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La Sevilla que construyó Curro

La capital andaluza conmemora el 25 aniversario de la Exposición Universal que la transformó

Antonio J. Mora
De izquierda a derecha, el entonces príncipe Felipe, la infanta Elena, el rey Juan Carlos, doña Sofía, la infanta Crisitina, Felipe González y Manuel Cháves, en la inauguración de la Expo hace 25 años.
De izquierda a derecha, el entonces príncipe Felipe, la infanta Elena, el rey Juan Carlos, doña Sofía, la infanta Crisitina, Felipe González y Manuel Cháves, en la inauguración de la Expo hace 25 años.J. A. (C. P.)

“Curro no murió con la Expo. Aún hoy, en charlas escolares, nos sorprende que niños de siete u ocho años sepan quién es. La huella que la Expo dejó en Sevilla es imborrable, tanto en la ciudad como en su gente”. Las palabras de Rafael Ruiz, uno de los comisarios de la muestra organizada para celebrar el 25 aniversario de este evento, resumen lo que la Exposición Universal de 1992 supuso para la capital andaluza. “Para la ciudad, fue una oportunidad para abrirse al mundo, para dejar de estar ensimismada en sus tradiciones y para verse como una parte de una realidad global”, asegura Ruiz. Un cuarto de siglo después, Sevilla conmemora el acontecimiento que no solo la convirtió durante 176 días en la capital del mundo, sino que también la transformó por completo.

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La Sevilla de 1992 era una Sevilla por “reestrenar”, en palabras del portavoz de la Asociación Legado Expo 92, Jaime Sierra. Las obras para el evento recuperaron una orilla del Guadalquivir poblada de jaramagos, construyeron puentes, enterraron vías férreas y dotaron a la ciudad con equipamientos e infraestructuras modernas, desde la estación ferroviaria de Santa Justa y el tren de alta velocidad AVE hasta la nueva terminal del aeropuerto de San Pablo o la Autovía del 92, que unió Sevilla con Almería. “Gracias a la Expo, España, Andalucía y Sevilla dieron ese salto hacia adelante para entrar en el siglo XXI”, explica Ruiz. “El Guadalquivir volvió a ser navegable por su antiguo cauce, la ciudad se abrió al río tras demoler el muro de la calle Torneo, se crearon rondas por toda la ciudad… todo cambió muchísimo”, enumera Sierra, quien recuerda las dudas ciudadanas sobre la capacidad de Sevilla para acoger tal evento. “En los primeros años, los propios sevillanos se mostraban escépticos; luego dudaban de que se llegara a tiempo; y cuando se inauguró, la ilusión inundó la ciudad”, añade.

Ese 20 de abril, a las nueve de la mañana, se abrieron las puertas del recinto construido para conmemorar el quinto centenario del encuentro con América y que registraría 18 millones de visitantes. Sevilla había transformado esa orilla abandonada del Guadalquivir en la isla de la Cartuja, unas 215 hectáreas con un centenar de pabellones, un lago artificial, tres puentes, un jardín botánico, un telecabina… “Muchos visitantes recuerdan que era como entrar en un mundo nuevo, en un mundo ideal, donde todo era posible, era como entrar en el futuro”, apunta Ruiz. Y hacia el futuro ya miraba el recinto. “A diferencia de otras Exposiciones Universales, en Sevilla se tuvo muy claro desde el principio que se quería reutilizar los activos, que lo construido no fuese efímero”, explica Sierra, quien apunta que de los 90 pabellones construidos, hoy se mantienen 32, solo cuatro de ellos sin uso.

