PP y PSOE, paralizados a la espera de lo que ocurra en Galicia y País Vasco
Los resultados del 25-S serán el único factor que remueva el estancamiento político
En un escenario político estancado, las elecciones autonómicas gallegas y vascas aparecen en el horizonte inmediato como el único acontecimiento que puede servir para remover las aguas. Los partidos centran a partir de este viernes sus esfuerzos en estas dos comunidades autónomas y relegan cualquier intento de desbloqueo a conocer los resultados del 25-S.
Galicia, más que el País Vasco, puede ser el laboratorio en el que los partidos ensayen sus estrategias y confirmen sus expectativas. En el caso del PP, además, con un doble objetivo: Alberto Núñez Feijóo aceptó a regañadientes volver a repetir como candidato. Tenía por delante el duro objetivo de revalidar una mayoría absoluta. Se trataba del único resultado válido para seguir gobernando en una comunidad en la que el Partido Popular mantiene con fuerza la primera posición pero no puede plantearse buscar la complicidad o el acuerdo con el resto de fuerzas políticas.
Si se confirma el sondeo del CIS y Núñez Feijóo logra de nuevo la mayoría absoluta, reforzará su ascendencia nacional en el PP de cara a un posible relevo en el futuro de Mariano Rajoy. Un retroceso en votos o la pérdida del Gobierno gallego habría supuesto un duro golpe a sus aspiraciones.
Mariano Rajoy se beneficiará también de esa victoria, si finalmente se produce. Lo traduciría en un apoyo directo a sus intentos de sacar adelante un Gobierno en Madrid. La primera prueba directa de que el electorado conservador sigue fiel al PP.
Pedro Sánchez se juega mucho en estos comicios, y a buen seguro se dejará la piel en ambas campañas. Especialmente en Galicia, donde impuso una dirección renovada del partido, y nueva candidatura, en contra de la voluntad de los pesos pesados del PSdeG. El CIS sugiere que los socialistas mantendrían la segunda posición, pero con una pérdida de dos escaños. No es mucho, y da aliento a Sánchez para intentar remontar. Tras su negativa a la investidura de Rajoy, el líder socialista presentará al PSOE como el único partido capaz de frenar al PP frente a otras alternativas de izquierdas.
Por eso resultará significativo el resultado que coseche, por partido interpuesto, Podemos. La formación de Iglesias aceptó finalmente subsumirse en la coalición de En Marea, en un papel secundario, para salvaguardar sus opciones. El CIS les sitúa en tercera posición, pero con un peso relevante.
Ciudadanos tendrá escaso peso. Como mucho, podría hacerse con un escaño. Sus aspiraciones, en cualquier caso, de resultar relevantes para apuntalar un Gobierno de Feijóo se difuminan bastante si se confirman los resultados del CIS.
El País Vasco es un ecosistema electoral completamente diferente. Iñigo Urkullu ha sabido mantener lar relevancia del PNV en esta comunidad, que se traduce en la idea indiscutida de que cualquier intento de formar Gobierno corresponde casi en exclusiva a los nacionalistas. Por su peculiar forma de investir al candidato, en la que gana el más votado y no es posible votar en contra —solo plantear un candidato alternativo—, Urkullu no lo tendrá difícil. Es una idea lejana que Bildu y Podemos defiendan una propuesta conjunta que le pueda hacer frente. Y si el PNV necesita un socio, mirará, como ha hecho tradicionalmente, al PSE.
En el caso de los socialistas, sus resultados en el País Vasco, donde el CIS les atribuye una pérdida de la mitad de sus escaños (de 16 a 8), lo que obtengan el próximo 25-S servirá para medir su peso electoral y su relevancia en una comunidad donde llegaron a gobernar y donde durante muchos años se mantuvieron como segunda fuerza. Según el sondeo, podrían llegar a ocupar la cuarta posición, lejos de los resultados de Podemos.
Finalmente, habrá que atender con atención la pugna entre Podemos y Bildu. La formación de Iglesias se presenta con una candidata muy atractiva, Pili Zabala, y un mensaje más centrado en las políticas sociales que en el conflicto independentista. La prohibición de los tribunales de que Arnaldo Otegi pueda ser el candidato de la izquierda abertzale, sin embargo, ha aportado a este sector el victimismo necesario para aspirar a cierta remontada.
El PP quedará mal situado en Euskadi, pero apenas afectará ese resultado al panorama nacional, donde desde hace mucho se da por descontado la posición marginal de los conservadores en la contienda electoral vasca. Galicia y País Vasco votarán en clave autonómica, pero sus electores son conscientes de que el resto de España analizará con lupa unos resultados que, más que nunca, tendrán una traducción directa e inmediata en la política nacional.
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