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Futuros conductores en la cuneta

La huelga de los examinadores de tráfico se enquista después de un mes y deja a miles de personas sin carné de conducir

Elena G. Sevillano
Protesta de los examinadores de tráfico ante la sede de la Dirección General de Tráfico en Madrid.
Protesta de los examinadores de tráfico ante la sede de la Dirección General de Tráfico en Madrid. Jaime Villanueva

“El otro día tuve que pedir el día libre en el trabajo, y no pude examinarme. Y ahora no sé qué hacer. ¿Sigo gastándome el dinero en clases para no perder práctica o me rindo y lo dejo para más adelante?” A Antonio, de 21 años, le fastidia especialmente la huelga parcial que los examinadores de Tráfico mantienen desde junio pasado: necesita el carné de conducir para presentarse a unas oposiciones. Otros lo quieren para optar a un empleo, o para desplazarse a su puesto de trabajo. Ya se han dejado de hacer unos 100.000 exámenes, según CNAE, la Confederación Nacional de Autoescuelas. El Gobierno no ha dado datos oficiales.

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Intentar sacarse el carné de conducir este verano equivale a perder tiempo y dinero, opina Ricardo Grajera, de la autoescuela Morán, en el barrio de Embajadores de Madrid. “Aquí, aburrido total”, dice a modo de saludo cuando se le pregunta qué tal va el día. “No se está apuntando nadie y apenas tenemos actividad. Los meses de verano son siempre los mejores, pero este año está siendo un desastre por la huelga”. Varios de sus alumnos sufrieron la cancelación de los exámenes del pasado 10 de julio. “No lo sabes con antelación. Al llegar allí te enteras de si tus alumnos se examinan o no. Uno de los nuestros había venido de Italia expresamente. Se me quejan a mí, pero estamos atados de pies y manos”, afirma.

“Esta huelga era absolutamente evitable”, asegura el presidente de CNAE, José Miguel Báez, que asegura que ya han tenido que cerrar varias autoescuelas: “Estamos en las últimas. Nos arruinan. Donde no se factura no se puede vivir”. Báez se refiere al acuerdo que los examinadores firmaron en 2015 con la DGT por el que se les reconocía un complemento salarial. Fue ese compromiso el que hizo que desconvocaran la huelga de seis semanas que hicieron entonces. “La DGT tuvo todo 2016 para negociar y buscar soluciones y no lo hizo”, sentencia.

José López, con 25 años de experiencia como examinador, está de acuerdo con ese diagnóstico. Ayer viajó desde Lleida para participar en la concentración que reunió a entre 150 y 200 examinadores a la puerta de la sede de la DGT en Madrid. “En 2015 hicimos huelga y se desconvocó gracias a ese acuerdo, pero han pasado dos años”, dice. El complemento salarial que reclaman aumentaría sus retribuciones unos 3.000 euros al año, explica Manuel Santiago, del sindicato CSIF. Pero no es solo el dinero lo que les ha llevado hasta estos paros intermitentes y la amenaza de la huelga indefinida en septiembre. “La plantilla no ha dejado de caer en los últimos años. Trabajamos en la calle, sometidos a accidentes y sin medidas de seguridad frente a posibles agresiones”, enumera López.

Los examinadores saben que están perjudicando a los futuros conductores y a las autoescuelas. "Lo sentimos mucho pero no hay otra", dice López. "Somos los primeros perjudicados. Si hacemos huelga, no cobramos", añade. Su puesto de trabajo, al que solo pueden acceder funcionarios de los grupos C1 y C2, ya no tiene el aliciente de hace años. "Llevo 25 años como examinador pero 42 en Tráfico. Hace 20 años, ser examinador era una meta. Pasé muchos años en una oficina con papeleo hasta que lo conseguí. Es un trabajo vocacional. Pero ahora la gente está siguiendo el camino contrario: piden cambio a trabajo de oficina, con calefacción en invierno y aire acondicionado en verano", señala López.

Un examinador cobra, de media, unos 1.400 euros mensuales, detalla Santiago. “El puesto no es nada atractivo económicamente. La prueba es que no deja de irse gente. Estamos sin cantera. El último curso de formación, para 24 alumnos, no se llenó”, añade. El conflicto, mientras tanto, se enquista. La solución que ha propuesto el director general de Tráfico, Gregorio Serrano —permitir que accedan al puesto los militares, con una treintena de puestos— no daría frutos hasta finales del año que viene. “Eso es marear la perdiz. Ya hemos tenido mucha paciencia”, dice Xili Ferrete, examinadora de Girona, que afirma que el colectivo está decidido a ir a la huelga indefinida si la DGT no cumple.

“Esto se puede endurecer mucho más”, dijo también Joaquín Jiménez, presidente de Asextra, la asociación que convocó la protesta. Los concentrados pidieron la dimisión de Gregorio Serrano. Ayer el RACC (Real Club Automóvil de Cataluña), que tiene la mayor red de autoescuelas de España, afirmó que como mínimo 110.000 personas no podrán obtener el permiso de conducir en España si la huelga se alarga durante septiembre.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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