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La redada más larga contra el narco

La captura en Pontevedra de un alijo de cocaína al cartel colombiano de Los Boyacos pone al descubierto un nuevo método para la entrada de cargamentos a Europa

Detenidos en una operación antidroga en el sur de Galicia.
Detenidos en una operación antidroga en el sur de Galicia. SALVADOR SAS (EFE)

El plan era destronar a los debilitados clanes gallegos de la cocaína y asumir el control de los transportes por el Atlántico cuyo método, aún sin desvelar, es absolutamente novedoso para los investigadores. Con este propósito aterrizaron hace un año en Madrid (el cuartel general de los mayores proveedores de esta droga) dos altos comisionados del cartel de Los Boyacos para organizar un primer envío de casi 2,5 toneladas de cocaína con un valor en el mercado negro que habría superado los 90 millones de euros.

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Aunque los preparativos no fueron interceptados a tiempo, sí se logró abortar la entrada de la droga en los circuitos del mercado. La operación policial dirigida contra Los Boyacos por un juez de Vigo, Juan Carlos Carballal, y desplegada por experimentados agentes del grupo antidroga Greco de Galicia, comenzó a finales de febrero pasado, cuando la cocaína ya había llegado a su destino, la provincia de Pontevedra, y comenzaba a salir en pequeñas oleadas de su escondite.

Lo que parecía una de tantas redadas era, en realidad, la fase crucial del operativo que en parte se frustró al trascender una de intervenciones policiales que tuvo como escenario el aparcamiento de un céntrico supermercado de Pontevedra. Allí se detectaron dos coches muleros que escondían en un doble fondo casi 100 kilos de cocaína.

Durante varios días de redadas en cadena cayó la cúpula del cártel con la captura de Ronald Alfredo Aguirre, el Mono, y Julio Peñaranda, el Loco, que tenían su base en Santiago de Compostela aunque la organización se movía en otras localidades como Padrón o Vigo donde se reunían con los portadores para coordinar los envíos. Ambos jefes habían creado una red de pisos alquilados en Galicia para colocar a sus subordinados que se hacían pasar por inocentes turistas.

También contaban con una extensa flota de coches de alquiler y otros comprados de segunda mano en concesionarios en la Comunidad de Madrid que eran preparados en un taller para ocultar la cocaína y con capacidad para trasladar hasta 50 kilogramos en cada viaje. Así sacaban la mercancía que ocultaban en Galicia en partidas de entre 200 y 3000 kilos en una atacada.

En una de estas caravanas de al menos seis coches muleros la policía logró echar al traste el plan de Los Boyacos al detener a 24 de sus presuntos colaboradores, la mayoría de nacionalidad colombiana, además de los compradores o receptores de la cocaína. Por el momento el juez ha enviado a prisión sin fianza a 18 de ellos. Los dos últimos, los gallegos José Meaño y Alberto Búa, este viernes, después de producirse la última redada en la que cayeron junto a otro presunto traficante de Arousa que quedó en libertad con cargos. “Todos jóvenes pero con aspiraciones”, indicaron fuentes de la investigación.

La redada más larga que se recuerda contra el narcotráfico en Galicia todavía sigue abierta. “Quedan muchas incógnitas por despejar pero no se sabe cuándo lo conseguiremos”, afirman los investigadores que siguen sin desvelar la verdadera logística del cartel para el envio de cargamentos.

Los Boyacos pretendían hacerse con el negocio de la cocaína en España y abrirse al mercado de Centroeuropa, mucho más rentable, aprovechando que el narcotransporte en Galicia quedó descabezado al ser desmanteladas las principales redes, lo que ha repercutido en la pérdida de influencia y protagonismo de los históricos capos.

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