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El Gobierno andaluz presume de estabilidad tras aprobar su primer presupuesto con Vox

La ultraderecha advierte que las cuentas de la Junta para 2019 son de “transición”

Teodoro García Egea y Juan Manuel Moreno, del PP, y Javier Ortega Smith y Francisco Serrano, de Vox, durante la firma del acuerdo de investidura./ Vídeo: Las primeras reacciones de los principales grupos políticos.Vídeo: PACO PUENTES / ep
Lourdes Lucio

Frente a la incertidumbre de la investidura de Pedro Sánchez y de la conformación de gobiernos autonómicos por la falta de acuerdo, el Gobierno bipartito de PP y Ciudadanos (Cs) de Andalucía presume este jueves de estabilidad tras aprobar su primer presupuesto con el apoyo de la ultraderecha de Vox. Es el primero , pero no será el último, ya que las tres formaciones de derechas firmaron el pasado 13 de junio un documento con 34 medidas que se desarrollarán en las cuentas del 2020. El primer Gobierno no socialista andaluz en 37 años está a punto de cumplir seis meses de suave singladura.

Los presupuestos de la Junta de Andalucía para 2019 son los de mayor volumen tras los del Estado. Ascienden a 36.495,5 millones de euros, un 5% más que los últimos aprobados por el PSOE con el apoyo entonces de Ciudadanos. El gasto social supone 20.343 millones, un 5,9% más. El Gobierno apenas tendrá cuatro meses para ejecutarlo y ya trabaja en las cuentas del 2020, que deberán entrar en el Parlamento a finales del mes octubre. Hacienda va un poco a ciegas en este proyecto, por cuanto el presupuesto estatal está prorrogado y los nubarrones sobre una posible repetición electoral en España ya no se ven tan lejanos.

Para PP y Ciudadanos los presupuestos 2019 son los “del cambio”, dijeron al unísono el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, y el vicepresidente Juan Marín (Cs). “Aquí hay un gobierno sólido, que aprueba sus presupuestos, lo que convierte a Andalucía en el territorio más propicio para la inversión y el empleo”, señaló Moreno. Ambos pusieron el acento en la “estabilidad” del Gobierno, una situación que se prolongará, salvo sorpresas, hasta mediados de la legislatura.

Y la sorpresa solo puede venir del lado de Vox. Su portavoz, Alejandro Hernández, ya lo advirtió: “Estos no son los presupuestos de Vox. Hay cosas que no nos gustan. Son unos presupuestos de transición, de coyuntura, de trámite, pero son un faro en estos tiempos convulsos”. La formación de ultraderecha, que sostiene al Gobierno con sus 12 diputados, lo fía todo a las cuentas del próximo año. PP, Cs y Vox se han comprometido a eliminar el concepto de “transversalidad de género” que figura en la documentación presupuestaria; a actuar en materia de inmigración irregular; a ayudar a mujeres embarazadas con dificultades; a poner un servicio de atención a las víctimas de “violencia intrafamiliar”; o a limitar las actuaciones en materia de memoria democrática a las exhumaciones.

Reducir el sector público, pata fundamental

Son pildorazos ideológicos de Vox que se van a incorporar, pero lo fundamental del acuerdo versa sobre la reducción del sector público, con una plantilla de 26.045 personas. En ese objetivo se va a centrar el Gobierno de coalición a partir de ahora. El PSOE da por hecho que habrá despidos masivos, una afirmación que las derechas niegan, aunque se revisará uno a uno los contratos de los trabajadores y si entraron por mérito y capacidad.

Los miembros del Gobierno aseguraron que los presupuestos aprobados son los “más sociales” de la historia y también los primeros en los que se han incorporado enmiendas de la oposición, algo que el PSOE negó. De las 53 enmiendas aceptadas a lo largo de la tramitación, cuatro llevan la firma del PSOE y 17 de Adelante Andalucía. El montante total modificado es de unos 11 millones de euros.

Los socialistas aseguraron que las cuentas apuntan a una “involución” y a recortes de derechos, aunque en realidad hay una cierta continuidad con los últimos presupuestos del PSOE, como han reconocido en privados algunos de sus diputados. “Se beneficia al sector privado a costa de lo público”, sostuvo la secretaria general socialista y expresidenta de la Junta, Susana Díaz. Ese trasvase, por ahora, no se ve en el Presupuesto.

En materia de sanidad, los conciertos con el sector privado se mantienen en los 175 millones que firmaron los socialistas. Y en cuanto a la educación todavía no se ha ampliado, aunque en el pacto de coalición sí figura ese compromiso.

Durante el debate de los presupuestos, no se produjeron grandes choques dialécticos entre los grupos, aunque Vox usó el potente altavoz que le proporciona la tribuna del Parlamento para defender sin complejos sus principios ideológicos en contra de las políticas de género. Ni siquiera la afirmación despectiva de un diputado de la ultraderecha sobre la política de subvenciones (“vamos a cambiar el llenar la nevera de pescado, por enseñar a utilizar la caña de pescar”, dijo), levantó ni el menor murmullo.

Sí lo hubo hasta rozar la bronca al final del pleno, cuando el consejero de Hacienda, Juan Bravo, convirtió lo que debía ser una breve intervención de agradecimiento a la Cámara en un largo discurso lleno de reproches al PSOE por patrimonializar la defensa de la igualdad. Bravo estrechó la mano de todos los portavoces, aunque Susana Díaz le negó el saludo: “No venga a saludarme a mí, súbase a la tribuna y pídale disculpas al grupo parlamentario socialista”.

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