Errejón defiende que en Podemos “nadie es imprescindible”, ni Iglesias
El número dos de Podemos, Íñigo Errejón, reapareció este miércoles tras la campaña pública del entorno de Pablo Iglesias contra él en Nochebuena con el ánimo intacto de mantener su batalla. Errejón criticó el “sinsentido” de esa campaña y rebatió las tesis de los afines al líder, que defienden que no cabe un Podemos sin Iglesias. “La maduración de Podemos como fuerza política está en que nadie sea imprescindible, y cuando digo nadie digo nadie”, subrayó en referencia al líder.
“Si cae Pablo Iglesias, cae Podemos”, había escrito el cofundador del partido Juan Carlos Monedero esta semana en un artículo en 20 Minutos, mientras otros dirigentes afines al líder, como Carolina Bescansa, secretaria general del grupo parlamentario, aseguró el martes que en Podemos todos son “sustituibles”, pero Pablo Iglesias juega “un papel imprescindible”. El número dos rechaza estas tesis.Aunque reconoce que en el nacimiento de Podemos está el “tirón” de Iglesias por encima del proyecto, cree que esa identificación personalista del partido con su líder actual debe cambiar.
Errejón defiende además que a Iglesias “no le hace bien que se esté discutiendo sobre eso, porque no está en cuestión”. Se refiere a que el secretario general puede salir desgastado del congreso si lo presenta todo como un plebiscito sobre su persona. “El papel de Pablo no está en discusión”, remarcó este miércoles. Él no le disputará el liderazgo en el próximo congreso de Vistalegre, pero sí confrontará con un proyecto político diferenciado, y con estas declaraciones señala que su liderazgo pueda ser cuestionado en el futuro.
El secretario político criticó también la campaña de desgaste que el entorno de Iglesias lanzó en las redes sociales contra él en Nochebuena. Con el lema de “Íñigo, así no” (ese fue el hashtag o etiqueta utilizado en Twitter) dirigentes del partido afines al líder tuitearon mensajes para reprobarle por haber cuestionado la destitución del portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid, José Manuel López, del sector errejonista. Fue una campaña para “señalar a un compañero”, se quejó Errejón, que admitió que le produjo “pena” y se enmarca en una cultura del “enemigo interno” que él rechaza para el partido. Según el número dos, quienes participaron en ella —desde el secretario de Organización del partido, Pablo Echenique, a la jefa de gabinete de Iglesias, Irene Montero— no volverían a hacerlo. En el caso de Echenique o Montero, sin embargo, ambos la han justificado sin retractarse. Echenique argumentó que era necesario un “toque de atención”.
Errejón es consciente de que su pugna con el líder puede tener consecuencias para su poder interno, si lleva hasta el final el enfrentamiento y pierde. El entorno del secretario general cuestiona que pueda seguir asumiendo el cargo de secretario político o número dos, una función esencial y estratégica, una vez se ha erigido como representante de una corriente crítica con el líder.
El número dos se mostró conocedor de las posibles represalias. “Yo siempre he dicho que en Podemos todos estamos de paso. Lo importante es qué organización dejamos”, defendió, antes de admitir: “Yo asumí que cuando uno defiende sus ideas políticas, las defiende con todas las consecuencias. ¿Esas consecuencias pueden significar que uno cambia de responsabilidades o pierde posiciones? Puede significar. Pero creo que esa es la forma honesta de militar”.
Errejón avisa a los suyos de los riesgos del proceso pero también hace uso de una estrategia que puede beneficiarle en el proceso, porque sitúa a Iglesias como posible verdugo suyo mientras las bases del partido les quieren a ambos, como demostraron los resultados de la última consulta. El líder y su número dos no han empezado aún a negociar el posible pacto que Iglesias le ofrece para ir al congreso en una misma lista a la dirección, pero el contexto a 40 días del cónclave no parece propicio para el acuerdo.
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