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El centro donde murió un joven en Almería acumula informes negativos del Defensor del Pueblo y del Menor

La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía insta al Gobierno y a la ONU a prohibir el uso de contenciones mecánicas en centros de menores tras el caso de Oria

Centro de menores de Tierras de Oria (Almería)
Centro de menores de Tierras de Oria (Almería)Paco Bonilla

La muerte del joven Ilias T., de 18 años, en el centro de menores de Tierras de Oria el pasado 1 de julio ha vuelto a poner de relieve muchas de las carencias señaladas en recientes informes por el Defendor del Pueblo y el Defensor del Menor. La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDH) ha recordado en un documento las denuncias recogidas en sus informes e insta a las autoridades españolas y a la ONU a prohibir el uso de contenciones mecánicas. El chico falleció tras recibir un "protocolo de contención" de parte de seis guardias jurado del centro, pero la autopsia preliminar señala "signos asfixiáicos generales" y revela la existencia de un vídeo de los hechos (sin sonido) por lo que “no descarta la compresión abdominal o la sofocación con almohada/colchón en esta muerte".

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En su informe de 2017 el Mecanismo Nacional para la Prevención de la tortura (MNP), dependiente del Defensor del Pueblo, detectó numerosas carencias en relación con los centros de menores visitados durante ese año, señala el informe de APDH. "Se ponía en evidencia la dificultad para acceder a la visita de un abogado dentro del mismo centro, se constató la aplicación aislamiento provisional como medida cautelar y no como medio de contención, la inexistencia de protocolos adecuados de grabación y extracción de imágenes", describen.

Y, en concreto,en su visita de 2018 al centro de Tierras de Oria, que gestiona la Asociación GINSO (Gestión de Integración Social),  constató que "el centro está alejado de núcleo urbano y no dispone de transporte público para acceder al mismo, que no existía un Libro de registro de medios coercitivos, la inadecuación de la habitación para la aplicación de las sujeciones mecánicas, la falta de costumbre de proporcionar una copia del parte de lesiones al menor y muchos retrasos en la incoación de algunos expedientes disciplinarios".

Ilias, tras ser derivado de un centro de Córdoba, llevaba dos meses en el centro de menores de Oria, que ya fue denunciado por sus métodos en 2015. Desde que ingresó no había podido salir ni ver a su madre, como pudo hacer en otros centros. La última vez que estuvieron juntos fue precisamente un día antes de su muerte.

Aislamientos de siete días

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Sobre la visita del Comité para la Prevención de la Tortura (CPT) del Consejo de Europa a ese mismo centro almeriense los días 27 de septiembre y 10 de octubre de 2016 constató que "se les sujetaba a una cama, boca abajo, con los tobillos y muñecas (y a veces el torso) atados a los lados de la cama con correas", como se inmovilizó a Ilias. "Los menores no podían utilizar el baño mientras estaban sujetos (a pesar de pedirlo) y en algunos casos se veían obligados a orinarse encima", recoge el informe de APDH, que anexa los documentos y señala las páginas exactas de cada informe. "En relación con el régimen de aislamiento, el CPT también "tuvo conocimiento de casos de menores que habían sido sometidos a aislamiento como medida disciplinaria durante tres periodos consecutivos de siete días”, como relataron fuentes del centro.

A su vez, al igual que el MNP, el CPT corroboró que “el diseño de las zonas de alojamiento en Tierras de Oria era demasiado carcelario considerando que el centro estaba destinado a acoger a menores; en principio, seguía el diseño y el plano de los centros penitenciarios para adultos, había barrotes por todas partes y las habitaciones de los menores estaban equipadas con puertas metálicas reforzadas y ventanas con barrotes metálicos”. También constató que “algunos menores alegaron que habían sido inmovilizados pese a no haber estado agitados en ningún momento y habían percibido la inmovilización como un castigo por su mala conducta. También se escucharon alegaciones de menores que habían sido amenazados con ser inmovilizados como castigo si no cumplían las normas del centro. Más aún, la inmovilización había sido utilizada repetidas veces en menores que sufrían dificultades respiratorias visibles”.

