Detenido el tercer sospechoso por la muerte del empresario canario
El arrestado es un ciudadano de nacionalidad cubana huido a la capital tras el crimen
Un hombre de nacionalidad cubana ha sido detenido en Madrid por su presunta implicación en la muerte del empresario canario Raimundo Toledo, secuestrado y lanzado dentro de su vehículo en llamas a un barranco del sur de Tenerife el pasado 15 de diciembre. El sospechoso, quien había huido de la isla tras los hechos, es el tercer arrestado por este crimen.
La Policía Nacional y la Guardia Civil, que trabajan conjuntamente en el esclarecimiento del caso, comenzaron a seguir la pista de esta tercera persona tras el crimen. Antes de este último arresto, pocos días después de la muerte de Toledo, los agentes detuvieron a una mujer, también de nacionalidad cubana, y a un hombre de origen australiano y residente en Tenerife desde hace años, sobre el que constan antecedentes por delitos menores.
Según fuentes cercanas a la investigación, que se encuentra bajo secreto de sumario, este último individuo negó en su declaración ante el juez su participación en los hechos, aunque admitió haber tenido algún "conocimiento". Tanto él como la mujer se encuentran en prisión preventiva.
La principal hipótesis los investigadores barajan es la de que el secuestro fuera realizado por encargo, por lo que las pesquisas se centran ahora en determinar quién o quiénes pudieron haberlo ordenado. Los resultados de la autopsia practicada en las últimas horas apuntan a que Raimundo Toledo falleció por un infarto antes de ser arrojado al barranco en el maletero de su coche, donde el cuerpo apareció calcinado y sin pies ni manos. Una circunstancia que cambiaría la calificación del delito al que se enfrentarían los acusados, que pasaría de asesinato a homicidio.
Las citadas fuentes indican que la intención inicial de los captores habría sido la de extorsionar al empresario, tío del actor y activista Willy Toledo, pero al constatar que había muerto decidieron amputar sus extremidades y lanzarlo en el coche para intentar eliminar pruebas. "Lo que acabaron haciendo fue algo propio de unos chapuceros a los que los acontecimientos sobrepasaron", añaden las mismas fuentes.
El suceso ha causado preocupación entre los empresarios del sur de Tenerife. "Hemos extremado las precauciones en el negocio. Por las noches, cuando lo cierro, lo hago siempre acompañado de siete u ocho personas. Estamos con la alerta puesta", señala uno de ellos, que prefiere no revelar su identidad por temor a las consecuencias.
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