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No aceptamos propaganda electoral

Las fuerzas insurrectas son integradas por la democracia para desposeerlas de potencial revolucionario, eso pasa con Podemos, la CUP, etcétera

Carteles en Barcelona de la Federacion Anarquista de Catalunya.
Carteles en Barcelona de la Federacion Anarquista de Catalunya.ALBERT GARCÍA (EL PAÍS)

Hace seis campañas para las generales, este diario publicaba un artículo del teórico ácrata Agustín García Calvo titulado ¡No vote! ni deje de votar. Hay cosas que hacer. Corría el 24 mayo de 1993 y el histórico opositor a la dictadura se mostraba ahora históricamente opuesto a la democracia: "Si todavía se cree usted que en unas elecciones democráticas se está jugando algo que le importe al público para nada, entonces este anuncio no vale para usted. Ande y vote".

Textos como ese me han iluminado y convencido de que las elecciones son una estafa. Debo por tanto hacerle al lector la misma advertencia garciacalviana: si a usted le parece que votar es elegir libremente el destino de su nación (¡ja!) esta crónica sobre el pasquín anti-elecciones que escribió mi comadre no vale para usted. Ande y vote.

"¿PROPAGANDA ELECTORAL? No, gracias. No aceptamos correo comercial, no confiamos en los milagros publicitarios, no vemos la televisión y no vamos a votar". Marga estudió Filosofía y posee la gran virtud de la radicalidad crítica, y eso es contagioso. Ambas frecuentamos el Ateneo Libertario de Sants, ese al que la policía le echó la puerta abajo a las siete de la mañana el pasado 28 de octubre. "Por todo ello, no aceptamos propaganda electoral. Luchamos cada día por recuperar lo que la democracia nos quita: la politización. Nuestras vidas se resisten a ser el objeto de dominio de un nuevo mesías político". El primer día de campaña me la encontré en el puesto de libros que los anarquistas del barrio ponen en la plaza de Sants. Iba yo buscando alguna propaganda, pero propaganda abstencionista, cuajada de rotundos noes que espolearan mi propia capacidad de negación, ese órgano que tenemos atrofiado por el desuso. "El capitalismo absorbe las tensiones subversivas integrándolas en su sistema; esto ocurrió en la Transición y ocurre ahora: las fuerzas insurrectas son integradas por la democracia para desposeerlas de potencial revolucionario. Los protagonistas de estos intentos por disuadir las fuerzas que genera el malestar social tienen nombre y apellidos: Podemos, la CUP, etcétera”. Me dijo que la Federación Anarquista de Cataluña había imprimido carteles y trípticos y grabado un vídeo no llamando a la abstención sino a la lucha diaria, porque total, no votar sirve para tan poco como votar. Añadió:

—Yo además he escrito esto, pero me han dicho que el lenguaje puede sonar raro y difícil.

Marga se encoge de hombros y yo le cojo un pasquín del montón. Le digo que lo voy a poner en una crónica. Me dice que ni hablar porque es muy malo. Le digo que eso de raro y difícil es el modo de tachar a lo que está dicho con literalidad y sin retórica. Me dice que entonces le cambie el nombre. ¿Al pasquín? No, a ella, porque no se escribe contra el asqueroso faranduleo electoral para luego convertirse una misma en carne de cañón mediática, me dice y me contagia, y siembra en mí el deseo de poder contagiarlos de su literalidad y de su asco a todos ustedes.

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