El empresario acusado de acosar a Teresa Rodríguez se niega a declarar ante el juez

El empresario Manuel Muñoz, acusado por un posible acoso sexista contra la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, se ha acogido este jueves a su derecho a no declarar ante la juez de instrucción 11 de Sevilla, Cristina Loma. El abogado de la dirigente política, Luis de los Santos, ha explicado a los periodistas que el exvocal de la Cámara de Comercio ha alegado que estaba "cansado" por la enfermedad grave que sufre, motivo por el que pidió no comparecer en el juzgado, aunque un dictamen forense determinó que debía acudir a declarar. Los hechos ocurrieron el pasado 20 de diciembre, cuando tras una exposición, Muñoz arrinconó a la diputada e intentó besarla.

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El abogado de Rodríguez ha anunciado que pedirá la declaración como testigos del presidente de la Cámara de Comercio de Sevilla, Francisco Herrero; de otro empresario que estaba presente el día de los hechos y de una trabajadora de la institución empresarial. Tras indicar que los presuntos delitos que podrían atribuirse al empresario llevan aparejadas penas de cárcel de entre seis meses y tres años, el letrado ha mostrado su confianza en que, con este caso, "se mande un mensaje que haga que este tipo de actitudes machistas no se vuelvan a repetir en Sevilla, Andalucía y el resto de España". La citación del empresario, que abandonó la vocalía en la Cámara de Comercio por este caso, se ha producido después de que la fiscalía le denunciara por un posible delito de atentado a la autoridad o contra la libertad sexual y le reprochara que había intentado "pisotear" la dignidad de la política.

Según el relato del fiscal, que coincide con la denuncia presentada por Rodríguez, "sobre las 15.00, y cuando la parlamentaria se disponía a abandonar el lugar tras concluir el acto [una exposición de la agencia Efe inaugurada por la presidenta andaluza, Susana Díaz], el empresario denunciado, siendo consciente de la función representativa que cumplía Teresa Rodríguez, y en presencia de varias personas más [los vocales de la Cámara de Comercio, que no reprendieron la actitud de su compañero], se abalanzó sobre ella empujándola hasta hacerla retroceder hacia un rincón. El empresario tapó la boca de la mujer con su mano mientras aproximaba su boca a la de ella y besaba su propia mano, la que cubría la boca de ella, en un ademán como si, en realidad, la estuviera besando en los labios, mientras pegaba su cuerpo contra el de la diputada, haciéndola retroceder hasta la pared".

"El propósito principal que anima al autor", según la fiscalía, era "pisotear la dignidad de la persona ofendida con un acto, de contenido claramente sexista, que pretende demostrar y alardear de una repudiable e indefendible idea que preconiza la primacía del hombre sobre la mujer, obligando a esta, para su propia humillación y vituperio, a sentirse sometida sin remedio a ese poder y a ese imperio. No puede olvidarse que, en las circunstancias que concurrían, la entidad de la vejación se agranda muy considerablemente". El empresario, quien pidió disculpas a Rodríguez, la eligió como víctima "precisamente para reforzar el sentido humillante de la mofa", según la fiscalía.

La Cámara de Comercio emitió el 24 de diciembre un comunicado en el que consideró que estos hechos eran "ofensivos" hacia la diputada y "nunca deberían producirse". Muñoz, que admitió que "estaba ebrio" y dijo que se pasó "siete pueblos", calificó el incidente denunciado por Rodríguez como una "broma desafortunada" y aseguró que se sentía "totalmente avergonzado".