La pugna del PP en Andalucía amenaza la unidad a un año de las elecciones
La comunidad autónoma clave en las elecciones internas se divide entre los tres favoritos
El pulso entre los favoritos a suceder a Mariano Rajoy ha reavivado viejos desencuentros del PP en Andalucía, la Comunidad que aporta más inscritos —11.658— y compromisarios —475— en las elecciones internas. María Dolores de Cospedal tiene el apoyo del exalcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido; Soraya Sáenz de Santamaría, el de Javier Arenas; y Pablo Casado, el de cargos intermedios. Esas alianzas ponen en peligro la unidad interna del PP a menos de un año de las andaluzas.
El 5 de junio, cuando Mariano Rajoy anunció su renuncia a presidir el PP, un importante dirigente autonómico ya vaticinó que Andalucía estaría en el corazón de la batalla por el poder y que esa circunstancia reavivaría el pulso soterrado que han mantenido en los últimos años Cospedal y Arenas. “En Andalucía están mayoritariamente con Soraya, pero también hay votos para Cospedal y para Casado”, dijo este dirigente. “Y lo que está claro es que el sector de Arenas apoyará a quien pueda ganar a Cospedal”. En consecuencia, a nadie le pasó desapercibido que Sáenz de Santamaría eligiera ayer Almería para aprovechar los focos del último domingo de la primera fase de la campaña del PP sentándose junto a Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente autonómico del partido, y Arenas, vicesecretario territorial e histórico factótum del partido en la región.
“Juanma está con Soraya y eso ayuda bastante”, explicó una fuente de la dirección nacional sobre el líder del PP andaluz.
“Soraya ganará en Andalucía”, aventuró un presidente regional del PP que maneja votos clave para el Congreso del partido. “Arenas aporta mucho, como Fátima Báñez”, siguió sobre la exministra de Trabajo, natural de Huelva, que también apoya a la exvicepresidenta; como el influyente exdelegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz; o el presidente del PP de Málaga, Elias Bendodo. “Pero está todo muy fragmentado. Zoido apoya a Cospedal en Sevilla, y José Antonio Nieto lo hace en Córdoba”, añadió sobre el exministro de Interior y el exsecretario de Estado, que coinciden en su preferencia con José Enrique Fernández de Moya, exalcalde de Jaén y exnúmero dos de Hacienda. “Y Casado, en Andalucía, poco”, opinó sobre el tercer favorito, al que han apoyado públicamente el actual alcalde de Jaén, Javier Márquez, y distintos concejales.
La polarización de los cargos orgánicos y públicos del PP en Andalucía, casi sin parangón en el resto de España, refleja los equilibrios que tuvo que mantener laboriosamente el partido para garantizar la paz interna en esta Comunidad Autónoma clave. Al tiempo, también muestra la importancia que tendrá lo que hagan estos representantes en el proceso interno del PP.
La importancia del aparato
Solo el 7,6% de los afiliados que dice tener la formación conservadora se han inscrito para votar el 5 de julio, cuando las bases reducirán los seis candidatos actuales a un máximo de dos y seleccionarán a los compromisarios que decidirán quién es el nuevo líder del PP en el congreso extraordinario del 20 y el 21 de julio.
Los equipos de los aspirantes consideran que la desmovilización de los afiliados favorece a quien controle el aparato, porque entre los inscritos para votar predominan cargos electos y orgánicos. Y concluyen que eso marca decisivamente el duelo entre Cospedal, Sáenz de Santamaría y Casado.
Cospedal acude a la votación con la ventaja de ser la secretaria general y la única presidenta regional del PP —Castilla-La Mancha— que hay entre los aspirantes. Fuentes populares observaron desde el inicio del proceso que Sáenz de Santamaría tenía dos opciones para compensar la capacidad de su rival para activar los resortes internos del partido. O lograba que el coordinador nacional, Fernando Martínez Maillo, abandonara la neutralidad, o contaba con el apoyo de Moreno y Arenas. Esa segunda opción cristalizó ayer y reactivó el pulso por el control de Andalucía que enfrenta desde hace tiempo a las dos colaboradoras de Rajoy.
El primer episodio clave se vivió en 2014, cuando la exvicepresidenta del Gobierno vio cómo su candidato, Moreno Bonilla, se hacía con el control del PP andaluz. Inmediatamente, el juego de contrapesos constante que practicó el partido durante la etapa de Rajoy reforzó a Zoido, entonces alcalde de Sevilla, como uno de los grandes apoyos de Cospedal en esa Comunidad Autónoma. Un pulso que salió de nuevo a la luz en 2017, cuando el congreso provincial de Sevilla midió a los partidarios de Cospedal y Zoido con los de Arenas y Moreno, que acabaron por imponerse.
Ese enfrentamiento de las familias andaluzas del PP, que por extensión ha sido el de Cospedal y Sáenz de Santamaría, vive ahora su último capítulo. De su resultado dependerá el balance del partido en las primeras elecciones que se celebrarán tras la designación de su nuevo líder: los andaluces serán llamados a las urnas en marzo de 2019, si Susana Díaz no apuesta por un adelanto electoral.
Levy apoya a Casado
La vicesecretaria de estudios y programas del PP, Andrea Levy, anunció el domingo que apoya la candidatura de Pablo Casado a presidir el PP.
"Esto es el presente, pero esto va de convicción y de ilusión por el futuro y, por eso, apoyo a Casado", ha dicho Levy. "De este proceso debe de salir un PP con un nuevo impulso, fortalecido en ideas, equipos y programas, para dar la victoria a sus concejales y equipos autonómicos en las elecciones del año que viene".
La decisión de Levy deja al coordinador nacional, Fernando Martínez Maillo, como el único integrante de la actual dirección nacional con responsabilidades en España que mantiene la neutralidad.
El vicesecretario de Acción sectorial, Javier Maroto también apoya a Casado, que era vicesecretario de comunicación; el vicesecretario territorial, Javier Arenas ha hecho explícito que cree que Soraya Sáenz de Santamaría es la mejor opción; y María Dolores de Cospedal se ha presentado como aspirante.
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