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Amarga luna de miel en el aeropuerto de Barajas

El Estado pretende resarcir con 126 euros las más de 24 horas que estuvo preso el novio por un error judicial

Dos agentes patrullan Barajas tras los atentados de París.
Dos agentes patrullan Barajas tras los atentados de París.Luis Sevillano

Juan y Cristina acabaron su viaje de bodas en la comisaría de Moratalaz, en Madrid. Él, alcalde de un pequeño municipio castellano-manchego, encerrado en los calabozos; y ella, entonces recién licenciada en derecho, repitiendo sin éxito a los policías que debía tratarse de un error, que su flamante marido no había hecho nada y que le soltaran. Era domingo por la mañana y se disponían a pasar la aduana del aeropuerto Adolfo Suárez de Barajas. Venían de Estados Unidos y estaban de luna de miel. Venían muy contentos y nunca imaginaron un remate tan nefasto justo al pisar Madrid.

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How a honeymoon turned to horror at Madrid airport for this Spanish couple

"Queda detenido, está usted en búsqueda y captura", le dijeron los agentes en Barajas. La pareja no daba crédito. "En ningún momento mi marido supo por qué se le detenía. Yo averigüe más tarde gracias a un amigo policía que venía de una orden judicial de Ayamonte (Huelva), pero él nunca fue informado de por qué se le detenía. Es duro volver a recordar este asunto", explica Cristina a EL PAÍS. Y es que, tiempo atrás, indirectamente, Juan se había visto envuelto en un accidente laboral y el juez, tras las pesquisas, sobreseyó la causa. Pero tenía dictada una orden de captura contra él y se le olvidó anularla de los ordenadores de la policía.

En los calabozos de Barajas, le ordenaron “desnudarse” y que se colocara en cuclillas. Se sintió "muy humillado".

“Habíamos tenido un viaje de novios fantástico, en Nueva York y por la Costa Oeste de Estados Unidos, y una vez en Barajas de pronto vi que se llevaban esposado a mi marido”, describe Cristina. Con el tiempo, ella ha acabado asumiendo el calvario que le tocó vivir recién casado. Sin embargo, cuando este periódico contactó con Juan, se quedó bloqueado. No quería que se contase lo que le aconteció en Barajas en el epílogo de su luna de miel ni que se publicara su nombre (Juan es nombre supuesto). “Verse encerrado, sin haber hecho nada, en un calabozo, es muy duro y él lo tiene como borrado de su mente, recordarlo le duele, no quiere saber nada de ese asunto…”, cuenta su pareja, Cristina. Ella también lo pasó fatal.

“Expliqué a los policías que veníamos de viaje de novios y que mi marido no había hecho nada. Más tarde les pedí, por favor, que me dejasen estar un rato con él; y, la verdad, se portaron bien y me dejaron verle: los dos nos pusimos a llorar... Pero le dije: mírame, hemos estado muy a gusto, y tenemos que quedarnos con ese recuerdo, no con este, todo se arreglará”.

"En ningún momento mi marido supo ni fue informado de por qué se le detenía", cuenta la esposa

Juan se sintió humillado. Antes de llevarle a la comisaría de Moratalaz, en los calabozos de Barajas, le ordenaron “desnudarse” y que se colocara en cuclillas. Luego, con otros siete detenidos, le llevaron “en condiciones infrahumanas”, relata en su denuncia al ministerio, en un furgón, sin asientos en la parte trasera, a los calabozos de Moratalaz, donde estuvo toda la noche antes de ser conducido al juzgado de guardia de la plaza de Castilla.

El Consejo del Poder Judicial, en respuesta al Ministerio de Justicia, ha dado la razón a esta pareja. La justicia funcionó mal. El juez de Ayamonte, que se cambió de juzgado sin avisar de que había que retirar la orden de búsqueda de Juan, fue sancionado por este error a un mes de suspensión de empleo y sueldo. Por falta muy grave.

Juan estuvo apresado más de 24 horas, desde la mañana del domingo 27 de julio de 2014 hasta el lunes siguiente, que le llevaron a la plaza de Castilla. Y gracias a eso pudo deshacer el entuerto judicial. “En el juzgado de guardia de Madrid, nos pidieron perdón… E incluso nos indicaron que podíamos pedir la responsabilidad patrimonial del Estado”, recuerda Cristina.

El Poder Judicial expulsó al juez un mes

Llena de rabia, la pareja decidió reclamar una indemnización de 6.000 euros al Ministerio de Justicia. Tras un ingente papeleo, el Consejo de Estado, con aquiescencia del Poder Judicial, ha acordado que se indemnice a la pareja “con 126 euros”. “Ni siquiera hemos ido a recoger el dinero, da igual, al menos han reconocido oficialmente que se produjo un grave error con nosotros”, espeta Cristina.

“¿Por qué el juez le puso la orden de busca y captura, pese a que no tuvo nada que ver con el accidente, si en las diligencias venía claramente la dirección de mi marido, y su DNI, y el cargo político que ocupaba en su municipio; estaba totalmente localizable?”, se queja Cristina, que aun recuerda con dolor aquellos momentos de hiel en Barajas.

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