El desplante de Urkullu
Pocos recuerdan que la Conferencia de Presidentes, instituida por Zapatero en 2004 y celebrada durante cuatro años, contó con la asistencia regular del lehendakari Ibarretxe, lo que hace particularmente llamativa la ausencia de Iñigo Urkullu de la convocada para este martes, la segunda en cinco años de Rajoy. Ibarretxe acudió pese a su enfrentamiento con el Gobierno de Zapatero por su plan soberanista y, sin embargo, Urkullu no lo hace cuando su talante no es proclive a estos desplantes y su partido está a la expectativa de una posible negociación de los Presupuestos.
El desplante inédito de Urkullu no es por la misma razón que la del otro ausente, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Urkullu no se plantea el rechazo a esta institución. No descarta acudir en otras ocasiones. Pretende llamar la atención de Rajoy de que tiene pendiente una negociación con él desde el inicio de su mandato sobre algunos temas claves que se abordarán en esa conferencia, empezando por la financiación en la que Euskadi tiene competencias propias, reconocidas por la Constitución y el Concierto económico. Urkullu ha querido, en definitiva, poner en valor la bilateralidad como elemento clave del autogobierno.
Además, Urkullu, en estas semanas de andadura del Gobierno, no ha adquirido ninguna deuda con Rajoy. Tras numerosas apelaciones a un cambio de actitud, el balance del diálogo se limita al levantamiento de un recurso del Gobierno del PP en el Tribunal Constitucional contra la Ley Municipal vasca.
Los Gobiernos central y vasco no han abordado aún una negociación a fondo sobre el TAV, la liquidación del Cupo vasco y la consolidación del final del terrorismo que el PNV vincula a la aprobación de los Presupuestos. Rajoy sigue deshojando la margarita, aunque hoy parece más fácil que apueste por negociar con el PNV que con el PSOE. La campaña socialista por el liderazgo del partido pone muy difícil o imposible la disposición del PSOE a negociar el apoyo a los Presupuestos.
Para la implicación del PNV será clave el encuentro que mantendrán Rajoy y Urkullu próximamente, después de la Conferencia de Presidentes. Rajoy no se ha hecho acreedor del respeto de los presidentes autonómicos al no haberles convocado en los últimos cuatro años. Tampoco del de Urkullu, al que ha ninguneado en el mismo período. Pero el lehendakari debía haber acudido por deferencia a los demás presidentes y a una institución válida que el mismo reconoce.
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