El protocolo de contención en Tierras de Oria (Almería), con 130 menores internos entre los 14 y los 18 años, incluye una habitación habilitada con una cama donde los menores son inmovilizados con sujeción mecánica. “Amarrarlo a la cama con bridas es inhumano. Eso es impensable, no se puede hacer, está fuera del trato a una persona. Aquí a lo máximo que llegamos es a poner los grilletes y durante un tiempo muy controlado. La violencia genera más violencia”, critica un responsable de uno de los 16 centros andaluces de internamiento en régimen cerrado para menores. Cuando existe una intervención extrema por comportamiento violento, el centro remite a continuación un informe a la Fiscalía, al juez de menores y a la Delegación del Gobierno con el detalle de los minutos que los menores han sido inmovilizados, algunos de ellos condenados por asesinatos y violaciones.

Sobre el centro de Tierras de Oria, este responsable añade: “Los niños hablan de que no hay control educativo, que es muy carcelero. Que están solos y entre ellos se pelean, que es como las cárceles. Los chavales están en módulos aparte, sin educadores cerca de ellos que intervengan en sus conversaciones, que es lo habitual”.

A la espera del visionado del vídeo, la inmovilización de Ilias T., de 18 años recién cumplidos, a cargo de seis guardas jurado está respaldada desde la Junta, cuyo protocolo exige un mínimo de cinco vigilantes, uno por cada extremidad y otro para vigilar el traslado del menor. David Doña, especialista en formar a profesionales para intervenciones emocionales y físicas, discrepa del método empleado: “El protocolo para pacientes agitados indica que llevar en volandas a una persona es una locura y muy peligroso, porque se puede hacer daño”.

Doña, a través de su fundación S.O.S. Tenme, combate "la deficiente formación" de vigilantes, maestros y psicólogos sobre la contención física personal, paso previo para poder evitar la contención mecánica -con camas o grilletes- al afrontar situaciones de violencia con menores y pacientes con necesidades especiales. Cinturón negro en defensa personal policial y formado en el Reino Unido, Doña aboga por un abordaje “mucho más positivo y emocional”, a la vez que insta a sus alumnos a mantenerse siempre a la altura del menor. “La respuesta policial es llevar las manos a la espalda, presionar contra el suelo, apoyar la rodilla y poner los grilletes. Nosotros nos ponemos a su lado con una técnica para servirle de apoyo, e impedirle que haga movimientos y se dañe. Si va de rodillas o al suelo, nosotros también. En ningún momento le reducimos y claro, debería evitarse la contención mecánica. Lo importante es mantener la dignidad de la persona”, subraya. "He tenido a un niño autista con la rodilla rota que se levantaba hasta tres veces porque no percibía el dolor", explica.

Cada uno de los 16 centros de internamiento cerrados andaluces tiene su propio protocolo de contención para los menores, aprobados por la Comisión de Centros y la Dirección General de Justicia Juvenil de la Junta. “Es necesaria una legislación más concreta sobre qué podemos hacer y qué no en la contención física personal, hay un hueco en seguridad jurídica por falta de legislación”, critica Doña.

El Defensor del Pueblo y el Comité Europeo para la Prevención de la Tortura (CPT) han visitado desde 2013 las instalaciones de Tierra de Oria. En su informe de finales de 2017, los inspectores del comité europeo identificaron “denuncias creíbles” sobre “maltrato físico deliberado” por parte del personal hacia los menores. Los inspectores abundaban en sus críticas: “Las autoridades españolas deben adoptar las medidas oportunas para acabar con el uso del régimen de aislamiento como castigo disciplinario para los menores”, en contra de la tendencia a nivel internacional. Como conclusión, el informe critica el diseño del centro, “demasiado carcelario para acoger a menores”.

Fuentes de la Consejería de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local responden: “En Andalucía no podemos eliminar los métodos de contención sin ofrecerles a los centros una alternativa, y eso es una iniciativa a nivel nacional”. Tras un primer informe elaborado por la dirección del centro sobre cómo falleció Ilyas T., ahora la Consejería está pendiente de recibir un estudio más extenso elaborado por los funcionarios desplazados al centro desde su Delegación de Almería.

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