Josep Borrell, ministro de Exteriores
El exministro es un heterodoxo, socialdemócrata europeo clásico y combatiente contra el independentismo
A Josep Borrell le cogió en Italia la oferta de Pedro Sánchez de formar parte de su Gobierno como ministro de Asuntos Exteriores. Le dijo que sí. Además de tener el mundo en la cabeza, el exministro socialista se ha destacado como un combativo defensor del constitucionalismo en su tierra, Cataluña, y se ha convertido en héroe para muchos y villano para otros en su comunidad autónoma. Su presencia en el Gobierno socialista de Pedro Sánchez hace añicos la tesis de que el presidente ha pactado contrapartidas con los independentistas a cambio de su voto para hacerle presidente.
Josep Borrell ha sido diputado provincial, diputado nacional, secretario de Estado de Hacienda, ministro de Obras Públicas, eurodiputado y presidente del Parlamento Europeo. Un extenso historial político que no le impidió cosechar un apabullante currículum académico. Este político socialista catalán (Pobla de Segur, Lleida) es ingeniero aeronáutico, máster en investigación Operativa por la Universidad de Stanford en Palo Alto (California, EE UU), máster en Economía de la Energía por el Instituto Francés del Petróleo en París (Francia), doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid en Madrid (España) y catedrático en excedencia de Matemáticas Empresariales. Habla francés, inglés, italiano, castellano y catalán y a sus 71 está en una excelente forma física que le permite atender permanentemente compromisos académicos internacionales.
Su heterodoxia le ha acompañado siempre. Felipe González contó muchos años con él, pero no era del grupo más afín al expresidente socialista, lo que se puso de manifiesto cuando se enfrentó contra todo pronóstico del aparato del PSOE con Joaquín Almunia para la candidatura a la presidencia del Gobierno. Le ganó en elecciones primarias y levantó un entusiasmo entre los militantes socialistas que se ha vuelto a recordar muchos años después con Pedro Sánchez. No acabó bien esa historia que parecía de éxito. El descubrimiento de que dos de sus colaboradores en el Ministerio de Hacienda habían cometido irregularidades fiscales le condujo a la dimisión para no perjudicar a su partido en 1999, poco más de un año después de que fuera elegido por los afiliados.
Ese apartamiento no impidió que en 2004 fuera el cabeza de lista de su partido al Parlamento Europeo y hasta 2007 fue presidente de la Eurocámara. Nunca ha estado desaparecido y siempre se le ha buscado en momentos complicados. Ayudó a Pedro Sánchez en su enfrentamiento con Susana Díaz y tras la victoria del primero por la secretaría general ha seguido junto él en un plano discreto.
Ahora vuelve a su lado como ministro de Exteriores para ser la cara y la voz del Gobierno de Pedro Sánchez en el ámbito internacional con su europeísmo apasionado y con hechuras ideológicas de una socialdemocracia clásica. El servicio al nuevo Gobierno no solo vendrá por sus conocimientos de la política exterior. Su mera presencia en el Gobierno resta argumentos al PP y a Ciudadanos ante sus temores públicos sobre supuestas contrapartidas de Sánchez a los independentistas a cambio del voto favorable a la moción de censura. Borrell defiende la Constitución en Cataluña, teoriza argumentos económicos, históricos, políticos y emocionales para defender la catalanidad de los que también se sienten españoles.
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