Podemos cree que el pacto con el PSOE manchego “marca el rumbo” para desbancar a Rajoy
Los dos partidos inauguran en Castilla-La Mancha su primer gobierno conjunto
El PSOE y Podemos han arrancado este jueves en Castilla-La Mancha su primer Gobierno conjunto, en el que José García Molina, secretario general del partido de Pablo Iglesias en esta autonomía, ha tomado posesión como vicepresidente, y su compañera Inmaculada Herranz ha sido nombrada consejera. El pacto marca un punto de inflexión que subraya el cambio de dinámica que ha supuesto que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias vieran reforzados sus liderazgos en las elecciones internas de sus partidos. El PSOE y Podemos están ahora más cerca que nunca, como ha demostrado Pablo Echenique, secretario de Organización del partido de Pablo Iglesias. El acuerdo, ha dicho, "puede marcar el rumbo" de la alianza de los dos partidos en contra de Mariano Rajoy.
"El acuerdo no tiene por qué ser extrapolable a otras comunidades autónomas ni al conjunto del país", ha matizado el presidente Emiliano García-Page, uno de los líderes autonómicos socialistas que se posicionó en contra de cualquier acuerdo entre Sánchez e Iglesias.
"Aunque lo que este jueves ha ocurrido en Castilla-La Mancha no sea directamente extrapolable a otros territorios, espero que marque el rumbo de lo que puede pasar en el ámbito estatal", ha argumentado Echenique, secretario de Organización de Podemos, partido que impulsó una moción de censura contra Rajoy antes del verano.
Las direcciones nacionales de las dos formaciones han acercado posturas desde entonces, priorizando su oposición al PP sobre sus discrepancias políticas. De hecho, Sánchez e Iglesias ayudaron a desbloquear el acuerdo manchego, que incluye el apoyo de los diputados de Podemos a los presupuestos del Ejecutivo. Unidos por acuerdos de investidura en cuatro Comunidades Autónomas —Baleares, Aragón, Comunidad Valenciana y la propia Castilla-La Mancha— los dos partidos no habían dado ese paso de formar gobiernos conjuntos porque buscaban distinguirse en su lucha por la hegemonía de la izquierda. Cerrado el intenso ciclo electoral que arrancó en 2015 —y que ha incluido dos elecciones generales—, la inestabilidad del pacto castellano-manchego ha obligado a los líderes de las ambas formaciones a garantizar el compromiso de las dos partes uniéndolas en un mismo conjunto. En consecuencia, Castilla-La Mancha se ha convertido en el laboratorio de pruebas de la unión entre el PSOE y Podemos.
"Espero que el PSOE no lleve adelante medidas que no haya negociado con nosotros", ha advertido García Molina tras asumir la vicepresidencia segunda del gobierno manchego. El secretario general de Podemos en Castilla-La Mancha ha pedido "templanza e inteligencia política" para "negociar lo negociable y dejar apartado lo innegociable". Y ha contestado a las críticas del sector anticapitalista de su partido, que encabezan Miguel Urban y Teresa Rodríguez, contrarios a lo que entienden como una "subordinarse al PSOE": "El 80% de la Asamblea Ciudadana de Castilla-La Mancha nos ha dicho 'adelante".
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