En busca y captura el ‘pequeño Nicolás’ mallorquín
Luisito Rodríguez Toubes debe cumplir siete años de cárcel por estafar 38 millones de euros
Pantalón pitillo ajustado, abrigo de marca, zapatos con lustre y un tupé cuidadosamente peinado. Así se presentó Luis Rodríguez Toubes cada día del juicio que se siguió contra él en la Audiencia Provincial de Palma, que en diciembre le condenó a siete años de prisión por haber estafado casi 38 millones de euros a un matrimonio de ancianos mallorquín. Rodríguez Toubes, un joven de 24 años conocido como Luisito o el pequeño Nicolás mallorquín, convenció a un matrimonio millonario de Llucmajor para que le cediese todo su patrimonio con la excusa de aparentar solvencia económica a la hora realizar una operación inmobiliaria. A pesar de que les dijo que les devolvería las fincas, nunca lo hizo y se quedó con 15 propiedades repartidas por toda la isla de Mallorca.
El Tribunal Supremo se reunió la semana pasada para deliberar sobre el recurso que presentó su defensa y finalmente ha comunicado a la Audiencia Provincial de Palma la ratificación íntegra de la condena de siete años de prisión por un delito continuado de estafa. Cuando los funcionarios judiciales se personaron en el domicilio designado por Rodríguez Toubes para las notificaciones, no le encontraron. Luisito ya no vivía allí y aún no ha sido localizado, por lo que el tribunal ha dictado una orden de detención para obligarle a entrar en la cárcel. El condenado sí se ha puesto en contacto telefónico con la sala para explicar que tiene la intención de ingresar en prisión, aunque no ha desvelado dónde se encuentra y en qué cárcel piensa cumplir la condena.
El mismo problema para localizarle tuvo su abogado hace unos meses cuando quiso comunicarle el primer fallo de la Audiencia Provincial porque, una vez que finalizó el juicio celebrado en noviembre pasado, Luisito se marchó de Mallorca sin dejar rastro. Barcelona y Londres eran algunos de los destinos fijados en el mapa, aunque nadie le ha seguido la pista puesto que, tras la sentencia, cerró todas sus cuentas en redes sociales, donde presumía de un tren de vida a todo lujo con exhibiciones de ropa de marca, bolsos de firma y salidas a lugares exclusivos con amigos.
Luisito es hijo de un matrimonio acomodado de Llucmajor, localidad en la que también residen las personas estafadas
Luisito es hijo de un matrimonio acomodado de Llucmajor, localidad en la que también residen las personas estafadas por el joven embaucador a quien conocían desde pequeño. "No tenían hijos y querían que su patrimonio quedara en manos de alguien de su mismo nivel", argumentó el joven sobre la pareja durante el juicio. Rodríguez Toubes ha explicado en diversas entrevistas que durante su infancia fue formado por institutrices del más alto nivel y pasó su adolescencia estudiando en prestigiosos internados ingleses. Ante los medios de comunicación también ha hecho gala de la supuesta relación de amistad que, según él, su familia mantenía con el rey Felipe. Fue recién cumplida la mayoría de edad cuando dejó de estudiar y comenzó a aumentar su patrimonio a costa de las cesiones y donaciones del matrimonio mallorquín, que le convirtieron en un joven millonario que no se escondía a la hora de mostrar su alto nivel de vida.
Sin embargo, los problemas judiciales comenzaron a asomar y Luisito se marchó a Madrid para alejarse de la vida social mallorquina e intentar escalar en la clase alta de la capital, donde los ecos de su estafa no habían llegado todavía. Poseedor de casi 38 millones de euros en propiedades, intentó hacerse un hueco entre los habituales de la crónica social, aunque la historia no acabó demasiado bien y terminó denunciado por un robo de joyas que después se archivó.
Su regreso a Mallorca para sentarse en el banquillo se produjo en noviembre del año pasado, cuando Rodríguez Toubes todavía insistía en que los ancianos —con los que no tenía ningún vínculo familiar— le habían cedido todas sus propiedades de forma voluntaria y libre sin mediar engaño. Una versión que el tribunal no creyó. Luisito no solo tendrá que cumplir siete años de cárcel, sino que tendrá que despojarse de lo que más quería: un patrimonio de 38 millones de euros.
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