta, sudadera y deportivas millonario y no en el impacto y beneficio que pueden tener en la sociedad. Y esto sube. Y también lo hay en las copycat, en las compañías que clonan modelos de negocio de otras para forrarse. Es como el póker, hacer que la empresa crezca lo máximo posible y venderla por una fortuna. Ahí sí veo una burbuja. Pero en la esencia de las startups, al menos al principio, estaba el emplear la tecnología de manera innovadora para resolver una necesidad o problema de la sociedad.
Carmen B. Esta es la madre del cordero. Es una de las razones por la que estamos haciendo esto. Hay mucho desconocimiento de lo que es una startup. Hay mucha gente hablando de esto, y de aceleradoras, incubadoras y coworking sin tener ni idea. Para empezar, una startup es una empresa de base tecnológica, innovadora y con alto potencial de crecimiento. Si tu empresa no cumple estas condiciones, no es una startup. Hay mucho engaño y cantamañanas. El mundo startup está despegando en España. Pero no podemos pasar de un país en que casi no hay emprendedores tecnológicos a uno en el que levantas una piedra y te salen 30 emprendedores y 30 gurús.
RETINA. Una última pregunta, ¿tenéis esperanzas con las elecciones?
Carmen B. Como va a estar tan repartido el poder, será más difícil tomar decisiones, pero también será más fácil que entren nuevas ideas. Creo que puede ser positivo.
Bernardo N. Fíjate que a veces pensamos que con las mayorías absolutas es más fácil renovar y sucede lo contrario. Al mantener ese estatus quo, cuesta arriesgarse a innovar. En política económica siempre se dice que las grandes reformas en la economía surgen de las coaliciones. Porque el socio pequeño fuerza al grande a hacer cosas que no querría. Pero estamos en el principio de un proceso largo, de década o década y media de transformación de España. Y aporto una cita más, a colación de lo que decía Carmen de que no tomen las decisiones por ti. Si no estás sentado a la mesa, es que eres parte del menú [risas].
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