Resuelto el crimen de “el churrero”, 13 años después
La Guardia Civil ha detenido a cuatro hombres de origen balcánico como supuestos autores del asesinato de una pareja de ancianos en 2004 en Chiclana (Cádiz)
A Antonio Romero, "el churrero" de Chiclana de la Frontera (Cádiz), lo mataron a palos unos encapuchados la madrugada del 23 de septiembre de 2004. Tenía 78 años y dormía al igual que su mujer, Manuela Núñez, de 80, cuando escuchó ruidos en su casa del número 5 de la calle Álava, una casa humilde de la parte vieja del pueblo.
"Le pidieron una y otra vez la llave de la caja fuerte pero no podía dársela porque no la tenían en casa", cuenta uno de los investigadores de este crimen que conmocionó a los vecinos del municipio gaditano. "Le apalearon con una barra de hierro en su habitación hasta la muerte", asegura.
A Manuela también la golpearon, en la obsesión de conseguir la llave de la caja, y la dejaron muy malherida. Falleció solo un año después, aquejada de muchas secuelas por aquella brutal paliza. Su hijo José Manuel, que iba a visitarles cada día, se encontró el cuerpo de su padre tirado en el suelo, a medio camino entre el salón y su habitación. Y a su madre moribunda en el cuarto de baño.
Nada se ha sabido de los autores materiales de ese crimen hasta ahora, cuando la Guardia Civil ha detenido escalonadamente a cuatro hombres de origen balcánico como presuntos autores del doble asesinato. Pertenecían a una organización criminal de entre 25 y 30 miembros procedentes de la antigua Yugoslavia que asaltaba viviendas en las provincias de Sevilla y Cádiz, entre otros sitios de España.
"Muy poca gente podía saber que mi padre guardaba ese día en casa algo más de 4.000 euros procedentes de la venta de un vehículo y, menos aún, podía estar al corriente de la existencia de una caja fuerte que intentaron abrir sin éxito", recordaba siete años después del crimen Bernarda Romero, hija del matrimonio. Por aquel entonces, y cuando ya en esa casa de la calle Álava no vivía nadie, seguían pensando que, al menos una de esas personas, debía conocer a sus padres.
Los ladrones no lograron abrir la caja fuerte de la que había alardeado alguna vez incautamente Manuela, en conversaciones en la calle. En ella solo guardaban algunas joyas. Sí se llevaron aquella noche unos 10.000 euros, según los investigadores. Y dejaron por el camino un reguero de sangre, hasta 23 huellas y varias colillas de cigarros. Ninguna de esas pistas sirvió para incriminarles hasta mucho más tarde.
Una herida curada con pólvora
La Guardia Civil abrió entonces la llamada operación "Algoritmo" , que no se ha cerrado hasta 13 años (y 30 líneas de investigación distintas) después. El reguero de sangre que iba desde el muro con cristales clavados que bordeaba la vivienda hasta la casa, resultó ser de un tipo de Skopje (Macedonia). Un hombre de 41 años que responde a las iniciales A.S. y que se cortó la mano al saltar el muro. Su ADN, cruzado con las decenas de criminales dedicados al robo de viviendas en la zona, dio un positivo que le dio por fin a la investigación el rumbo acertado. Fue detenido en Abril en Sevilla, donde vivía con su mujer española y dos hijos. En su mano podía verse la marca de un corte profundo curado con pólvora. "Para que no le pudiéramos seguir el rastro, evitó ir a un centro de salud a que le curaran la herida, es gente curtida en la guerra", comenta un investigador.
Tras él, cayeron el resto de sus compinches, a los que enumeró en una conversación telefónica grabada por los agentes. La Guardia Civil localizó entonces a E.B., de 58 años de edad y natural de Orasje, Bosnia Herzegovina, y lo detuvo también en Sevilla en mayo del pasado año.
Fruto de estas detenciones, los agentes localizaron a los otros dos de los integrantes del grupo que cometieron el asalto, S.S. de 30 años, natural de Macedonia, menor de edad en el momento de los hechos, y que en la actualidad cumplía condena en Nantes (Francia) por hechos de similar naturaleza. Y Z.B. de 38 años, de Kosovo, que cumplía condena en Austria cuando solicitaron su extradición a España.
El primero de ellos, Z.B, protagonizó una fuga de la prisión donde estaba recluido antes de formalizar su extradición, ocultándose en numerosos países europeos. Llegó a utilizar 13 identidades diferentes para no ser descubierto. Tras su último ingreso en prisión fue extraditado a España.
Una organización balcánica con muchas falsas identidades
Según los investigadores, los detenidos pertenecían a una organización criminal itinerante de origen balcánico que durante más de 15 años ha operado en varios países europeos. De hecho, dos de las detenciones tuvieron que efectuarse en Francia y Austria mediante comisiones rogatorias internacionales coordinadas por la Fiscalía de Cooperación Internacional General del Estado.
Esta organización estaba formada por unas 30 personas de la antigua Yugoslavia, con antecedentes violentos y con delitos cometidos en distintos países de Europa y en varias provincias españolas. Se trataba de una organización itinerante cuyos miembros lograban circular libremente por Europa mediante la utilización de distintas identidades. Cabe destacar, que a uno de los detenidos le constaban 13 identidades distintas sólo en nuestro país.
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