El PSOE quiere que el PSC actúe como su marca catalana
La dirección gestora planteará hoy al PSC un nuevo marco político “equilibrado y simétrico”
La marca del PSOE en Cataluña es el PSC, así que las decisiones tienen que ser compartidas. Por esa razón esencial el PSOE planteará hoy al PSC un nuevo marco político “equilibrado y simétrico”. El voto del PSC en contra de Mariano Rajoy en la investidura, la definición de España como nación de naciones y el proyecto de una posible alianza con otras fuerzas catalanas, sin discutirlo con el PSOE, están entre las causas del distanciamiento que hay que solucionar.
El PSOE planteará al PSC la revisión total del protocolo que les une desde 1978 ante su “ostensible asimetría” en detrimento del PSOE, según la percepción de la gestora y de algunos dirigentes regionales. No es esa la visión de los socialistas catalanes, pero su primer secretario, Miquel Iceta, acude a la reunión de hoy con el presidente de la gestora, Javier Fernández, con el convencimiento de que el cambio en la relación, organizativa y política, se va a producir.
El porqué de la necesidad de cambiar el protocolo de relaciones entre ambos partidos ocupará buena parte de la reunión de los dos dirigentes políticos toda vez que se llega a la misma por iniciativa de una de las partes, el PSOE. El PSC no sentía la menor necesidad de reformular la relación entre ambas fuerzas. La comisión gestora ha aguardado a que el PSC culminara su proceso de congresos, lo que ocurrió el pasado fin de semana, para tratar con la nueva dirección cuyo primer secretario sigue siendo Iceta.
Los acontecimientos y pronunciamientos políticos del último mes han provocado, en todo caso, que el PSOE haya puesto en marcha lo que en otras ocasiones había sido un aviso o una advertencia. Si los siete diputados del PSC se hubieran abstenido el pasado 29 de octubre en la investidura de Rajoy, en vez de votar en contra, cabe alguna duda de que ese cambio se hubiera considerado tan imprescindible como dicen ahora en la gestora. “Nosotros en el PSC estamos razonablemente satisfechos con el marco de relaciones que tenemos con el PSOE, que sin duda es revisable y susceptible de mejora”, escribía Iceta en EL PAÍS el pasado sábado. Ahora bien, esa revisión no puede ser para alejarse ni separarse, apostillaba, ni como fruto de “una reacción en caliente” por una “decisión traumática”, en referencia a la ruptura de la disciplina de voto ante la investidura de Rajoy.
Política negociada
La asimetría vendría porque el PSC forma parte de los órganos de dirección del PSOE y no al revés. Ahora, la dirección interina de los socialistas quiere poner como primera base de la negociación el reconocimiento de que el PSC “es la marca del PSOE en Cataluña”, y que por eso no se presenta como tal a las elecciones, pero la política que lleve a cabo el socialismo catalán tiene que ser la que llevaría a cabo el PSOE, explican estos interlocutores. Y, por tanto, esa política debe ser negociada, remachan para indicar que eso no está ocurriendo en los últimos tiempos.
A la irritación que produjo en la dirección socialista que los siete diputados del PSC se saltaran la disciplina de voto se ha unido el texto aprobado el anterior fin de semana en el congreso del partido catalán en el que se habla de España como nación de naciones y Estado plurinacional. Esas denominaciones chirrían en federaciones del PSOE. Lo mismo sucede con que el PSC abogue por un proceso de diálogo con otras fuerzas políticas de izquierda en Cataluña, sin debatirlo con el PSOE, insisten en la nueva dirección socialista. “Tiene que haber un diálogo constructivo, un diálogo simétrico y un diálogo que sea sobre todo positivo para los socialistas catalanes y los socialistas españoles. Estoy convencido de que en las buenas manos de Javier Fernández y Miquel Iceta las conclusiones serán muy positivas”, declaró ayer en nombre de la gestora Ricardo Cortes, uno de sus miembros.
Sacar ventaja de la disputa interna
El nuevo marco de relaciones entre el PSOE y el PSC afectará “a lo orgánico y a lo político”, señalan en la gestora. Y debe orientarse a ser “más útiles” a los ciudadanos, escribía Miquel Iceta en El PAÍS. “Debemos hacerlo de tal manera que nadie pueda pensar que lo que se busca es conseguir ventaja en una disputa orgánica interna”, añadía.
Con ello hace alusión a la posibilidad de que el PSOE proponga que los representantes del PSC no voten en sus congresos y, por tanto, no intervengan en la elección del secretario general, como han hecho hasta ahora. El PSOE no vota al líder de los catalanes.
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