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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Arte y política

Las obras de Sijena nunca llegaron a Barcelona por una donación sino para su preservación en un momento excepcional

Museu de Lleida donde se encuentran las 44 obras de Sijena. Vídeo: Joan Tardà, en la madrugada de este lunes.Foto: atlas | Vídeo: MARTIN JAVIER MARTÍN | ATLAS
Antonio Elorza

La devolución de obras de arte y documentos culturales a sus propietarios legítimos u originarios tiene dos soluciones extremas: Un retorno general al punto de origen, con el consiguiente desmantelamiento de los museos del mundo, y la defensa rigurosa del statu quo. Entre ambas viene aplicándose recientemente una norma basada en el comportamiento recíproco, en la prioridad del titular legal de la obra sobre la defensa del comprador de buena fe. Cabe citar varios ejemplos próximos en el tiempo. Es así como el Museo de Antalya, en Turquía, recuperó el torso de una estatua monumental griega del Museo Paul Getty, el MOMA entregó el espléndido vaso de Eufronio al Museo Etrusco de Cerveteri, o el Museo de Hamburgo devolvió el rostro della Pucella, robado de una tumba etrusca de Tarquinia.

De haber aplicado esta norma de la reciprocidad en el buen uso de los patrimonios museísticos, el conflicto en torno a las obras de arte del Monasterio de Sijena no hubiera existido. Es de suponer que los responsables culturales de la Generalitat y del Museo Nacional de Cataluña son conscientes de que Sijena está en Aragón, con dos consecuencias. Primera, la apropiación catalana de los murales de la Sala Capitular de Sijena no encaja con el carácter "Nacional" del museo de Montjuic. Segunda y principal, las pinturas nunca llegaron a Barcelona por una donación sino para su preservación en un momento excepcional. La iglesia había sido incendiada en agosto del 36 por milicias anarquistas, catalanas en su abrumadora mayoría. Mal puede constituirse así la base de un Patrimonio Cultural. La única conducta moral hubiera sido la devolución cuando el monasterio fue reparado y la misma se solicitó.

Por otra vía, la judicial, análoga conducta debe ser seguida con las 44 adquisiciones posteriores de los años 80, siempre en momento excepcional. No ha sido así y corresponde aplicar la ley, con el resultado conocido.

Y está la dimensión política, ligada a un concepto ensimismado de lo nacional. Sorprende que el patriotismo de los responsables culturales catalanes hayan olvidado la cruzada que ellos mismos desencadenaron en los año 90 para hacerse con los documentos catalanes —no solo los procedentes de la Generalitat— que formaban parte del Archivo de Salamanca. Fue publicado incluso un libro, firmado creo por un senador, que lo planteaba no solo como una reivindicación sino como respuesta al expolio sufrido por Cataluña tras la guerra civil. Como si España hubiese sido bendecida por el franquismo. Así que a hechos similares la solución es distinta. El expolio de Sijena no es tal si cae en buenas manos (las suyas).

En cuanto al obstáculo de la conservación durante el traslado, cabe advertir que ya hay piezas mal conservadas, en cualquier caso no cabe convertirlo en sucedáneo del rechazo.

Lo que sí despunta en el documento de los directores de museos catalanes es una objeción jurídico-política por aplicar la resolución judicial estando vigente el 155. Irrelevante y significativo. Lo mismo que la declaración de la responsable del Museo de Lleida en el sentido de que ahora ellos responderán apoyando la petición de la Dama de Elche. Es la ley del talión, nada de arte y todo política.

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