Sánchez admite que se equivocó al llamar “indecente” a Rajoy
El líder del PSOE centra sus críticas en Iglesias: "Hay muchos votantes de Podemos que le han descubierto ahora para mal"
Pedro Sánchez ha reconocido este miércoles que se equivocó cuando calificó de "indecente" al presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, en el cara a cara que mantuvieron en la campaña electoral del 20-D. Rajoy le replicó, entonces, tachándole de "ruin, mezquino y deleznable". "Yo también he aprendido de las elecciones. Podría haber usado otra expresión... Yo creo que ese día me equivoqué. Los españoles están hartos del y tú mas", ha admitido el dirigente socialista durante una entrevista en la COPE. El secretario general del PSOE ha puesto de ejemplo de los puntos de encuentro entre su partido y el PP el pacto antiyihadista que él mismo propuso o la defensa de la unidad territorial del país. "Aquí [el PP] ha contado siempre con el apoyo del PSOE", ha señalado Sánchez, aunque, acto seguido, ha marcado distancias con las políticas del Ejecutivo.
Más allá de las alusiones al PP, los reproches de Sánchez a Pablo Iglesias centran y centrarán el discurso del PSOE hasta las elecciones del 26 de junio. El secretario general de los socialistas ha vuelto a culpar al líder de Podemos de la repetición de las generales al haberse negado a apoyar su investidura como presidente del Gobierno. Una postura, ha recalcado Sánchez, que ha perpetuado a Mariano Rajoy y al PP al frente del Ejecutivo, aunque sea en funciones. "Iglesias puede que viva mejor con Rajoy como presidente del Gobierno que conmigo, pero los millones de españoles que le votaron, no. Este bloqueo no es contra mí; es contra la recuperación de la universalidad de la sanidad pública, la defensa de la educación pública, la reforma de la ley electoral y la recuperación de los convenios colectivos, entre otras cuestiones", ha argumentado Sánchez.
Las críticas a Iglesias monopolizan la estrategia del PSOE, a corto y medio plazo: "Hay muchos votantes de Podemos que han descubierto ahora a Iglesias para mal. Es él quien cierra la puerta a un Gobierno del cambio". "El problema de Iglesias han sido los sillones. Se ha descubierto en estos cuatro meses que es un político inflexible", ha afirmado Sánchez. El aspirante socialista a La Moncloa lamenta que las tesis de Iglesias y Juan Carlos Monedero se hayan "impuesto" a las del sector liderado por Íñigo Errejón. "En Podemos ha habido un debate serio sobre su posición respecto a un posible presidente socialista. Al final ha habido un desplazamiento del ala moderada de Errejón y se ha impuesto el ala dura". El responsable del PSOE ha incidido sobre la división dentro del partido emergente. "Constato que en Podemos hay dos almas, la moderada, que representa Errejón y ahora mismo es minoría, y el ala dura que representan Iglesias y Monedero".
La falta de consenso con Podemos lleva a Sánchez a la conclusión de que "cuanto más fuerte esté el PSOE, más opciones de cambio habrá". Una declaración de intenciones que evidencia que Ferraz dedicará muchísima más atención al flanco izquierdo de su electorado en la próxima campaña electoral que en la de diciembre. "Podemos nació con una intención transversal. Yo voy a hacer una campaña transversal", ha argumentado, de nuevo con una referencia al adversario que busca erigirse como el referente de la izquierda española.
Para ello, se antoja crucial que Podemos cierre un acuerdo con Izquierda Unida, formación con la que descartó unir fuerzas en las últimas generales. "En política dos más dos no son cuatro. ¿Por qué Iglesias quiere ir ahora junto a una organización que ha criticado durante meses? Porque los datos de Podemos son demoledores. Hay una caída de las expectativas de Iglesias muy sustantiva. Para levantar el pésimo resultado de la actitud de esos cuatro meses busca un acuerdo con IU", ha apuntado. "Qué más da que se presenten juntos si lo que importa es qué se hace al final con esos escaños. Los votantes progresistas saben que si se vota a Iglesias se perpetúa al PP", ha zanjado.
Sánchez también ha valorado su contraoferta a Compromís, en la que sería presidente de un Gobierno con independientes vinculados a Ciudadanos y Podemos. El partido de Mònica Oltra no la aceptó, entre otras razones, porque el PSOE pidió que se garantizara el apoyo durante dos años a los presupuestos que presentara. A cambio, Sánchez se comprometía a someterse a una cuestión de confianza en junio de 2018.
El pasado 18 de diciembre, el último día de la campaña electoral del 20-D, Sánchez dejó clara su preferencia por un Ejecutivo integrado en exclusiva por el PSOE. "Quiero un Gobierno de un color y para eso hay que ganar las elecciones", afirmó en un acto en Barcelona.
Su postura inicial varió conforme avanzaban las semanas y no era capaz de sumar los apoyos necesarios para ser investido presidente. A mediados de marzo, el dirigente socialista abogó por un Gobierno paritario, que ya no sería monocolor y que contaría con independientes de prestigio. Sánchez lo definió como "un Gobierno partidista y transversal, que valga para el centro derecha y la izquierda".
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