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Díaz realza su perfil político en Bruselas y carga contra los recortes

La presidenta de Andalucía ha cerrado su visita con un mensaje que puede leerse en clave nacional: “Hay que dar un giro a la austeridad”, ha afirmado

Susana Díaz, este jueves en la sede de la Comisión Europea en Bruselas.Foto: atlas | Vídeo: E. Germani / EL PAÍS
Claudi Pérez

La distancia entre las palabras y los hechos: la presidenta andaluza, Susana Díaz, ha repetido este miércoles que “no toca” hablar de su liderazgo en el PSOE, pero se ha reunido con primeros espadas de las instituciones europeas con el objetivo —no declarado— de realzar su perfil político. Díaz ha cerrado su visita a Bruselas con dos mensajes a Europa que pueden leerse en clave nacional. “Hay que dar un giro a la austeridad”, ha apuntado en plena negociación presupuestaria. “Cuidado con quienes le echan las culpas de todo a la UE, o a los extranjeros, o con los separatismos”, ha dicho.

Hace 25 años, la socialdemocracia frenaba el efecto antiigualitario de los mercados y redistribuía; hace una década, sus líderes declaraban que bajar los impuestos es de izquierdas, y hace un lustro, la crisis “empezó a plantear de qué sirve la política si los elegidos deciden poco” y las políticas de Gobiernos de centroizquierda y centroderecha se parecen como gotas de agua, escribe el exministro del PSOE José María Maravall (Las promesas políticas).

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Díaz se ha plantado este miércoles en Bruselas con un mensaje rotundo dirigido a recuperar las esencias de la socialdemocracia europea: ha reclamado un Partido Socialista “más fuerte” frente a los nacionalismos disgregadores (mensaje al PSC), ha insistido en la “Europa social” como lema de la Unión (recado al Partido Socialista Europeo) y ha revindicado un giro en la política económica en favor del fin de la austeridad, en una tercera línea argumental especialmente dedicada a los socialistas que ocupan cargos de responsabilidad en Bruselas. Ha citado a François Mitterrand, a Felipe González, a Jacques Delors. Y se ha visto con lo más granado de la política comunitaria, con una agenda extrañamente cargada para un dirigente de una comunidad autónoma, en un intento nunca declarado de elevar su perfil político de cara a tiempos venideros.

A cada pregunta acerca de si quiere liderar el PSOE, ha respondido con un sonoro —y pujolista— “hoy no toca”. Pero la ambición de su discurso y de su agenda desmienten ese no toca: Díaz se ha visto con la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini; con el comisario económico, Pierre Moscovici; con la titular de Política Regional, Corina Cretu, y con el presidente del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schulz. Esa retahíla de encuentros contrasta con la última visita del presidente catalán, Carles Puigdemont, que no pudo reunirse con altos cargos de la Unión en contra de sus deseos. El líder de los socialistas europeos, Gianni Pittella, la ha definido como “mujer fuerte, tenaz, combativa y europeísta”. Y ante su grupo parlamentario, con sensibilidades diferentes a la suya, ha trazado un discurso político en el que ha lamentado “la mala gestión” de la crisis, “sin mirar a la cara a la gente, de espaldas a los ciudadanos, con unos recortes que han provocado mucho sufrimiento a las clases medias”.

No a los presupuestos

“Se ha consolidado, desgraciadamente, un modelo de crecimiento radicalmente opuesto al que necesitamos, que hace que en tiempos de bonanza les vaya muy bien a los que más tienen y que cuando la economía retrocede quienes más lo notan son los más humildes, la inmensa mayoría de los trabajadores, lo que genera una enorme sensación de frustración”, ha atacado. Ese mensaje está bastante más a la izquierda que el de los comisarios socialistas de la Comisión, tanto de la presidida por Jean-Claude Juncker como de la anterior, liderada por José Manuel Barroso, hoy en Goldman Sachs. Incluso que la narrativa del propio Partido Socialista Europeo, que ha forjado una especie de gran coalición —muy a la europea— en la UE. A la salida de su reunión con Moscovici, que reclama un ajuste estructural de 5.500 millones a España, ha manifestado su “esperanza” en el giro de la política fiscal tras la petición de estímulos por parte de Bruselas, que convive con esa nueva ronda de recortes exigidos a Madrid.

Siempre con un ojo puesto en la política nacional, Díaz ha reclamado al Gobierno de Mariano Rajoy que reparta entre comunidades y Ayuntamientos el mayor margen conseguido en las metas fiscales negociadas con la UE. “Cada décima adicional en el objetivo de Andalucía son 140 millones que permiten financiar sanidad y educación”, ha apuntado. Díaz ha negado por la mañana un acuerdo entre socialistas y populares sobre el techo de gasto (que después sí prosperó y anoche estaba prácticamente cerrado). Y ha subrayado que la posibilidad de que el PSOE apoye los presupuestos “es muy remota”.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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