Ciudadanos se enfrenta al debate interno de su estrategia tras la dimisión de Punset
El partido incluirá una ponencia política en su primera Asamblea General nacional
La dimisión de Carolina Punset como integrante de la Ejecutiva de Ciudadanos subraya el debate que próximamente afrontará el partido sobre su estrategia política. Tras iniciar su expansión por toda España en 2015, la dirección de la formación debe convocar la primera Asamblea General de su historia como partido nacional. En ella se constituirá una ponencia política que pondrá sobre la mesa algunas de las discusiones que mantienen sus dirigentes, y que se han reflejado en la baja de Punset, quien argumenta que Ciudadanos se está derechizando en Comunidades como la Valenciana; que debe defender el principio fundacional de la lucha contra el independentismo y el regionalismo; y preservar su ADN socialdemócrata.
Estos son los cuatro principales debates que afrontará un partido en el que ningún dirigente de peso discute el liderazgo de Albert Rivera. Aunque hay ejecutivos que definen a Punset como "un verso libre", su salida pone el foco sobre los debates internos de la formación.
Proyecto de centroderecha o proyecto de centroizquierda. Ciudadanos se define como un partido de centro y sus dirigentes consideran que no hay mejor demostración de la veracidad de esa etiqueta que su programa electoral. Sin embargo, desde su misma fundación es una formación con dos almas partidas entre el centroderecha y el centroizquierda. Punset abogaba por subrayar los valores sociales progresistas. Esa visión es mayoritaria en la Ejecutiva, lo que no impide que distintos dirigentes consideren esa apuesta contradictoria con la imagen que transmiten a los votantes cientos de representantes públicos que se incorporaron a Ciudadanos tras pasar por el PP. “En la Asamblea habrá una ponencia política y es bueno que haya discrepancia y libertad de opinión: nos permitirá marcar una hoja de ruta para los siguientes cuatro años”, dice Fran Hervías, secretario de Organización de Ciudadanos.
Antiindependentismo sin matices o acentos regionales para favorecer la expansión nacional. Punset, beligerante con la inmersión lingüística en valenciano o el uso de la Senyera, abandona la dirección de Ciudadanos convencida de que en el ADN del partido está "el combate inexcusable y radical del nacionalismo y el regionalismo, que no es más que una forma localista de nacionalismo". Al tiempo, otras voces relevantes piden una reflexión sobre la necesidad de evolucionar el discurso de Ciudadanos, incorporando a las esencias fundacionales (oposición al nacionalismo y discurso homogéneo en toda España) matices locales y propuestas que le permitan ser competitivo en todas las elecciones. Estos interlocutores razonan que el partido debe llenar de contenido la idea de “una España unida pero diversa” que defiende Rivera y preguntarse por qué fracasó en las elecciones autonómicas de Galicia y el País Vasco, donde no obtuvo representación. Finalmente, proponen seguir la senda de Inés Arrimadas, que ha conseguido conjugar una dura oposición al independentismo con la defensa de lo catalán, llenando su discurso de guiños locales. “Nuestros valores entorno a la unidad de España, el estado del bienestar y los derechos sociales son claros e indiscutibles”, advierte Hervías sobre los límites de la ponencia política.
Proyecto centralizado para evitar baronías o representantes autonómicos con más independencia. El revés de las elecciones autonómicas de Galicia y el País Vasco, en las que no obtuvo representación, resume muchos de los retos del partido. Distintos miembros de la Ejecutiva consultados por este diario achacan el resultado a la falta de implantación y estructuras de una formación que ha crecido a un ritmo vertiginoso. “No hay que olvidar lo que hemos conseguido, que en un año y medio hemos pasado de ser un partidito catalán a ser la tercera fuerza municipal y la cuarta nacional. Algo habremos hecho bien”, ironiza Hervías, que ha organizado Ciudadanos alrededor del principio básico de que en las Autonomías no surjan liderazgos alternativos al de su presidente, como en el PSOE. “Hay que dotar al partido de una estructura autonómica y municipal más independiente”, concede el secretario de organización. "No preparamos con tiempo las elecciones vascas y gallegas", reconoce. "Teníamos que haber tenido mucho más conocimiento, con gente de cada territorio, de la idiosincrasia del territorio para haber podido abordar un discurso mucho más cercano a las problemáticas de Euskadi y Galicia".
Madrid o Barcelona. Ciudadanos nació en 2006 y como un partido estrictamente catalán. Su entrada en el Congreso obligó a sus dirigentes a dividirse entre Barcelona y Madrid. Fuentes del máximo peso en el grupo del partido en la Cámara Baja observan que eso ha generado una fractura operativa que el partido debería subsanar en cuanto se forme gobierno. Eso ocurrirá en la próxima Asamblea General, en la que se debe renovar la dirección. La última que celebró el partido fue en 2011, cuando contaba con tres diputados autonómicos en Cataluña y un puñado de concejales. Desde entonces, Ciudadanos se ha convertido en una formación nacional, con representación en el Parlamento europeo, en el Congreso, en doce Cámaras autonómicas y en centenares de Ayuntamientos. La cita, que se producirá entre finales de 2016 e inicios de 2017, oficializará el punto de inflexión que ya vivió el partido en 2015: de Ciutadans, a Ciudadanos.
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