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Un hogar que ilumina el futuro de Nabil, Hassan y Bilal

Una familia malagueña dona una vivienda en el centro de la ciudad para alojar a jóvenes migrantes extutelados

Nacho Sánchez
Francisco Salcedo, en su casa donada para inmigrantes.
Francisco Salcedo, en su casa donada para inmigrantes.García-Santos
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Spanish family donates Málaga home to migrants

La luz entra a raudales por las ventanas de una bonita casa del barrio de Lagunillas, cerca del centro de Málaga. La vida bulle en su interior. Hay un antenista en plena instalación, un fontanero que arregla una fuga y un arquitecto relajado tras nueve meses de reforma. En las habitaciones, tres chavales de 18 y 19 años barren y friegan. Son los más felices. Nabil, Hassan y Bilal tienen un hogar tras casi ocho meses durmiendo en el albergue municipal o en la calle. “Es un gran cambio”, subrayan casi al unísono estos jóvenes extutelados en el que es su primer día en el alojamiento, donado a la asociación Málaga Acoge. “Que tenga este uso es estupendo y necesario”, dice Francisco Salcedo, uno de los antiguos propietarios del inmueble.

La familia de Salcedo residió en esta casa desde los primeros años del siglo XX. En los setenta, su madre la alquiló a un matrimonio que le pagó mensualmente hasta que la progenitora murió en 1993. Francisco y sus tres hermanos decidieron dejar de cobrar el alquiler, que rondaba las 50.000 pesetas (300 euros). “¿De qué nos iba a servir ese dinero repartido entre cuatro, cuando tres eran profesores y yo ingeniero?”, dice el hombre, hoy jubilado. La situación se extendió hasta 2017, cuando la pareja falleció. Los hermanos, entonces, tomaron una decisión. “Regalarla a Málaga Acoge”, afirma Salcedo. En la misma calle hay numerosas viviendas turísticas, con alquileres que se han disparado hasta un 45% en los últimos cinco años.

El proceso para que Nabil, Hassan y Bilal y otros dos compañeros residan en esta casa no ha sido fácil. Ciro de la Torre, arquitecto, ha bregado más de la cuenta con albañiles y una empresa de reformas que lo dejó tirado. A cambio, la solidaridad ha hecho de las suyas: un centenar de personas han participado en una campaña de microdonaciones que ya ha superado los 6.000 euros. Empresas, instituciones públicas y entidades sociales han hecho el resto. Entre todos han sumado los 65.000 euros que ha costado la reforma y los trámites burocráticos. “Ahora Málaga Acoge tiene una vivienda en propiedad para apoyar a muchos chavales en el futuro, es un gran paso”, dice Germán Torrecillas, miembro de la organización.

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