Y Michael Jackson bajó del cielo
Un clon grancanario del rey del pop, al que imita desde hace 25 años, es idolatrado por miles de fans
Cuando termina su espectáculo, algunos de los que lo han presenciado se acercan con lágrimas en los ojos para decirle: “Michael está en ti”. El rey del pop salta cada noche al escenario del restaurante Aquario de la zona turística de Playa del Inglés, al sur de Gran Canaria. “¡Ha vuelto!”, exclamó Paula Lendon, una británica de 50 años, la primera vez que vio a Gus Jackson en una de sus actuaciones aquí en 2011. Experimentó una especie de una aparición divina. Hoy, siete años después, regresa para sentarse en primera fila. No quiere perderse nada del espectáculo de este grancanario de 42 años que lleva 25 imitando al artista. “He visto a muchos, pero él es el mejor de todos”, asegura.
La sorpresa que se llevó Paula aquella primera vez es perfectamente comprensible. Gus es un clon del artista norteamericano fallecido en 2009. Una réplica que mide y pesa lo mismo que él en sus últimos años de vida: 1,78 metros y 57 kilos, y cuyos rasgos faciales son prácticamente idénticos. Su propio mánager, Jaume Morgó, cuando recibe fotografías que este que le envía caracterizado como el rey del pop para alguna promoción tiene que preguntarle: “¿Pero eres tú o él?”.
No acaban ahí las similitudes, que se trasladan al baile. El espectáculo del grancanario es un popurrí de algunas de las más conocidas canciones del mito de la música, como Black or white o Thriller, y las interpreta con movimientos exactos. “Cuando lo ves durante los 20 minutos que dura cada actuación llegas a pensar que estás viendo al verdadero Michael Jackson”, añade el representante. Contribuyen a reforzar esa impresión los sucesivos cambios de vestuario y el escuchar las frases y los grititos que Jackson intercalaba entre sus canciones como “¡I love you!” o “¡Au!“.
Cantar es lo único que hacía el artista que Gus no se atreve a imitar. El canario admite que su tono de voz no es similar al del rey del pop. Aun así, le ofrecieron ser el protagonista del musical Forever King of Pop, que se ha representado en Madrid, pero rechazó la oferta. Le han propuesto también irse a actuar una temporada a Las Vegas. Él ha preferido, de momento, seguir haciéndolo de lunes a viernes en Gran Canaria, y viajar los fines de semana allá donde lo reclamen, ya sea en otras islas del archipiélago, la península o Europa.
Desde los ocho años, Gustavo Hernández ya sentía pasión por la música, el baile “y los artistas con aura y estrella”, cuenta al día siguiente de su actuación del Aquario en su casa de Las Palmas de Gran Canaria, donde vive con su pareja, el DJ Juan Carlos Santomé. El piso es un auténtico museo dedicado a Jackson y a la música de los ochenta y noventa del siglo pasado, afición que ambos comparten. Las estanterías del salón están desbordadas con cientos de discos de vinilo, cedés y DVD del artista en distintas versiones e idiomas, entre ellos el japonés. Fotografías, entradas de conciertos, cuadros, muñecos, colgantes y hasta arena de Neverland, el rancho donde vivió Jackson, completan los objetos que se reparten por la vivienda, algunos adquiridos por Internet o en viajes y otros regalados por sus fans.
El día que decidió salir al carnaval de su ciudad en el año 93 disfrazado de Michael se dio cuenta de que su camino estaba unido al del rey del pop. Lo paraban continuamente para sacarse fotos, y a partir de ese momento empezaron a surgirle actuaciones en fiestas de pueblos, en discotecas y en cumpleaños por toda la isla. Mientras compaginaba esas actuaciones con su trabajo en una tienda de discos, llegó el momento que cambió su vida: el 25 de junio de 2009, día de la muerte de Michael Jackson. Lloró como si se le hubiera muerto un hermano, pero a la vez, en su móvil se dispararon las llamadas para que actuara por toda España. Desde entonces vive de imitar al artista, al que solo pudo ver en directo en una ocasión, en el concierto que ofreció en Zaragoza en 1996.
Mejor imitador de Europa
Gustavo acaba de recibir el premio al mejor imitador de Michael Jackson de Europa, además de ser reconocido como segundo del mundo. Fue en el concurso de una de las más importantes páginas web de seguidores del artista, mjvibe.com, en el que votaron más de 30.000 personas. Un galardón por esa semejanza con el cantante estadounidense que años antes llegó a confundir a su propia abuela. Ella lo llamaba cuando veía un vídeo por la televisión: “¡Gustavo corre, que estás saliendo por la tele!”, y él, al llegar y comprobar el error, contestaba: “Abuela, que no soy yo; que ese es Michael Jackson”.
Para sus shows, Gus dispone de unas 180 camisas y chaquetas clavadas a las de Jackson. Salvo alguna excepción (como una que compró por 500 euros), las chaquetas las crea con ayuda de una costurera a la que pide que sean idénticas a las originales. Para que la caracterización sea perfecta dispone de una decena de pelucas, 20 pares de zapatos… Y no olvida la imitación de la sonrisa, la mirada, la forma de andar, los gestos.
Esa mímesis le abrió las puertas de la televisión, medio en el que explotó sus dotes interpretativas. En el programa Sé lo que hicisteis el último verano, de La Sexta, protagonizó en 2007 diversas parodias sobre el cantante. De esa época guarda el recuerdo de un traslado por el centro de Madrid para grabar uno de los skecthes a bordo de un coche con lunas tintadas. Mientras esperaba en un semáforo en rojo, junto a su vehículo se detuvo un autobús escolar. Él, sentado en la parte de atrás, bajó la ventanilla para que los niños lo vieran, quienes creyendo que era el auténtico rey del pop se volvieron locos golpeando el cristal del autobús.
Gus reconoce que a veces ha pasado miedo por la reacción de sus seguidores. Una de sus recientes actuaciones tuvo lugar en Fuenlabrada (Madrid) ante más de 6.000 personas. Al terminar el espectáculo, la avalancha del público para sacarse fotos y firmar autógrafos al grito de “¡Michael! ¡Michael!” lo desbordó por completo. En esa ocasión lo acompañaba su pareja, quien comprobó cómo la gente lo zarandeaba enloquecida: “¿Pero no se dan cuenta de que él no es Michael Jackson?”, se preguntaba en medio del barullo. Pero Gus ya no se puede desembarazar de su éxito. Solo en su página de Facebook cuenta con más de 10.000 seguidores, a los que se añaden los de las páginas dedicadas a él administradas por admiradores de todo el mundo. Algunos fans se han tatuado hasta su nombre y su cara.
Tras más de dos décadas sobre el escenario, Gus Jackson ha entendido que lo suyo no es una mera imitación. Se considera más un mago que un bailarín. Un niño le hizo comprenderlo después de una de sus actuaciones. El pequeño se le acercó, le tiró del brazo y le preguntó: “Oye Michael, ¿tú crees que el mes que viene te den libre en el cielo para que vengas a mi cumpleaños?”.
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