La última oportunidad de UPyD
El partido defiende en las elecciones vascas su último diputado autonómico y afronta en un congreso extraordinario del 2 de abril la elección de un nuevo líder
UPyD afronta un momento decisivo para la supervivencia de sus siglas. Desde el inicio de 2015, la formación de centro se ha quedado sin representación en las 14 elecciones autonómicas celebradas, además de en las elecciones generales. Gorka Mainero y Fernando Castellano presentan su candidatura a pilotar el futuro del partido en el Congreso Extraordinario del 2 de abril. Los dos acuden a la cita sabiendo que Rosa Díez ha pedido "un final digno" para el partido y que las elecciones vascas de 2016 marcan si tiene algún futuro: según el último euskobarómetro, UPyD no renovará su escaño en el Parlamento Vasco, con lo que la voz de la formación se apagará en todas las grandes instituciones españolas. Es la única en la que mantiene representación.
"Esa encuesta se hace en un momento en el que UPyD está en un momento crítico, en el que algunos de los líderes del partido defendieron la disolución", argumenta Mainero sobre un sondeo que se realizó entre el 19 y el 31 de enero, justo después de que el exdiputado Carlos Martínez Gorriarán pidiera un Congreso de disolución de la formación por sus malos resultados electorales. "Las cosas han cambiado, y mucho", asegura. "Estamos en buen camino. Hemos pasado una mala época, pero estamos en un proceso de fortalecimiento, revitalización y renovación", sigue el diputado autonómico vasco, que está al frente de la formación de forma interina desde la dimisión de Andrés Herzog, que fue el candidato de UPyD a las elecciones generales. "Somos optimistas. Las elecciones vascas son una muy buena oportunidad para relanzar UPyD tras un año en el que hemos tenido muy malos resultados", añade. "Es el momento de la cantera de UPyD, que son los que con sus ideas renovadoras tienen que sacar adelante el partido".
Con el 0,6% de los votos, UPyD se quedó fuera del Congreso en las elecciones generales del 20-D. El agudo retroceso frente a los resultados de 2011 (4,69% de los votos y cinco diputados) marcó el punto culminante de una crisis que jalonó 2015 de dimisiones, ceses, expulsiones y batacazos electorales. La formación ha tenido que abandonar sus personaciones judiciales en casos de corrupción política por sus problemas económicos. El trasvase de votantes, afiliados y cuadros intermedios hacia Ciudadanos ha sido constante. El partido ha tenido que cerrar casi todas sus sedes. Dos de sus tres eurodiputadas, Beatriz Becerra y Maite Pagaza, esperan noticias de la dirección nacional sobre el futuro del partido. La tercera, Teresa Giménez Barbat, mantiene su fidelidad a las siglas, pero ya se ha incorporado al grupo de Ciudadanos Europeos, en el que también se integran los dos eurodiputados del partido de Albert Rivera.
Como consecuencia, la misma supervivencia de UPyD está en juego. Ya no está Díez. Tampoco Herzog. Las voces que le dieron prestigio en las instituciones piden hoy que se disuelva para que pueda volver a resurgir con otras siglas y en circunstancias más favorables. El Congreso Extraordinario y las elecciones autonómicas vascas deciden su futuro.
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