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Bruselas hace gestos para arropar a España y apaciguar a Marruecos

La Comisión Europea persigue evitar en la opinión pública española la sensación de abandono que algunos movimientos xenófobos han impulsado en países como Italia

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, la pasada semana. En vídeo, declaraciones de la portavoz de la Comisión Europea.Vídeo: MARCOS MORENO / EBS-QUALITY

España no está sola y Marruecos necesita ayuda adicional de la UE. El mensaje de la Comisión Europea se difundió este miércoles a bombo y platillo desde las más altas instancias hasta las comparecencias más rutinarias. La ofensiva lanzada por Bruselas persigue, por un lado, apaciguar al Gobierno de Rabat, incómodo por la presunta indiferencia europea ante la escalada de la factura de control de las fronteras norteafricanas. Y por otro, tal vez el esencial, evitar en la opinión pública española la sensación de abandono que algunos movimientos xenófobos han impulsado en países como Italia, donde la extrema derecha de Matteo Salvini ha llegado a enseñorearse en gran parte del poder gracias a las sucesivas crisis migratorias.

A primera hora de la mañana, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, telefoneaba al presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, para expresarle todo su apoyo y solidaridad ante el reciente incremento de llegadas irregulares a las costas españolas de personas procedentes de Marruecos. “Le he asegurado a Sánchez que España y Marruecos cuentan con todo el apoyo de la Comisión”, tuiteó Juncker. Por la misma vía agradeció Sánchez “el compromiso” de Bruselas y recordó que “estamos ante un reto que afecta a toda la UE y que solo podemos afrontar juntos”.

El propio Juncker se dirigía el 31 de julio por escrito a Sánchez, en una carta adelantada por EL PAÍS, para anunciar su intención de aumentar los recursos destinados a Marruecos, que se sumarán a los 55 millones anunciados el pasado 6 de julio. El comisario europeo de Migración, Dimitris Avramopoulos, también irrumpió con el anuncio de una visita a España mañana viernes, un viaje que coincidirá, con toda probabilidad, con la concesión de la ayuda de emergencia solicitada por España para la Guardia Civil.

El comisario tiene previsto abordar en Madrid la situación actual de los servicios de atención a los emigrantes, desbordados tras un repunte de llegadas que ha convertido al Mediterráneo occidental en la principal puerta de entrada ilegal por mar en Europa.

Los movimientos en Bruselas y Madrid se suceden a toda velocidad, a un ritmo que pretende adelantarse a una situación cada vez más volátil en el Estrecho. La Comisión ya detectó en 2017 que el número de entradas irregulares por esa zona se había doblado. Y en el primer semestre de este año las cifras han vuelto a duplicarse en relación con el mismo período del ejercicio anterior, hasta alcanzar los 14.700 cruces de frontera irregulares, según Frontex, la agencia europea de fronteras.

Esas cifras palidecen en comparación con la crisis de refugiados de 2015, cuando más de un millón de personas entraron en Europa por el Mediterráneo oriental, desde Turquía a Grecia. Por aquel entonces la causa era un foco concreto: la guerra y la tragedia humanitaria en Siria.

En el caso del Mediterráneo occidental se teme una crisis más estructural, que podría prolongarse más en el tiempo y convertirse, a la larga, en igual de complicada que la vivida en Italia con las salidas procedentes de Libia. Bruselas quiere evitar por todos los medios un desenlace como el de Italia, donde el ministro del Interior, Matteo Salvini, ha acabado por prohibir la entrada en los puertos de los barcos refugiados y ha puesto en entredicho no solo las normas europeas sino, también, las internacionales sobre el derecho al asilo. Juncker asegura en la carta a Sánchez que comparte la “sensación de urgencia” y, por tanto, “la necesidad de hacer más y con más rapidez”. El jefe de la Comisión ha tomado nota de las necesidades financieras y materiales planteadas por Marruecos y trasladadas a Bruselas por el presidente del Gobierno español.

El brazo ejecutivo de la UE asegura que cubrirá esas necesidades tan pronto como disponga de nuevos recursos en el Fondo Fiduciario de la UE para el norte de África. Bruselas urgió la semana pasada a los países de la Unión a acelerar sus contribuciones “con importes que se ajusten a las expectativas reales”. A la espera de ese incierto caudal, Juncker advierte al Gobierno que “los recursos son, desgraciadamente limitados”. Fuentes comunitarias reclaman, además, contrapartidas por parte de Marruecos en forma de una mayor colaboración en el control de sus fronteras. Los propios marroquíes encabezan el número de entradas irregulares procedentes de su país.

El ministro de Exteriores, Josep Borrell, admitió ayer que “es verdad que se reconoce [en la carta de Juncker] que [los nuevos fondos europeos] pueden no ser suficientes”. Aun así, Bruselas espera que los recursos adicionales sirvan para apaciguar a Marruecos y para apagar en España la peligrosa mecha de las presuntas crisis migratorias.

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