Absuelto un guardia civil que mató a tiros a un conductor
La familia de la víctima, que sufría trastorno bipolar, alega que el coche estaba casi parado
El Tribunal Supremo ha confirmado la absolución del guardia civil David C. R,. que el 15 de junio de 2009 mató de tres disparos, al término de una persecución policial en Villamanta (Madrid), a Ricardo Hernández Caballero, un vecino de Cadalso de los Vidrios diagnosticado de trastorno bipolar y que en el momento de los hechos sufría un brote psicótico.
El alto tribunal ha desestimado la admisión a trámite del recurso interpuesto por la familia de la víctima, que adujo indefensión al habérsele denegado como prueba la transcripción de las conversaciones entre los agentes que participaron en la persecución y la Central Operativa de Servicios (COS) de la Guardia Civil, y al no haberse interpretado correctamente los informes periciales sobre la distancia de los disparos, la velocidad máxima que pudo alcanzar el vehículo en el momento del incidente y la inspección ocular que determinó que éste tenía metida la primera marcha.
El Supremo asegura que las grabaciones, previas al momento de la muerte, no eran relevantes y, además, no pudieron incorporarse al sumario por imposibilidad técnica, pues solo se conservaban los datos y no el contenido de las conversaciones; y agrega que el jurado ya valoró los informes periciales y llegó a la conclusión de que el agente “actuó en legítima defensa para impedir el atropello de un compañero y en cumplimiento de sus funciones”. La acusación, por su parte, sostenía que el guardia disparó a escasa distancia —cuatro tiros, de los que tres impactaron en el conductor— y cuando el vehículo ya se hallaba prácticamente detenido, por lo que entendía que no cabía hablar de legítima defensa.
El jurado, por su parte, concluyó que el agente disparó después de que el conductor protagonizara una persecución que se prolongó por carreteras de las provincias de Ávila, Toledo y Madrid, en la que provocó varios accidentes de tráfico, cuando este trataba de escapar a un control de la Guardia Civil y en el convencimiento de que, solo abriendo fuego, podría evitar que un compañero, que estaba herido en el suelo, “fuese atropellado de nuevo”.
El abogado del agente, Antonio Suárez-Valdés, ha expresado sus condolencias a la familia del fallecido pero ha reiterado que su cliente actuó en defensa de un compañero.
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