Después de que se apagaran las luces de la Expo 92 en octubre de ese año, el grueso del recinto se transformó en el parque tecnológico Cartuja 93, rebautizado hace pocos meses como Parque Científico y Tecnológico (PCT) Cartuja. “Su puesta en marcha fue muy dura, muchos aseguraron que Cartuja 93 no saldría adelante y más teniendo en cuenta los azotes de la crisis de entonces. Incluso, se debatió si se flexibilizaban los usos para atraer a más empresas, pero se defendió que todo lo que no tuviera un componente tecnológico, un uso intensivo de las nuevas tecnologías... por qué se iba a instalar en Cartuja 93”, afirma el exconsejero andaluz de Economía y expresidente de Cartuja 93 Jaime Montaner. Con una actividad económica conjunta de 1.900 millones de euros, el recinto ha sumado empresas de tecnologías avanzadas, centros de investigación, escuelas de negocio, asociaciones empresariales, centros universitarios... “El PCT Cartuja tiene una rentabilidad innegable para Andalucía por la cualificación empresarial, investigadora y como área generadora de empleo”, afirma la directora general del espacio, Teresa Sáez. “La isla de la Cartuja sigue muy viva con un parque tecnológico a pleno rendimiento. Pero es un barrio peculiar, en el que no vive gente, y que fuera del horario laboral parece que no hay nada. Es como una ciudad dormitorio”, asegura Ruiz.

Panorámica de los pabellones y avenidas construidas para la Expo.
Panorámica de los pabellones y avenidas construidas para la Expo.EFE

En ese camino hacia una Sevilla más cosmopolita también contribuyeron proyectos como la rehabilitación del monasterio de la Cartuja como Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) o la construcción de los teatros Central y de la Maestranza y del Auditorio Municipal. A estos espacios en uso, se suman el que es el pulmón verde de la ciudad, el parque del Alamillo, o el parque de atracciones Isla Mágica. Asimismo, la Empresa Pública de Gestión de Activos trabaja para poner en servicio pabellones como el del Futuro, que acogerá el Archivo General de la Junta de Andalucía.

Pero ese espíritu transformador no se quedó en la Expo. La isla de la Cartuja ha sumado hace año y medio el rascacielos empresarial Torre Sevilla, que ya se encuentra al 65% de ocupación después de que se hayan instalado compañías como Ayesa, Orange o Deloitte. A estas, se suma el hotel que coronará esta torre de 39 plantas y que prevé abrir antes de junio. En el complejo de Caixabank, que acercará aún más este lado del río al resto de la ciudad, también hay cabida para el ocio y la cultura. Además del recién inaugurado CaixaForum Sevilla, se prevé la apertura de un centro comercial con 80 locales y que generará 1.500 empleos para octubre.

Y para conmemorar la revolución que supuso la Expo, Sevilla ultima un programa de actividades que tiene como epicentro una gran exposición, que abrirá sus puertas este viernes en el Pabellón de la Navegación. “La muestra repasará los principales hitos del evento. Desde que comenzó a gestarse en los años 70 tras un primer viaje del rey Juan Carlos a América hasta la actualidad”, señala Ruiz. Y ese recorrido se hará de la mano de maquetas, planos, objetos de coleccionistas, documentación audiovisual, vestidos, cerámicas… “Se ha rescatado un par telecabinas, bocetos de los hermanos desconocidos de Curro, todo tipo de merchandising, piezas inéditas,…”, señala Ruiz sin querer entrar en más detalles. El programa se completa con un encuentro entre trabajadores de la Expo, un desfile por el cumpleaños de Curro, así como talleres, conciertos, visitas guiadas, encuentros con países participantes y ciudades hermanadas… “Con esta celebración, no miramos al pasado desde la nostalgia sino para analizar el revulsivo que la Expo 92 supuso para Sevilla y, sobre todo, con una proyección al futuro”, defiende el alcalde de Sevilla, Juan Espadas.

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Sobre la firma

Antonio J. Mora
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue redactor en la delegación en Andalucía durante más de seis años y, actualmente, es portadista web. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de periodismo de EL PAÍS, también trabajó en Diario Sur e Infolocalia. En 2009, ganó el premio nacional Alma de Periodista.

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