Los críticos vetarán cualquier pacto de Sánchez con los independentistas
Los líderes territoriales mostrarán su rechazo en el comité federal del 25 de septiembre
La batalla latente en el PSOE estallará con toda crudeza si de manera formal el secretario general, Pedro Sánchez, explora un posible pacto de investidura con Podemos que requiera también el apoyo de los partidos independentistas, aunque lo haga sobre la base de que estos dejen a un lado la reivindicación del derecho a la autodeterminación. Sánchez tiene pendiente reunirse con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y con el de Ciudadanos, Albert Rivera. La formación de Iglesias está dispuesta a ejercer una labor de intermediación entre el PSOE y los partidos nacionalistas para evitar que se celebren unas terceras elecciones.
Si el secretario general del PSOE avanza en la propuesta de una mayoría que le haga presidente con el apoyo de los partidos independentistas catalanes —ERC y el PDC, antigua Convergència— se encontrará con el rechazo de numerosos líderes territoriales en el comité federal que se celebre tras las elecciones vascas y gallegas del próximo día 25. Así lo aseguran los principales dirigentes territoriales socialistas en conversación con EL PAÍS, a pesar de que hasta ahora han evitado el enfrentamiento público y cara a cara.
Estos dirigentes dan por seguro que una votación en el comité federal sobre esa propuesta de gobierno con los nacionalistas y Podemos sería rechazada. No son esas las cuentas de la dirección del PSOE, que invoca, además, la posibilidad de una consulta a los militantes; pero por ahora, en cualquier caso, la cúpula recalca que Sánchez “siempre ha respetado el mandato del comité federal” y que esas conversaciones ni siquiera se han producido.
Ese diálogo aún está inédito por el parón que ha supuesto la campaña electoral en Galicia y el País Vasco, que, además, propicia todo tipo de especulaciones sobre los planes que pueda tener Pedro Sánchez. Los líderes territoriales consultados rechazarán esos planes si no se respeta “la coherencia” de lo aprobado en el comité federal del pasado diciembre. La resolución que salió de aquel comité federal decía esto: “La autodeterminación, el separatismo y las consultas que buscan el enfrentamiento sólo traerán mayor fractura a una sociedad ya de por sí divida. Son innegociables para el Partido Socialista y la renuncia a esos planteamientos es una condición indispensable para que el PSOE inicie un diálogo con el resto de formaciones políticas”. Pero los dirigentes consultados rechazan ahora cualquier pacto con los independentistas, incluso aunque estos renunciaran previamente a su exigencia de un referéndum.
Diálogo roto
Con el resultado de las elecciones del 26 de junio, en las que el PSOE perdió cinco diputados frente a las anteriores del 20 de diciembre, estos líderes territoriales consideraron que el debate sobre un eventual Gobierno presidido por su secretario general estaba enterrado y zanjado. “Con 85 diputados no se puede gobernar”, señaló la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, en el comité federal del pasado 9 de julio y lo repitió hace 48 horas.
La opción preferida para Sánchez sigue siendo un pacto con Ciudadanos y Podemos, pero Albert Rivera se mantiene en la defensa de que el PSOE se abstenga ante una nueva investidura de Mariano Rajoy y que el Gobierno empiece a andar con los tres partidos desde la oposición fiscalizando a un Ejecutivo débil del PP. Mientras las reuniones no se produzcan, los presidentes autonómicos del PSOE no pueden más que esperar y advertir sobre lo que no están dispuestos a aceptar. La situación se agrava por cuanto que el diálogo entre la mayor parte del poder institucional del PSOE y el secretario general está roto.
Sánchez se muestra, en privado, sumamente escéptico sobre un pacto con Podemos, pero el partido de Pablo Iglesias está dispuesto a hacer de intermediario entre el PSOE y los partidos independentistas para que estos voten la investidura de un presidente socialista sin poner condiciones que toquen el conflicto territorial. Aunque en Podemos reconocen que no hay garantías de que esa operación se salde con éxito, lo van a intentar para evitar nuevas elecciones, señalan fuentes de la dirección de ese partido.
Sin embargo, ni siquiera “gratis total” aceptará el comité federal un pacto con los partidos independentistas, según un dirigente crítico con Sánchez que augura que en ese rechazo frontal estará la mayoría del órgano del partido. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se muestra “seguro” de que su partido no intentará formar Gobierno apoyándose en esos partidos, y subraya que en algunos casos las formaciones independentistas son “tan de derechas y tan corruptas” como el PP. Según García-Page, “nadie [en el PSOE] intentará llegar a un acuerdo, ni en A ni en B, con quien quiere romper el país”. En esa misma posición están los otros presidentes socialistas consultados.
Ibarra: “Si gobernamos con ellos, me doy de baja”
Desde las elecciones del 26-J numerosos presidentes autonómicos socialistas confiaban en que fuera Pedro Sánchez quien propusiera la abstención en la investidura de Mariano Rajoy, y ellos le apoyarían. No sucedió así. “La actitud del PP no facilita acercarse a ellos. Si el PP quiere hacernos un torniquete para ver si empujamos a Sánchez y que salga la investidura de Rajoy, van dados”, dijo ayer el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page.
Pero tampoco nada con Podemos. “Si gobernamos con Podemos y los independentistas, me doy de baja en el partido”, dijo el expresidente extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra. La dirección guarda silencio, pero oficiosamente lanza el lamento de lo insólito que es que medio partido no quiera que gobierne su partido.
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