Las vacaciones escolares de otoño se imponen en Europa
Los alumnos de Cantabria descansarán en noviembre, igual que los de Francia, Alemania, Inglaterra o Finlandia. España sigue en cabeza en semanas libres en verano
Cantabria está en la onda del resto de Europa con su nuevo plan de vacaciones escolares. Los alumnos de primaria y secundaria de 24 países del continente hacen un primer descanso en otoño, como los niños y adolescentes cántabros. Es lo que refleja un estudio de Comisión Europea sobre los horarios del curso 2016-17, publicado este martes. Los alumnos españoles están en el grupo de los que tienen más semanas libres en verano, junto con los chicos de otras 12 naciones.
Asistir a clase sin descanso hasta Navidad es lo normal en España, pero no en Europa. La mayoría de países tienen una pausa escolar en el primer trimestre de clase. Es la fórmula que acaba de implantar Cantabria, la primera región española que varía el calendario e incluye una semana de vacaciones cada dos meses de clase.
El informe Organización del calendario escolar en Europa analiza los tiempos de clase y de descanso en educación primaria y secundaria en todo el continente. Además de los 28 de la UE, añade otros nueve países, como los nórdicos, Suiza o Turquía, entre otros. En total son 37 naciones.
Casi todos apuestan por un descanso otoñal —al margen del resto de vacaciones—, aunque con distinta duración. Hay algunos países que tienen menos de una semana, como ocurre con los tres días de Islandia o los cinco que prevé Finlandia. Hasta 17 países paran durante una semana, como Bélgica, Luxemburgo, Noruega o Lituania, entre otros.
Suiza y Francia, los que más paran en otoño
Entre los que más descansan están Francia, con dos semanas, o Suiza, con tres. Y en el grupo de los que no paran hasta diciembre, además de la mayoría de las comunidades de España, coincide la mayoría del sur de Europa (Portugal, Italia o Grecia).
Cataluña se suma al debate abierto por Cantabria
El debate de los horarios escolares planea sobre el inicio del curso en Cataluña. La consejera de Enseñanza, Meritxell Ruiz, dejó entrever ayer en una entrevista en Catalunya Ràdio, un posible cambio al asegurar que las 175 jornadas lectivas actuales “podrían distribuirse de otra forma”. El tema de los horarios y la duración de las vacaciones está sobre la mesa en varios ámbitos catalanes: será uno de los temas que abordará en octubre su Consejo Escolar y se tratará dentro de la reforma horaria que adelanta la propia Generalitat.
Los sindicatos catalanes se oponen a acortar las vacaciones. “El verano mediterráneo no es para ir a la escuela, es para veranear”, aseguró Ramont Font, portavoz de Ustec. “En Finlandia entiendo que en septiembre no hay ningún problema, pero pongan a 36 niños de la ESO en un espacio muy pequeño a 29 grados a ver qué pasa”, añade.
Cataluña ya vivió un intento de cambio en las vacaciones. En 2011, el entonces consejero Ernest Maragall puso una semana de descanso en marzo para las escuelas. La semana blanca duró sólo un año por problemas de conciliación para las familias y por el alto precio que tenían las colonias ofertadas.
Los 93.438 alumnos cántabros pararán las clases entre el 1 y el 6 de noviembre. La iniciativa de esta comunidad llega por primera vez este curso tras aprobar el plan el pasado junio y abrir un debate no exento de polémica. Entre otros motivos, porque las familias no participaron en la elaboración del nuevo plan. Es más, lo conocieron a través de la prensa.
El consejero de Educación cántabro, Ramón Ruiz (PSOE), defendió entonces que su fórmula era mejor porque “racionaliza los tiempos lectivos con periodos más equilibrados para el alumnado” y subrayó además que permite más evaluaciones y que los profesores puedan “reflexionar ya antes de la Navidad sobre elementos correctores si va mal”. Prometió abrir “los centros suficientes” para atender a los alumnos que quieran hacer actividades extraescolares o que no se puedan quedar en casa porque sus padres trabajan.
Pedagogía y deberes
Las familias cántabras siguen pendientes de conocer las ventajas pedagógicas de este modelo, como pidieron en junio. “Aún no sabemos nada nuevo, valoraremos cómo funciona el curso y cómo les va a los chicos”, explica Leticia Cardenal, presidenta de la Fapa de Cantabria, la federación de padres y madres de la escuela pública. “En los centros en los que hemos preguntado no tienen constancia de que vaya a haber comedor en junio y en septiembre como nos habían prometido”, señala.
“La solución no pasa por poner semanas alternas de vacaciones con muchos deberes para que no pierdan el ritmo”, añade José Luis Pazos, presidente de la confederación estatal de familias de la pública, Ceapa, que reclama “un estudio real de las necesidades del alumno”.
Entre los sindicatos docentes, UGT reclama una modificación del modelo de calendario escolar español, con una distribución de los días “más racional”. Tanto UGT como CC OO consideran que los cambios serían favorables para el rendimiento tanto de los alumnos como de los profesores. “El calendario de Cantabria nos parece razonable siempre que mantengan abiertos los centros con servicios complementarios que permitan atender a los alumnos sin implicar a los profesores”, añade Francisco García (CC OO). “Somos defensores del calendario actual de España por tradición y cultura, pero no nos parece mal que haya comunidades que lo cambien si hay consenso”, rebate por su parte Nicolás Fernández, del sindicato ANPE.
Concentrar el grueso de las vacaciones en verano sitúa a España entre las que más semanas descansan en ese periodo. Con 12 semanas de media de parón, se sitúa a la par de Italia, Portugal, Malta, Turquía o Irlanda, entre otras, todas con entre 12 y 13 semanas. Países como Finlandia, Suecia, Grecia, Chipre o Croacia tienen entre 10 y 11. A la cola, con siete semanas o menos, están Dinamarca, Alemania o Inglaterra.
El número de días de clase del curso varía entre los 162 días en Francia y los 200 de Dinamarca e Italia. La mitad de los países dan entre 170 y 180 días lectivos. En España son 175. En general, el número de días de clase es el mismo en primaria y la educación secundaria en Europa, aunque con algunas excepciones: en Bélgica, en la etapa de educación secundaria superior de Francia y en Bosnia Herzegovina, los alumnos mayores tienen más jornadas de trabajo en las aulas.
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