José María Aznar, mayo de 1996, una investidura respetuosa y pacífica
El candidato dejó de lado la crispación de la anterior legislatura para centrarse en las autonomías
El cuarto presidente de la democracia, José María Aznar, otorgó una gran importancia en su discurso de investidura, en 1996, a la preocupación por el Estado autonómico. Sobre todo, al papel de las autonomías y a la reforma del sistema de financiación de la comunidades. No se olvidó del impulso económico y la convergencia con Europa, y se comprometió a mantener el pacto de solidaridad que incluía el carácter universal de la educación y la sanidad, las pensiones y la protección social.
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