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Despedidas ‘non gratas’ en Tarifa

La localidad se suma a los municipios con normas contra el descontrol de fiestas de solteros previas a la boda

Chicas en una despedida de soltera en Tarifa (Cádiz). JUAN CARLOS DEL TORO EL PAÍS
Jesús A. Cañas

En Tarifa (Cádiz) están hartos de tocados explícitos, disfraces imposibles, megáfonos, alcohol sin medida y hasta bandas de música. Esos son algunos de los medios empleados por las despedidas de soltero que han llevado a la localidad gaditana a decir basta. Su Ayuntamiento es el último en sumarse al control de este tipo de eventos que, en los últimos años, han proliferado sin medida. Pero no es la única ciudad que ha decidido poner coto a esta forma de turismo salvaje. Madrid, Salamanca, Logroño, Mojácar (Almería), Granada o Conil (Cádiz) ya han ideado distintas medidas para unos eventos difíciles de frenar.

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De momento en Tarifa se muestran decididos a ser “contundentes” en la aplicación de las ordenanzas municipales y de la legislación de orden público para intentar disuadir a novios descontrolados. “No estamos en contra de las despedidas de soltero en general, las que molestan son las incívicas”, aclara Francisco Ruiz, alcalde de la localidad. El regidor socialista habla de “gritos, actitudes y disfraces indecorosos” que cada vez se han hecho más comunes en la ciudad. “Este tipo de actitudes proyectan una mala imagen de la localidad e interfiere en la vida diaria de los tarifeños”, añade el alcalde.

Máximo Portolotti, dueño del hostel Pink House Tarifa, va más allá al considerar que “son una payasada que se puede evitar porque ni son bonitas, ni dejan dinero ni dan nada bueno del pueblo”. La intención del Ayuntamiento es emplear a fondo a la policía local para que aplique con mano dura las ordenanzas municipales de protección del medio ambiente acústico y de convivencia. La primera prohíbe los sonidos superiores a los 70 decibelios durante el día. Y después de las 23.00, todo tipo de ruidos. Con ello, controlarán “los gritos y el uso de megáfonos, habituales en estos grupos”, según el alcalde. Con la ordenanza de convivencia pretenden controlar “disfraces indecorosos u ofensivos”. Por ello, Ruiz ya avanza que van “a afinar más” la norma para que quede clara la prohibición.

Si deciden cambiar la ordenanza, se sumarán a una medida que ya tomó Mojácar cuando prohibió “diademas de penes” o mostrar públicamente “actitudes indecorosas con muñecas hinchables”. De hecho, uno de los problemas más comunes que se encuentran los consistorios es la dificultad de regular este tipo de fiestas. “No tienen una clasificación específica como tal, por tanto no se pueden prohibir”, reconoce Ruiz. En su lugar, tan solo queda endurecer el control o puntos de las normas municipales.

Unas celebraciones toleradas en otros puntos de Cádiz

No todos los Ayuntamientos del litoral gaditano ven a las despedidas de soltero como una amenaza. En El Palmar (dependiente de Vejer de la Frontera), donde el pasado sábado se pudieron ver en la playa más de 15 grupos de amigos de despedida procedentes de Sevilla, Huelva o Madrid, aún no hay previsto tomar medidas.

El alcalde José Ortiz considera que no son significativas ya que, de momento, “no hay constancia de quejas vecinales” al respecto. Igual ocurre en El Puerto de Santa María. “En estos momentos no son tan abundantes y no generan muchos problemas”, explica la delegada municipal de Turismo, Silvia Valera.

Son precisamente los disfraces indecorosos los que indignan a vecinos y empresarios como Ernesto González, propietario del restaurante El Burgato. “No tengo nada en contra de las despedidas, lo que no me gustan son las malas actitudes”, explica. Cree que ese tipo de disfraces supone una falta de respeto “hacia los demás visitantes y hacia los vecinos”. Stefan Wganer, gerente del chiringuito Agua en la playa de Los Lances, también entiende que muchas fiestas de este tipo “son una falta al buen gusto”.

Ruiz reconoce que para que la contundencia sea efectiva necesita el apoyo de los empresarios “ya que sin ellos no podemos hacer nada”. En Tarifa el Ayuntamiento asegura que el consenso social es amplio. González reconoce que han optado por no aceptarlas en su bar y Wagner aclara que en su chiringuito no están permitidos determinados disfraces. “Muchos establecimientos hemos optado por proteger al cliente”, cuenta.

Pero en Tarifa hay también negocios especializados en estas fiestas. DiAdiós, gestionada por Carlos Damas, es una de ellas. Por ello, el empresario pide que “no se satanicen las despedidas” con medidas “desmesuradas”. Cree que la clave está en el control: “Nosotros pasamos a los clientes una hoja de conducta antes de llegar al pueblo y les acompañamos durante la fiesta para evitar comportamientos inadecuados”. “Me parece desproporcionado que se vaya contra una despedida por ir disfrazado. Cualquier grupo de chavales no va a Tarifa a rezar, va de fiesta”, explica Damas.

En Conil, otro de los municipios de la zona saturado de despedidas, decidieron atajarla hace un año: intensificó el control tanto a los organizadores, como a locales de hostelería y llegó a amenazar con poner en conocimiento de Hacienda la existencia de aquellas casas de alquiler que acogieran a estos grupos, para averiguar su legalidad. Hoy, la ciudad sigue siendo punto de encuentro de estos grupos, aunque vigilados de cerca por la policía local. Ahora, en Tarifa esperan que el anuncio sirva para remarcar que prefieren despedidas tranquilas.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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