Errejón y el primer aviso

El manifiesto difundido este viernes por el sector de Podemos que se referencia en el número dos del partido, Íñigo Errejón, es su primera exhibición de fortaleza ante el congreso nacional convocado en febrero. Es un aviso al resto de la organización, porque refleja la capacidad de convocatoria del portavoz parlamentario, cuyos planteamientos han recabado en pocas horas el apoyo de más de 3.000 cargos y simpatizantes en todo el territorio. Y es una demostración de que la proyección del llamado errejonismo va más allá de lo que el líder, Pablo Iglesias, encuadró durante su última comparecencia en una corriente crítica.

Más información

Iglesias diseña un congreso para arrinconar a Errejón

Las disputas internas alejan a Iglesias de la oposición parlamentaria

El pulso entre los dos fundadores de Podemos tiene que ver, en última instancia, con marcar el rumbo de la formación en el futuro. Ese objetivo no se consigue solo con ideas, sino con peso orgánico. Errejón asegura que no pretende disputar la secretaría general e Iglesias sabe que no puede prescindir de él, pero los dos trabajan desde hace meses para conservar o ampliar sus espacios de influencia. El número dos no quiere quedarse solo, o casi, en la próxima dirección, porque esa circunstancia debilitaría su proyecto político. Mientras, el máximo dirigente del partido se ha mostrado reacio a hacer nuevas concesiones a ese sector y ha vuelto a tender puentes con la familia anticapitalista, encabezada por Miguel Urbán, con la que comparte la aspiración de construir un partido-movimiento.

Para conocer los próximos pasos de Errejón habrá que esperar a la consulta a las bases convocada entre el 18 y el 20 de diciembre para decidir el método de votación y el formato del congreso. La disputa concreta que ha motivado este manifiesto, Recuperar la ilusión, gira en torno a la metodología propuesta por Iglesias. Este pretende que los simpatizantes se pronuncien a la vez sobre las candidaturas y las ponencias, mientras que el secretario político quiere separar las votaciones para demostrar su fuerza en el debate del proyecto. El texto califica el plan del líder de “involución democrática” y, en el fondo, supone un llamamiento a las bases, que salvo excepciones votan lo que prefiere la dirección, para que lo rechacen.

Si eso no ocurre, Errejón podría presentar una lista —aun renunciando a presentarse a la secretaría general— y competir, o seguir presionando para convencer a Iglesias de que no puede ignorar todo lo que tiene detrás: una veintena de líderes municipales de ciudades que van de Barcelona a Málaga, pasando por Zaragoza; los máximos dirigentes en la Comunidad Valenciana y Murcia; la estructura de Euskadi; diputados nacionales, autonómicos y concejales; y, sobre todo, miles de simpatizantes. El alcance de Recuperar la ilusión es el primer aviso.